Chávez: un año en el poder
1.- La Política
El proceso político y económico en Venezuela durante el año de 1999 tiene nombre y apellido, (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez»,»Hugo Chávez»)%). El comienzo del gobierno de Chávez se ha marcado estos meses dentro de un marco que podemos definir como contradictorio. En efecto, a raíz de su victoria electoral en diciembre de 1998, los pronósticos sobre el ejercicio de gobierno eran demasiado ortodoxos. Por una parte, estaban los analistas que proyectaban un ejercicio de corte militarista, de socialismo militar. Por el otro, estaban los que pronosticaban un gobierno revolucionario a la cubana. En realidad, ninguno de estos modelos se ha implementado en Venezuela sino más bien un modelo sui-generis que contiene partes provenientes de fórmulas democráticas, formas autoritarias y formas marxistas-radicales.
Ahora bien, a los efectos de un análisis crítico de la gestión gubernamental es necesario separar dos procesos que si bien están interrelacionados, conservan sus propias especificidades. Por una parte, está el ejercicio del gobierno, cuestión que como tal no se diferencia mucho de los gobiernos democráticos anteriores en términos de la conservación de las formas democráticas y de una política económica mixta en donde sigue existiendo un peso de la acción estatal, pero a su vez un respeto a la propiedad privada y un seguimiento de políticas de corte neo-liberal. Pero por otra parte, a través del proceso constituyente, se está observando en Venezuela un cambio radical en las elites gobernantes que no se veía desde 1958, a raíz de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez.
En este sentido, se nota el crecimiento de la actividad de las Fuerzas Armadas en la conducción del Estado. Esto está ejemplarizado en la figura del propio Hugo Chávez, militar retirado a raíz del intento de golpe de 1992 y ahora Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y que actúa como militar, en su vocabulario, en su visión del mundo y hasta se pone el uniforme en varias ocasiones. En segundo lugar, esta militarización se observa en la presencia de oficiales de alta y mediana graduación en cargos de la administración pública con atribuciones civiles. En tercer lugar, esto se observa en la concreción de programas cívico-militares que en su organización y ejecución forma parte activa personal militar, tal como el programa del Fondo Único Social y el programa Plan Bolívar 2000.
Por otra parte, es importante anotar el cambio de liderazgo civil que se da en Venezuela en donde más del 80% de los más importantes cargos públicos tanto a nivel ejecutivo como legislativo, judicial y electoral están siendo ocupados por dirigentes y profesionales afectos al nuevo gobierno y que vienen fundamentalmente de la izquierda tradicional venezolana y
de nuevos sectores radicales, de desprendimientos de los partidos tradicionales (%=Link(«/bitblioteca/ad/»,»Acción Democrática»)%) y COPEI o provenientes de organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil anti-partido. Esto da como resultado que la nueva elite política venezolana este compactándose en torno a la figura de Chávez y que presenta un mediano peso organizativo, dada la configuración electoral heterogénea de la alianza de partidos y personalidades que apoyaron la fórmula Chávez en 1998. Como consecuencia de lo anterior, salvo en el campo de la diplomacia venezolana y en sectores intermedios, se ha dado un desplazamiento de sectores burocráticos y decisionales cercanos a los partidos AD y COPEI y a lo que se denomina la IV República (%=Link(«/bitblioteca/venezuela/punto_fijo.asp»,»Puntofijista»)%), es decir la alianza entre socialdemócratas y socialcristianos que diseñó y controló la democracia representativa venezolana desde 1958.
También, hay que analizar el propio liderazgo de Chávez. El Presidente se ha convertido en el Jefe de Estado venezolano con más poder personal tanto factual como carismático desde los tiempos el dictador (%=Link(«/bitblioteca/jvgomez/»,»Juan Vicente Gómez»)%) (1908-1935). Desde el punto de vista factual Chávez no solo lo es al ser Presidente de la República, lo que es ya significa un peso importante en un país con tradición presidencialista, sino también por su liderazgo tanto a nivel de la alianza que lo apoya, con poco nivel organizacional, como también sobre las mayorías populares. En efecto, Chávez ha establecido una relación “Líder-Masa” con al menos un 50% de los venezolanos, lo cual lo proyecta como un actor con peso específico en el proceso político venezolano.
Chávez ha llevado a cabo su plan de transformación política-institucional sin mayores contratiempos. Convocó a un referéndum para consultar a los venezolanos sobre la convocatoria de una (%=Link(«/bitblioteca/anc/»,»Asamblea Constituyente»)%) en el mes de abril, obteniendo un 86% a favor; convocó a la elección de los miembros de esa Asamblea Constituyente en el mes de julio, obteniendo un 66% para sus partidarios y un 90% de los elegidos; convocó a un nuevo referéndum para aprobar el proyecto de Constitución, un día antes de la tragedia del Litoral Central, obteniendo un 72%. Sus opositores obtuvieron un 28% respectivamente, todo dentro de niveles de abstención altos: 62% en abril, 54% en julio, y 56% en diciembre. Este proceso político constitucional ha derivado en la aprobación de una nueva constitución que le da a Chávez un período de seis años de gobierno, más el actual derivado de la constitución del 61, más la posibilidad de reelegirse, una Asamblea Nacional, Congreso unicameral y la oportunidad de elegir nuevas autoridades en el poder judicial, moral (contraloría) y electoral ((%=Link(«/bitblioteca/cne/»,»Consejo Nacional Electoral»)%)). El contenido de esta nueva constitución es casi igual al proyecto presentado por Chávez y e incluye afectos personales del Presidente como el cambio del nombre del país a “República Bolivariana de Venezuela”.
Por otra parte, su liderazgo sobre las Fuerzas Armadas ha mantenido estable este sector y ha afianzado la estabilidad en las relaciones cívico-militares, como también ha mantenido bajo el nivel de conflicto social (huelgas, manifestaciones callejeras, motines).
Desde el punto de vista de los derechos humanos, el gobierno ha mantenido un clima de libertades públicas y no ha hecho uso de medidas extraordinarias como decretar una situación de emergencia aún dentro de la tragedia del Litoral Central. De hecho, hay muy pocos presos políticos, hay libertad de prensa y de reunión. Esto no quita que se den algunos pequeños actos limitantes de la libertad política como los casos del Litoral Central y la presión a algunos medios de comunicación para que limiten la crítica al gobierno.
Desde el punto de vista de la acción política-iconográfica, Chávez también ha tenido control de la situación. Su estilo verbal, su conducta como Jefe de Estado, su liderazgo en las campañas a favor del Sí en los referenda y a favor de sus candidatos a la Asamblea Constituyente ha sido importante para la victoria de sus partidarios. En verdad, Chávez ha sido el jefe de campaña electoral de su propia alianza y esto lo ha convertido en un Presidente poco respetuoso de las normas de protocolo, con un discurso confuso pero coloquial, con un vocabulario errático pero efectivo en su comunicación con las mayorías, pero que objetivamente lo ha convertido en un Jefe de Estado con un enorme ventajismo sobre sus adversarios y con un personalismo que concentra en su figura todo el proceso. Por otra parte, el contenido heterogéneo de su discurso, con elementos provenientes de raíces católicas, marxistas y militares lo proyecta como un Presidente que ha roto con el vocabulario formalista y republicano de sus antecesores.
A través de todo lo indicado, el nuevo gobierno también ha empezado a alterar digamos así la historia venezolana, en el sentido en que ha incorporado al debate histórico su propia visión de la vida del país, enfatizando el papel de (%=Link(«/bitblioteca/bolivar/»,»Simón Bolívar»)%), el papel de los militares, la exaltación de líderes populares, indicando el peso de la dirigencia anterior a él como corrupta, haciendo referencias a los cuarenta años anteriores de la democracia puntofijista como un período nefasto para el país, intercalando referencias al papel del pueblo por encima de sus dirigentes y tratando de cambiar la historia oficial sobre el pasado venezolano, sobre todo con relación al papel de Simón Bolívar al cual exalta a un nivel casi mesiánico.
Todo este panorama va acompañado de una gestión de gobierno que se puede considerar como distinta y menos cambiante que el mismo proceso político. En efecto, tanto desde el punto de vista de los planes de desarrollo, de las políticas públicas y del tratamiento organizacional y burocrático, el Estado venezolano sigue teniendo un papel fundamental, pero a su vez el estilo de gobierno, con la excepción del estilo presidencial, es más conservador y consigue más resistencia al cambio que en la esfera puramente política. Si bien se ha cambiado la denominación de la mayoría de los ministerios, se han fusionado otros, y se han iniciado mega planos sociales como el Fondo Único Social y el Plan Bolívar 2000, la impresión que se tiene es que el sector público ha seguido un patrón de capitalismo mixto heredado de los gobiernos anteriores. Esto significa que no se ha desarrollado una economía socializada o estatizada, ni tampoco se ha experimentado con modelos económicos colectivistas.
2.- La Economía
El gobierno Chávez ha mantenido las políticas específicas que implementó el gobierno Caldera en 1996, con base a una restricción del circulante, una reevaluación del bolívar al mantenerse una banda de flotación, buenos precios del barril de petróleo al restringirse la producción, reducción de la inflación al restringirse la actividad económica, y reducción de las tasas de interés. Si bien esto ha mejorado las cuentas nacionales, la balanza comercial y la balanza de pagos (aunque con una salida de capitales considerable, 4800 millones de dólares), la otra cara de la moneda es la profundización de la recesión económica, la persistencia de un clima de desconfianza, una tasa inferior de inversiones extranjeras, una caída del consumo en un 12% un desempleo crónico del orden del 18% y una casi paralización de las actividades punta en el país: construcción y actividad petrolera expansiva al restringirse la producción. No es de extrañar entonces la caída del producto interno bruto en un 7.4% para el año 1999.
La actividad económica es el plano de la realidad del país que menos ha cambiado en la Venezuela del año 99 y con el gobierno Chávez. Al carecer de un plan de transformación económica, el gobierno ha seguido una ruta incrementalista y no ha tenido una política diferente en materia de gasto público. De hecho, el presupuesto del año 2000 es considerado inflacionario, obliga a contraer una deuda externa fresca por el orden de los 5000 millones de dólares y no tiene una orientación ahorrativa y a favor de la producción, al estar prácticamente comprometido con gastos corrientes y el pago del servicio de la deuda. En segundo término, la tragedia del Litoral Central pone a Venezuela en una condición de país receptor de ayuda y no de donante como fue el patrón por más de veinte años, ahuyenta la inversión y el consumo turísticos, genera más incertidumbre y desconfianza a las inversiones extranjeras y cancela las posibilidades de reactivar la producción.
Todo esto implica que, a los efectos de proyectar el comportamiento económico para el año 2000, se tengan en consideración los siguientes parámetros: 1) la tendencia a la recesión económica va a continuar hasta mediados del año por los menos; 2) el gobierno se va a ver obligado a cambiar la política cambiaria a dejar de lado la banda de flotación y a dejar la cotización del dólar libre, lo cual situará la tasa de cambio en unos 850 bolívares por dólar para el mes de marzo. Esta necesidad de rediseñar la política cambiaria estará fundamentada en la reducción de las reservas internacionales en el primer trimestre y en la escasez de dólares en el mercado; 3) el gobierno va a profundizar la política de ayuda internacional y su papel receptor, de país-ayuda, con base a la cooperación ofrecida a raíz de la tragedia del Litoral Central; 4) el presupuesto nacional va a seguir la tendencia despilfarradora del año 1999 y aparecerán graves cuestionamientos sobre la transparencia de las finanzas públicas, mal manejo de la política de colocación de bonos y otros instrumentos financieros y la incertidumbre sobre la petición de una moratoria en el pago del servicio de la deuda.
Una cosa está clara en el panorama económico de Venezuela: mientras los precios del barril de petróleo estén altos, el gobierno va a mantener las políticas del año 99 sin grandes alteraciones. Si bien esto es plausible a corto plazo, genera por efecto contrario una enorme barrera para llevar adelante los planes de Chávez de impulsar la agricultura nacional, para reducir las importaciones agrícolas y profundizar las barreras arancelarias y no arancelarias a la importación de bienes y servicios a fin de promover la industria nacional, de acuerdo a su criterio. Por otra parte, el desabastecimiento, fenómeno que no se observó en el año de 1999, puede aparecer en el primer trimestre del año dadas las consecuencias de la tragedia del Litoral Central, la falta de reposición del inventario por los problemas generados del transporte interno y del externo y la caída del crédito para pequeños importadores y proveedores nacionales.
3.- La Situación Militar
Tal como se ha dicho anteriormente, la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de la República, transformó el patrón de las relaciones cívico-militares en Venezuela. En efecto, un sector que por más de treinta años estuvo subordinado a la elite política de la democracia representativa fundada en 1958, vuelve a tomar una distancia del control civil, dentro de la particularidad de estar dirigido este proceso por el propio Presidente de la República que proviene de sus filas y que ahora tiene la doble condición de ser el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y el líder fundamental de la Institución.
Si bien este nuevo patrón no significó en el primer año de gobierno la toma del poder por los militares y el inicio de una especie de gobierno militarista, si está claro que el rol de las Fuerzas Armadas en el país se ha ampliado y que de cierta manera su autonomía se ha reforzado con la disposición en la nueva constitución sobre que la política de ascensos de militares de alta graduación ya no será controlada por el Congreso Nacional. De desarrollarse así estas relaciones, para un presidente civil que no tenga el liderazgo de Chávez se le haría difícil gobernar.
4.- La Política Exterior
Este plano de la realidad gubernamental es quizás el que ha experimentado menores transformaciones. Por una parte, el proceso de renovación del personal diplomático ha encontrado enormes dificultades, principalmente en referencia a un cuerpo diplomático acostumbrado a sus privilegios y redes clientelares que se niega a aceptar esta política de traslados del exterior al servicio interno, a la falta de nombramientos de embajadores en más de 18 destinos, a la ausencia de un plan rector de una política exterior que se ha guiado más por los viajes presidenciales y las declaraciones del presidente Chávez y la ausencia de una coordinación de las actividades internacionales del país, en referencia a otros organismos del Estado que hacen una política exterior paralela la del Ministerio de Relaciones Exteriores, como el Ministerio de la Producción y Comercio y Petróleos de Venezuela. En este sentido, el Ministerio de la Producción y Comercio llevó una tesis en la frustrada reunión de la (%=Link(«http://www.wto.org»,»OMC»)%) en la ciudad de Seattle de carácter neoliberal que contrasta con las ideas expresadas por el Presidente Chávez con relación a sus ataques a la globalización. Por otra parte, PDVSA se ha negado a respaldar la promoción de una reunión de los países miembros de la OPEP ya que según sus voceros esto pudiera ser observado por el gobierno de los Estados Unidos como un paso para enfrentar de nuevo a los países consumidores con los países productores de petróleo y que pudiera dañar lo que hasta ahora se puede clasificar como unas buenas relaciones energéticas entre Venezuela y los Estados Unidos.
A pesar de no tenerse un plan explícito de la política exterior de este gobierno durante este primer año de gestión, se pueden extraer algunas iniciativas, pero sobre todo de las alocuciones y referencias verbales del Presidente Chávez algunos elementos: 1) es una política exterior que quiere presentarse como autónoma y en contra de la globalización; 2) la definición que se tiene de la estructura internacional es la de un mundo multipolar y no unipolar, enfatizando que Venezuela debe ampliar su cartera de socios más allá de los Estados Unidos; 3) es una diplomacia con mucha carga presidencial. De hecho, es el propio Presidente Chávez es el que con sus viajes presidenciales y con sus declaraciones ha fijado alguna pauta en la materia, en referencia a un acercamiento a Cuba, a una posición “flexible” con la guerrilla colombiana y con relación a la promoción de la (%=Link(«http://www.opec.org»,»OPEP»)%).
En términos bilaterales, la relación más importante es con los Estados Unidos. A pesar de ciertas desavenencias sobre el proceso constituyente, el acercamiento a Cuba, la promoción de la reunión de la OPEP y de los ataques a la globalización, el gobierno Clinton ha preferido mantener una política de “esperar y ver”, de mucha paciencia. El gobierno norteamericano ha insistido en que mientras no se inicie un proceso de nacionalizaciones y estatización de propiedades norteamericanas y no se agrede a un ciudadano norteamericano no se van adelantar políticas de torniquete y de presión contra el gobierno. En este sentido, al igual que con relación a la Comunidad Europea y otros países importantes de América latina como México y Brasil, la tónica internacional es de cooperación y de mantenimiento de las relaciones.
Mención especial merece las relaciones con Colombia. Al tradicional punto de discordia sobre el diferendo territorial, se ha añadido a la agenda el problema de los refugiados colombianos y las operaciones de la guerrilla. Las señales contradictorias que emitió el gobierno de Venezuela en los primeros meses de gestión hicieron pensar a muchos que el Presidente Chávez favorecía a la guerrilla y no al gobierno Pastrana en el conflicto armado que sostienen. Sin embargo, poco a poco el gobierno de Venezuela se ha referido tan solo como un gobierno que ofrece su territorio para las conversaciones de paz, ha manejado con cuidado el asunto de los desplazados y en general ha mantenido una mejor comunicación con el gobierno colombiano. Con el gobierno de Cuba, si bien ha habido un acercamiento amistoso, esto no se ha concretado en una relación especial. Venezuela no ha nombrado un embajador en ese país todavía y se tiene conocimiento que el liderazgo cubano, si bien simpatiza con la figura de Chávez, tiene dudas sobre sus planes de cambio en paz en Venezuela.
En el plano multilateral, la política exterior de Venezuela ha sido más agresiva en relación con la agenda de las Naciones Unidas. Venezuela se opuso a la operación militar de la (%=Link(«http://www.nato.int»,»OTAN»)%) en Kosovo, votó en contra del informe condenatorio del estado de los derechos humanos en Cuba, China e Irak, presentado en Ginebra y ha promovido la tesis de la democracia participativa en la OEA. En cuanto al plano de integración, ven el gobierno de Venezuela es observado en la Comunidad Andina como un gobierno proteccionista al restringir la integración del transporte colombo-venezolano, al restringir las cuotas de importación de productos agrícolas de Colombia, Perú y Ecuador y al restringir las conversaciones con Brasil sobre un acuerdo de libre comercio con Mercosur.
Si bien, la Cancillería venezolana está en manos de un conocido político venezolano con peso específico, se aspiraba que el ministro Rangel iba a llevar con más prontitud el plan de reorganización del personal diplomático, el plan de cierre de algunas embajadas y la ampliación de otras importantes, el plan de coordinación diplomático entre los entes del Estado que tienen que ver con la agenda de la política exterior, y la adecuación del cambio político interno con una política exterior menos activa, más concentrada en una agenda corta y más eficaz.
Sin embargo, los resultados son contradictorios, la vieja diplomacia clientelar sigue controlando la agenda y la toma de decisiones, los planes de reestructuración no se concretan y se abre más la brecha entre un Presidente con una diplomacia verbal basada en contactos diplomáticos que dejan pocos resultados tangibles y una estructura diplomática refractaria al cambio, acomodaticia, pero poca leal.
5.- Conclusiones
En el marco del primer año de gestión del presidente Chávez, Venezuela ha experimentado una serie de cambios políticos institucionales más acelerados que en otros planos de la realidad nacional. Como se dijo anteriormente, no se asiste tan solo a un cambio de gobierno sino a un cambio de sistema político, con una Constitución diferente, con unas nuevas reglas de juego diferentes y un sistema de partidos diferente.
En el momento estelar de la democracia representativa, el presidencialismo, el bipartidismo y una baja abstención electoral eran las claves para entender la estabilidad política en Venezuela. Ahora, un exagerado personalismo encarnado en el presidente Chávez, quien ejerce el poder sin controles y con base a la lealtad y el liderazgo popular, la tendencia a un monopartidismo con el Movimiento V República y el ocaso de AD y COPEI y, paradójicamente la tendencia a una alta abstención, reflejan un nuevo panorama electoral. A esto se añade la tendencia al desplazamiento de la elite política centrista encarnada en la dirigencia de AD y COPEI e independientes afectos a estos partidos por una nueva elite conformada por dirigentes de izquierda tradicionales, líderes provenientes de organizaciones sociales y ex -oficiales militares comprometidos con las asonadas militares de 1992.
En este contexto, se ha desarrollado un panorama económico menos cambiante en donde se han profundizado las tendencias estatistas de la economía, el carácter petrolero de la economía nacional y del comercio exterior, la dependencia fiscal de los ingresos petroleros y la tendencia al endeudamiento interno y externo. Esto da lugar a un resultado magro de una economía que no creció en un 7.4%, que está en plena recesión, con graves problemas financieros, con un pasivo laboral, con una tasa moderada de inflación y una tasa moderada cambiaria, pero con buenos resultados en la política de precios del barril de petróleo, situándose en un promedio de 16 dólares anual.
En materia militar, las relaciones entre el gobierno y las Fuerzas Armadas son óptimas a pesar de crecientes críticas profesionales a la conducción del gobierno en ciertas áreas. Por otra parte se nota una extensión de las labores de las Fuerzas Armadas y la incorporación masiva de sus miembros a la administración pública y a las políticas sociales del Estado.
En materia diplomática, si bien se ha mantenido la cooperación internacional y no se ha llegado a una discrepancia de importancia con la comunidad internacional ni con ningún gobierno en particular, vale destacar el atraso que ha tenido el sector para racionalizar la diplomacia venezolana, para diseñar un plan rector de la política que dependa menos de las circunstancias y el deseo presidencial y más a una adecuación de medios a fines, con una mirada largo plazo y teniendo en cuenta las limitaciones de unas política exterior con tendencia al hiper-activismo y al clientelismo..
Mirando al futuro cercano, solo se puede pronosticar que el año 2000 será un año definitivo para la implementación del nuevo sistema político venezolano y la profundización del personalismo político encarnado en la presidencia de Hugo Chávez, con un deterioro aún mayor de la economía, no solo por las tendencias regresivas ya anotadas, sino por el impacto de la tragedia del Litoral Central y por la ausencia de una confianza a invertir por parte del capital internacional. Esto llevaría al menos en el primer semestre a la profundización de la recesión económica, a una mayor inflación y a la devaluación paulatina del bolívar, en el marco de una probable situación de desabastecimiento.
Por ello, las futuras elecciones, llamadas la “MEGA ELECCIÓN” a fin de renovar las autoridades ejecutivas y legislativas, Presidente de la República, gobernadores de Estado, alcaldes, congresantes, no se dará antes del mes de junio, quedando como incógnita si Chávez va a someter a una nueva contienda electoral para reelegirlo con base en el periodo de seis años que manda la constitución o si va a terminar sumando este año que pasa a un nuevo período (1+6).
Esta es la situación de Venezuela al cierre de 1999: un país gobernado por un Presidente constitucional y dentro de un régimen democrático, pero con una fuerte tendencia personalista y un liderazgo basado en la promesa de cambio, una oposición atrincherada en los medios de comunicación y una economía con una proyección nada favorable.