Chávez sí, ellos no
El camino ahora apunta al 16 de diciembre.
Durante las concentraciones que Chávez manejo en la campaña electoral a las presidenciales escuchó muchas veces las negativas del pueblo para aceptar a sus gobernadores: “Chávez si, Tarek no” eso se repitió en Carabobo, Portuguesa y Trujillo, al menos hasta donde pudimos ver por la televisión.
Ahora nos mediremos en las elecciones regionales y el gobierno va a ese proceso con algunas debilidades que debemos aprovechar los que aspiramos a mantener una cuota de gobierno que mantenga a raya su proyecto de acabar con la Venezuela que todos amamos.
La teoría del amor a Chávez, infinito e inacabable se aleja de la realidad cuando hablamos de gobernadores y peor aun de alcaldes. El Gobernador es un ser cercano, que debe producir gobierno eficiente y soluciones para una comunidad grande. La gran mayoría de los gobernadores oficialistas no lo han sido y por eso se impone la necesidad de mostrarles una cara nueva a los votantes. La teoría del Chávez portaaviones pierde algo de fuerza en esta noción.
El partido de gobierno acaba de producir cambios en sus líneas, moviendo piezas de un lado a otro en los ministerios y eso siempre tiene sus consecuencias políticas. En esas luchas de poder siempre hay ganadores y perdedores y en el mejor de los casos, las molestias arrastran desmotivación en los cuadros que dejaron de recibir el favor presidencial. El cambio de Maduro por Jaua es un reacomodo de alto nivel que recoloca las fuerzas dentro del partido. Jaua y El Aissami parecen haber recibido una tarea alterna, que Diosdado y Maduro se quitaron de encima. Así estará el alma de la revolución que tiene que cerrar los ojos y regresar a dos muertos políticos: Vielma Mora y Loyo. Uno para intentar contener el deslave electoral andino y el otro para balancear las cuotas de poder que pierde Jaua en este movimiento. Otros partidos del polo patriótico reclaman ser tomados en cuenta y el partido comunista abre sus opciones llevando candidato propio en cuatro estados. El PPT chilla, pero poquito pues aspira ser recompensado con una cantidad de curules a las legislaturas regionales.
En una gran cantidad de estados el partido de gobierno compite contra un gobernador de la oposición, específicamente en los centros urbanos más poblados, o bien aspira a posicionar un candidato nuevo que no tiene control de gobierno. Los gobernadores salientes poco colaborarán en la elección de un recién llegado.
Capriles demuestra su entrega y arrojo político al decidir medirse en Miranda contra el ventajismo oficial. Chávez echará el resto allí y nosotros también. Hay un camino Venezuela. Ahora es cuando.
