Como hienas contra la realidad climática
En Nueva York tendrá lugar la mayor cumbre de negacionistas del cambio climático, del 8 al 10 de marzo. Están financiados por la petrolera ExxonMobil y organizado por el Instituto Heartland, junto a otras 40 entidades al servicio de los intereses del sector energético.
Conviene recordar que en la junta directiva de Heartland está Thomas Walton, director de política económica de General Motors, segundo fabricante de automóviles del mundo que en octubre pidió a Bruselas que fueran menos estrictas las exigencias de emisiones de CO2 para los coches que circulan por Europa.
El ex presidente conservador del Gobierno español, Aznar, liderará esa cumbre de escépticos que niegan la evidencia del calentamiento global. Son conscientes de que una proposición no necesitar ser verdadera para que, a fuerza de repetirla, termine por ser creída o aceptada por muchísima gente. Es una forma de la propaganda ideológica, en este caso al servicio de los intereses del sector energético, que llegó a motivar guerras e invasiones para controlar esos recursos.
Otro de las estrellas de ese evento es Václav Klaus, presidente de República Checa y actual presidente de la Unión Europea. Es el autor del tan demoledor como sectario libro “Planeta azul, no verde” que editó y presentó en Madrid el ex presidente del Partido Popular y del Gobierno, José Mª Aznar. Ahora se apresta a ponerse al frente de los negacionistas del mayor cambio climático de la historia. Esa cumbre pretende llamar la atención sobre investigaciones que contradicen que el moderado calentamiento de la Tierra durante el siglo XX esté causado principalmente por el ser humano y haya alcanzado proporciones críticas”, según la página del Instituto Heartland.
Aznar aseguró que no tiene sentido dedicar cientos de miles de millones de euros “a causas tan científicamente cuestionables como ser capaces de mantener la temperatura del planeta Tierra dentro de un centenar de años y resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos”.
Tras estas declaraciones, el secretario de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Yvo de Boer, afirmó que “en unos pocos años” Aznar podría ver el Sahara español desde su ventana si no se toman medidas para mitigar los efectos del calentamiento. Y el economista inglés Nicolás Stern, autor del informe más completo sobre los efectos del cambio climático, aseguró al diario español Público que Aznar “no sabe nada sobre ciencia”.
Según Greenpeace, el Instituto Heartland recibió de ExxonMobil 540.000 euros en los últimos 10 años. Así como por Philip Morris, que produjo 850.000 millones de cigarrillos en 2007. El Instituto anfitrión de la cumbre ha pedido una reducción en los impuestos de los cigarrillos y mayor libertad para los fumadores.
Las declaraciones de la portavoz de Heartland, Zonia Pino, comparten otros ideales, con el político español, según declara Manuel Asende. “Nosotros promovemos la educación privada, porque las escuelas públicas no son eficientes, y la sanidad privada, porque queremos que la gente se pueda quedar con su dinero e ir a hospitales privados, en lugar de tener un sistema de salud nacionalizado”. El presidente de Heartland, el norteamericano Joseph Bast, es autor del libro Por qué gastamos demasiado en sanidad, en un país donde 45 millones de personas no tienen seguro médico.
Pero la realidad es terca, como dice Mª Gª de la Fuente. El informe de síntesis del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, cuyos científicos ganaron el premio Nobel de la Paz en 2007, cientos de informes científicos demuestra el aumento de la temperatura del aire y del océano, la fusión generalizada de los hielos y el incremento del nivel del mar.
También el calentamiento está provocado por los seres humanos y por el modelo de desarrollo del último siglo, muy dependiente de combustibles fósiles. Habrá menor disponibilidad del agua, incremento de las sequías y más personas expuestas a un mayor estrés hídrico. En los océanos, los impactos del calentamiento se perciben en el desplazamiento y variación de algas, plancton y peces en latitudes altas; y adelantamiento en las migraciones de peces.
Los cultivos experimentan alteraciones por el calentamiento. Las plantaciones de semillas tienen que realizarse antes y hay daños en zonas forestales por incendios y plagas en el hemisferio norte.
Los recursos pesqueros también sufren el impacto del cambio climático por alteraciones de las rutas migratorias, lo que afecta a su disponibilidad de alimentos y por lo tanto a su reproducción.
Pero Aznar declaró: “Los entusiastas de los consensos científicos y los inquisidores que les protegen rechazan cualquier discrepancia” y “este es un problema que quizás sí o quizás no tengan nuestros tataranietos”. Ante semejante planteamiento sobran comentarios.