¿Chávez por siempre?

«El secreto de la existencia humana no solo está en vivir, sino también en saber para qué se vive». – (Fedor Dostoievski)

La oposición venezolana no ha aprendido nada en los 10 años que lleva en el poder el presidente (¿Vitalicio?) Hugo Chávez Frías. Éste dijo desde el primer día que gobernaría por lo menos 30 años (se cree Dios), cosa que ni siquiera hizo Augusto Pinochet Ugarte, quien era el hijo predilecto de Washington y de los conservadores británicos.

Chávez, merece la oposición que tiene porque él es un gobernante incapaz y eso me trae a la memoria lo dicho por el insigne filósofo Simón Rodríguez quien planteó que «el que entiende de fórmulas republicanas, no se alucina con elecciones» y, lamentablemente, tenemos a una oposición que además de dividida está completamente alucinada al pretender que sacará a Chávez mediante unas elecciones secundarias, sin importancia de cargos que en la actualidad no tienen ningún poder. En Venezuela, y hay que decirlo de una vez, cualquier tenientillo tiene más poder que un alcalde y cualquier capitancito está por sobre un gobernador de estado.

El gobierno socialista de Chávez ha sumido al país en la más abyecta de las ignorancias que uno se puede imaginar. Las universidades bolivarianas tienen cursos prêt a porter, para que los adláteres del caudillo puedan aparecer ante el mundo como seres letrados y entendidos en las materias que no conocen. Así podrán, el día de mañana ser jueces, magistrados, diputados, alcaldes o gobernadores, ministros o viceministros, mientras en el resto de los países americanos ya no basta con ser un magister para optar a un cargo de cierta relevancia político-administrativa.

La situación económica venezolana es tan mala como la situación académica y educacional en general. Aquí nos parece pertinente otra frase de Simón Rodríguez quien decía que «los hombres no pelean por el pan sino que por las monedas con que se compra»; y eso es, precisamente, lo que no ha entendido la oposición, la cual se lamenta por la escases de productos, por los malos servicios, por los cortes de electricidad, por la falta de gas doméstico en el país con las mayores reservas de gas del hemisferio (aunque su uso hoy es asociado).

La obligación de la oposición está en rescatar a los símbolos académicos del país así como a los próceres políticos. No es posible que en este momento se acepte, por ejemplo, un odio enconado del pueblo, en especial de la clase media, en contra de ese gran liberal que fue Simón Bolívar a quien ahora lo visten con el ropaje socialista de la canalla fascista roja; a Simón Rodríguez también lo han usado para introducir ideas que no aceptó nunca el filósofo quien decía que «la propiedad privada, es una propiedad que se debe respetar: por consiguiente, que nadie tiene derecho para arruinar la industria ajena `para establecer la suya», cuestión que Chávez está haciendo impunemente.

También es pertinente recordarle a la oposición que no es malo que de evz en cuando lean a Karl Marx, quien terminó sus días diciendo que «quienes irrespetaban la propiedad privada eran simplemente comunistas salvajes».

Finalmente, Simón Rodríguez decía que al ciudadano debía dársele el respeto de los valores intrínsecos a su calidad humana: respeto a su vida, respeto a su propiedad y respeto a su reputación. En la actualidad, desde las Presidencia de la república, desde la Contraloría General y de los poderes llamados «morales», se desprestigia a miles de ciudadanos y a cientos se les impidió ejercer sus derechos electorales; a miles se les impide hacer ejercer el derecho a tener propiedades y se les impide ser ciudadanos completos. Los valores han sido trastocados y, al parecer, quienes conducen la oposición, llevan diez años largos sin haberse dado cuenta de la situación.