Chávez y su régimen
El gran Octavio Paz dijo que la “verdadera enfermedad de América Latina era el retraso de 30 años en la reflexión política, económica y social.” En el caso del Presidente Chávez, Paz se quedó corto, uno de sus libros de cabecera, que además le regaló al presidente Obama en la cumbre interamericana de Trinidad es: “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, obra publicada en la segunda mitad de los años ’60 y que su propio autor considera, en buena parte, superada. Libro “insignia” de la periclitada Teoría de la Dependencia, una de las causas del persistente subdesarrollo latinoamericano. Los “dependentólogos” fueron desmentidos por la realidad, que muestra sin demostrar. Los “tigres asiáticos”, que en los años ’60 tenían un desarrollo mucho menor que la mayoría de los países latinoamericanos, y que ahora nos han superado con creces, han refutado la “dependentología”, con su impresionante auge socio-económico, aplicando una economía de mercado, inteligentemente abierta hacia el mundo.
Chávez, en el 2010, se ha declarado marxista y ha ordenado públicamente, a todos sus seguidores, que deben leer el Manifiesto Comunista, publicado por Marx y Engels en 1848. No me resisto a citar de nuevo a Octavio Paz: “la ceguera biológica impide ver, la ceguera ideológica impide pensar.” La ceguera ideológica de Chávez le impide darse cuenta de que el socialismo colectivista “no sólo no creó riqueza, sino ni siquiera distribuyó con justicia la pobreza”, como afirmó el intelectual y estadista polaco, Bronislaw Geremek. Para entenderlo, bastaría comparar los diferentes resultados socioeconómicos de Alemania Occidental y Alemania Oriental, entre 1945 y 1990 y de Corea del Sur y Corea del Norte, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Para Chávez, estos datos de la realidad le producen, lo que los psicólogos llaman “disonancia cognitiva”. Si los hechos que la realidad presenta son contrarios a las creencias más profundas y arraigadas, se rechaza, se “vomita “la realidad. Chávez, cada vez más demuestra que puede ser un pragmático en la táctica, pero es un dogmático en la estrategia. El teniente coronel podría describirse como una peculiar mezcla de Perón, Castro y Noriega, pero la “cabeza” es mayoritariamente de Castro. En un importante discurso en el 2004, Chávez dijo lo siguiente: “¿Es el comunismo la alternativa? ¡No! No está planteado en este momento. …Nadie sabe lo que ocurrirá en el futuro, el mundo se va moviendo. Pero, en este momento sería una locura, quienes se lo plantean no es que están locos, no. No es el momento.” El momento parece acercarse. Recordemos de nuevo la solidaridad con el terrorista comunista El Chacal, con el cual, en sus propias palabras, comparte “una profunda fe en la causa y la misión”. Las FARC, siempre en sus palabras, son un “movimiento político bolivariano, que en Venezuela se respeta”. Pero además de las palabras están los hechos: El creciente aumento de las expropiaciones de industrias y tierras, el acoso a los medios de comunicación independientes, la usurpación de funciones y presupuestos de los gobernadores y alcaldes de la oposición y la persecución de sus líderes. La confiscación de los poderes de los municipios se hará a través de la creación de comunas, verdaderos “soviets”, sin autonomía fiscal ni política y, por tanto, absolutamente dependientes del poder central hegemónico. La vocación totalitaria del régimen es evidente.