Chávez y las FARC
La capacidad de asombro la hemos perdido los venezolanos con el accionar, el declarar y la manera de hacer política del presidente Chávez. En la historia de Venezuela y de su elocuente presidente nada esta escrito. Todos los días, todas semanas hay tela que cortar alrededor de las diatribas del presidente con George Bush, o con algún sector en específico de la población (Episcopado, Universidades, Partidos Políticos, RCTV, Podemos. Globovisión, El Nacional, o líderes diversos). Durante estos diez años que próximamente cumplirá el presidente de haber sido electo, no ha habido sector, grupo, organización o representante social, político, económico, gremial, o religioso que no tenga en su haber alguna diatriba con el presidente de la República.
Lo que creemos con toda seguridad es que el presidente tiene tendencia a la diatriba, a la incontinencia verbal, y en ese ir y venir el presidente primero elogia y alaba a sus colaboradores nacionales y del extranjero, pero si se llegase a producir algún tipo de diferencia, postura o concepción de algo en articular, el presidente no se ha caracterizado precisamente por comprender, dialogar y conciliar, simplemente impone su punto de vista y enviste contra todo aquel que difiera de él, cuestión que ratifica su propensión una conducta asocial y poco democrática.
Sin embargo, la entrega de hoy nos demanda tocar aunque sea de forma breve el tema de las FARC y la relación y valoración particular que le ha dado el presidente Chávez, posterior a la liberación de los dos rehenes cautivos por estos dentro de la operación Emanuelle de intercambio humanitario liderizada por Chávez en los días finales de diciembre de 2007 y los primeros días de enero 2008.
Lo primero que debemos expresar es que nos alegramos aquí en Pekín porque ciudadanos comunes y corrientes recobren su libertad, sin importar su nacionalidad, ideología o procedencia. De tal manera que apoyamos y celebramos la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, pero en ese mismo de orden de ideas nos preguntamos y le preguntamos al presidente Chávez, sus ministros y colaboradores, nuestros secuestrados venezolanos no deberían tener la misma importancia y preocupación o incluso más que Clara Rojas y Consuelo González, o será que nos tocara llamar al presidente Álvaro Uribe para que venga él con la Cruz Roja a hacer lo que le corresponde al Presidente Chávez, a sus ministros y cuerpos de seguidad.
Lo segundo que no podemos aceptar por ningún concepto en el llamado y exhortación que el presidente Chávez ha hecho de que no califiquen de terroristas a las FARC, además de darles y reconocerles estatus político a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ahora resulta con son hermanitas de la caridad del cobre. El presidente debería preguntarse realmente quienes son lo que han cometido los delitos de lesa humanidad y violación de derechos humanos, si Nixón Moreno, los comisarios Forero, Simonovis, y Vivas, o los querubines de las FARC.
Finalmente, el presidente Chávez que tanto cuestiona el imperialismo y la intromisión norteamericana en los países latinoamericanos y árabes , valdría la pena analizar como se califica la intromisión en los asuntos nacionales e internos que Chávez adelante hace años en Bolivia, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Colombia, con la salvedad que en Colombia se tropezó con un país que tiene dirigencia, principios, y un verdadero “Estadista”, que aparte de defender legítimamente sus espacios y el tema democrático y humanitario, no necesita de la carestía financiera que Chávez lleva a cabo en detrimento de todos los venezolanos, que no tienen leche, empleo, seguridad, salud y calidad de vida.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes
