Cien años
Sin lugar a dudas el título de estas líneas no tiene ningún deseo de impactar a los lectores. Solo quiere hacer mención y dejar constancia de un lapso que para una persona puede ser un hito y para una empresa, en las condiciones y con las costumbres venezolanas, puede ser una hazaña.
EL UNIVERSAL llega, este mes, a sus primeros cien años. En ese caminar ha circulado treinta y cinco mil ochocientas veinte veces entre sus leales lectores. Si suponemos que en cien años se suceden treinta y seis mil quinientos veinte y cinco días y el periódico no se imprime cuatro días por año, llegamos a la conclusión que nuestra tribuna está abierta a la colectividad con una puntualidad que solo la supera el sol.
La puntualidad es un atributo maravilloso, pero quienes han conducido a este maravilloso medio ( Andrés Mata , Luis Teófilo Núñez, Luis Núñez Arismendi y Andrés Mata Osorio), junto a la puntualidad han colocado otros valores que sin lugar a dudas lo han acompañado durante todo este siglo: ponderación, imparcialidad, seriedad, respeto… son varios de los muchos aspectos que atienden al tratar la noticia, la opinión o la crónica.
EL UNIVERSAL es una plaza pública donde los ciudadanos encuentran un lugar de confluencia en el que nadie va a abusar del otro. En donde cada quien expresa sus ideas con absoluta libertad. En donde cada quien encuentra las noticias que influyen en el diario acontecer y en el largo plazo de la nación.
Una plaza donde tienen cabida todas las opiniones que se expresen con el debido respeto y sin hacer censura de las opiniones de nadie. Un bastión de la democracia. Un himno a la nacionalidad y un tributo a la venezolanidad.
Sus trabajadores son ejemplo de la complementariedad que debe existir en toda buena empresa. El capital, la administración, los trabajadores y los colaboradores, amén de los imprescindibles lectores, son, todos, piezas fundamentales en el buen desempeño de la empresa.
Hemos colaborado en las páginas de Opinión del periódico, primero desde la edición escrita, hoy en la página electrónica, durante los últimos treinta y dos años. Llegamos aquí de la mano de Guillermo José Schael y en el trayecto hemos tenido a valiosos administradores de la página. Hoy , entre don Miguel y Alfredo, tenemos oídos abiertos y apreciadas opiniones sobre nuestras semanales colaboraciones.
El periódico ha navegado en los mares más encrespados de nuestra vida ciudadana. Nació en los albores de la dictadura de Gómez. Ha transitado con donosa hidalguía por los avatares de la dictadura de Pérez Jiménez y ahora lo hace, cargado de objetividad y con apreciable prudencia por las aguas turbulentas de este extraño régimen.
Sus Editoriales, que no son de publicación frecuente, siempre están atentos a enfocar y analizar los eventos medulares de la vida ciudadana. Todo el periódico está volcado a dar la mejor cobertura a todos los sucesos que acontecen en el país.
Ahora arrancamos para la segunda centuria. Dios quiera que nuestros descendientes tengan siempre una tribuna como EL UNIVERSAL.
