Opinión Nacional

Chávez sin herederos

Después de 13 años de gobierno del Presidente Chávez, cuando él mismo anuncia que existe el peligro de que la recaída puede ser difícil de superar a corto plazo, que en el mejor de los casos le obligue a convalecer por varios meses hasta su total recuperación, la cercanía de las elecciones presidenciales, con fecha fija para sus realización el 7 de octubre del presente año, encuentra al proceso chavista sin relevo visible y menos con condiciones de preservarlo en el tiempo.

         El Presidente y sobre todo los grandes beneficiarios del régimen, se han encomendado no sólo a la medicina cubana, sino también a Dios, la virgen y todos los santos, al Negro Miguel, Guaicaipuro y los babalaos, en la búsqueda milagrosa de su salvación. Incluso, sus adversarios, en su  mayor parte cristianos, preparados ya para participar en las elecciones presidenciales con un candidato joven, ponderado, con un discurso que lo diferencia de la virulencia del actual Jefe de Estado, y con 3 millones de votos obtenidos en unas elecciones primarias, que supera todos los estándares internacionales, también aspiran y han hecho votos por la buena salud del Comandante Presidente.

         Los chavistas ruegan por el regreso victorioso de su Presidente, porque no tienen candidato con posibilidades de éxito para participar en las elecciones de Octubre, y algunos dogmáticos del fidelismo o del estalinismo ven desaparecer los privilegios políticos que han logrado adheridos incondicionalmente a un Comandante Autoritario, y otros, los grandes oportunistas negociantes de la política, ven esfumarse sus inmensas riquezas amasadas en pocos años de tráfico de influencias, con muy pocos destinos internacionales dónde depositarlas, después que el Estatuto de Roma y la ONU aprobaron, con  la ratificación de Venezuela, de que la corrupción es un delito de lesa humanidad, que no prescribe.

         Y aunque entre los herederos políticos, fidelistas, podría aparecer algún posible candidato, como uno de los imponderables de la política, con un discurso populista, copiado de su Jefe Máximo, Hugo Chávez, en lo inmediato tendrá que enfrentar en las filas del chavismo, a la llamada boliburguesía o derecha endógena que controla factores de poder reales, como el Alto Mando Militar, la banca, PDVSA y el mundo financiero, que no comparten los desvaríos del socialismo del siglo XXI, excepto cuando lo expresa Hugo Chávez, su gran benefactor.

Hugo Chávez nunca se ocupó de abrirle camino a un posible sucesor, primero porque se ha considerado inmortal, hasta que le apareció una grave enfermedad que lo ha obligado a someterse a varias operaciones quirúrgicas, y deja a sus camaradas en condiciones muy difíciles, porque no hay un líder que sea acatado por la mayoría de los chavistas. Y en segundo término, porque como todos los autócratas a través de la historia, no pueden observar que a su alrededor se destaque algún dirigente que puede ser un potencial competidor, porque utilizando todo el poder que le han dado sus seguidores, lo defenestra sin contemplaciones. De allí la orfandad del chavismo frente un candidato electo en elecciones primarias, como Henrique Capriles Radonsky, con un respaldo inicial de 3 millones de votos, que lo califican como un triunfador el 7 de octubre de este año.

Y si trataran de posponer las elecciones por la convalecencia de Hugo Chávez, la derrota sería de mayores proporciones, porque después de adelantarlas para Octubre con el evidente objetivo de que el Comandante pudiera participar, una posposición de las mismas, para esperar que mejore,  dejaría al desnudo no sólo la incapacidad física del Presidente sino también la indigencia política del chavismo al no poder sustituirlo. Todo parece indicar que lo más viable para Chávez y los chavistas es que vean y vivan la realidad, se acojan al  espíritu democrático y de conciliador de Capriles Radonsky, quien ha ofrecido garantías a todos los venezolanos que actúen en el marco de la Constitución y demás leyes de la República, una vez que asuma la Presidencia. Los que tienen condiciones de dirigentes políticos,  pero cuyas alas han sido cortadas por la hegemonía autoritaria de Hugo Chávez, podrán mantener y recuperar espacios políticos que les permitan no sólo sobrevivir sino también jugar un importante rol en la oposición. Son los indicadores de las nuevas realidades.

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