Chavismo y Escualidismo, hijos legítimos del puntofijismo
La “Cuarta República” fue un matrimonio político. Entre el adecopeyismo o socialismo “Light” (menchevique), y la izquierda neta (bolchevica), que funcionaban más o menos como el esposo proveedor y la esposa mantenida. Como todo matrimonio, éste no fue excepto de conflictos; pero duró 40 años.
Novios en los ’50, vivieron «el amor en tiempos de Pérez Jiménez». Hicieron juntos “la resistencia”, y se amaron locamente. Se casaron en 1958. AD-COPEI tomó en sus manos los poderes constitucionales: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Y la izquierda neta se apropió de la enseñanza, de “El Nacional” y otros medios, de influyentes sindicatos y centros estudiantiles, del mundo de las artes y la cultura, y de muchos otros “poderes fácticos” muy eficaces para el adoctrinamiento. El PCV fue oficialmente excluido y tomó las armas, pero esa rebeldía afectó nada más a una parte de la izquierda neta, y sólo por un tiempo.
El marido decretó que no habría “revolución” porque el socialismo sería democrático, pacífico y gradual. Hubo así economía mixta con “redistribución” de la riqueza, mercados muy limitados, educación y medicina estatales, y programas sociales; pero con propiedad privada (rezongando la esposa), excepto en los sectores “estratégicos”: hierro, petróleo y gas, electricidad, transporte, etc. Ese pasticho fracasó. Entonces ella gritó “¡Te lo dije!” y fueron serias las discusiones y peleas. Y las desavenencias entre y con sus dos hijos, igualitos a ellos: chavismo y escualidismo. Cuando el amor se apagó, la pareja se mantuvo unida, pero infelizmente, y sólo por los negocios; al fin se divorciaron en 1999.
El chavismo es el hijo mayor. Proviene de aquella paciente labor adoctrinadora de mamá bolchevica en los centros docentes civiles y militares, en sindicatos y medios de comunicación, etc. Y el escualidismo, aunque también educado por mamá, es la imagen viva de papá AD-COPEI, si bien en versión modernizada, con ese toque juvenil de la “sociedad civil” y las ONGs. Y ahora el chavismo se ha hecho cargo de mamá y su viejo proyecto revolucionario; y el escualidismo de papá y su terca e igualmente vieja oposición al mismo. Los hermanos viven peleando, como sus padres. Comprensible, dado el hogar familiar.