Chávez y el intervencionismo
Después que el Presidente Chávez le ordenó a su Ministra de Información de trabajar para que el “mensaje bolivariano” le llegue al pueblo colombiano, a través de contactos y acciones con los sectores políticos, que simpatizan en Colombia con el modelo chavista, el Gobierno colombiano ha denunciado formalmente en la OEA el proyecto político expansionista e intervencionista de Venezuela, en América Latina. La verdad es que el Gobierno colombiano ha sido sumamente prudente y tardío en responder públicamente a las declaraciones y actuaciones del gobierno de Chávez. Al respecto, bastará recordar sólo algunos de los hechos más relevantes. El Presidente Chávez en un discurso, en la Asamblea Nacional de Venezuela, cuando solicitó el reconocimiento internacional del status de beligerancia para la guerrilla de las FARC, afirmó que las FARC eran “un movimiento político bolivariano, que aquí se respeta”. Cuando el cabecilla de las FARC, Raúl Reyes, murió en el ataque colombiano a su campamento en Ecuador, Chávez pidió un minuto de silencio en su honor, “congeló”, por enésima vez, las relaciones con Colombia y ordenó el desplazamiento de tropas y tanques a la frontera con ese país. Después que unos sofisticados lanza-cohetes, vendidos a Venezuela en 1988, por la compañía sueca Saab-Bofors, fueran incautados a las FARC, el gobierno venezolano no respondió a las solicitudes de explicación discretas, que Suecia y Colombia le hicieron. Además, este hecho confirma lo mencionado en varios correos electrónicos, encontrados en el computador de Reyes, donde se evidencia que altos funcionarios venezolanos, como el General Rangel, Director de la policía política, el General Carvajal, Director de Inteligencia militar, el ex Ministro del Interior Rodríguez Chácin y el General del Ejército Cliver Alcalá, habían estado en conversaciones con las FARC, para organizar y coordinar el suministro de armas venezolanas a la narcoguerrilla. También es interesante recordar que los Generales Rangel y Carvajal han sido imputados formalmente, como colaboradores de las FARC y por tanto del terrorismo internacional, por la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU (OFAC). Pero el intervencionismo chavista no se ha limitado a Colombia. Recordemos las denuncias y protestas del gobierno peruano sobre el apoyo venezolano a la candidatura de Ollanta Humala y la “insólita” actuación política de las llamadas Casas del Alba, en ese país. La crisis en las relaciones con el Gobierno del Presidente Fox en México, por el financiamiento y apoyo de la Embajada venezolana a la acción política de grupos “bolivarianos“, que apoyaban la candidatura de Lopez Obrador. Las denuncias sobre el financiamiento y apoyo de Venezuela a los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Argentina, en este último caso, recordemos el famoso maletín lleno de dólares destinado a la campaña de la señora Kirshner. Tampoco se puede obviar la actuación de Chávez frente a la reciente crisis de Honduras, cuando, entre otras cosas, amenazó públicamente de que derrocaría al Gobierno de Roberto Micheletti. Finalmente, hay que mencionar las amenazas de suspensión del suministro petrolero a Costa Rica y República Dominicana, cuando la actuación de sus gobiernos no fue del agrado de Chávez. ¿Hay o no hay intervencionismo? A buen lector, pocas palabras.