Opinión Nacional

Chávez: La Internet lo tiene loco

Fuera de duda que no hay nada más contrario al espíritu de la red social más grande y democrática de la historia que un dictador pomposo, pagado de si mismo, unívoco e inequívoco, intolerante, excluyente, que piensa que se la está comiendo y  gusta disfrazarse de militar para imponer con charreteras, pistolas y fusiles mentiras que no se sostienen un segundo si son cotejadas con las pruebas que la experiencia histórica siembra para que los hombres no incurran en los mismos errores, los mismos desastres y los mismos fracasos.

 El escondrijo o rincón, en fin,  de los simples, arrebatados y fanáticos, de quienes, incapaces de discutir, se rodean de multitudes uniformadas y robotizadas, de ejércitos de civiles y militares armados hasta los dientes en desfiles donde se destaca “el paso de ganso”, y  subraya que “el caudillo no está dispuesto a discutir con nadie, que lo aceptan o lo dejan” y, si se ponen “muy cómicos” los aplasta, ya con cárceles, paredones o exilios.

Una herencia, en otras palabras, del siglo XX, el más violento y criminal de la historia, del que auspició, de un lado, las carnicerías de la Primera y la Segunda Mundial, y de otro, el surgimiento de  ideologías de la destrucción y la muerte como el nazismo, el fascismo y el comunismo, impuestas por hábiles demagogos que desde las plazas, los micrófonos de la radio y las cámaras de la televisión,  arrastraron a millones de seres humanos a la mentira, el sacrificio  inútil y la desilusión.

 Y fue contra tales abortos que surgió la Internet, un invento de la sociedad civil para la sociedad civil misma, al margen de estados y  gobiernos mandones, de dioses y demonios,  de  sistemas e ideologías, y donde se ingresa con el solo carnet de “ser humano”, de ciudadano  que está dispuesto a discutir, dudar, criticar, tolerar y sin detenerse en reverencias a dioses, religiones, líderes, partidos, héroes y mitos que proclaman ser los dueños de la verdad.

Pero hay más, mucho  más: la Internet es el medio de los excluidos de todos los poderes, sean políticos, económicos, militares, religiosos o mediáticos, de quienes encontraron, al fin, una plataforma por cuyos hilos contactarse, conocerse, interactuar e intercambiar información, ideas, opiniones y usarlas para organizar la solidaridad con la causa de los otros marginados y excluidos del globo, del mundo, del planeta.

Un ejemplo emblemático en este orden, son las marchas mundiales que se organizaron el año pasado  a través del FaceBock para protestar contra las FARC, así como los diversos eventos que  se suceden a diario para trasmitirle a los demócratas de Irán, Cuba, Zimbabwe, Miammar y Corea del Norte que no están solos ni olvidados.

Pero es Cuba, la Cuba de los  siniestros y protervos hermanos Castro, donde la Internet revela todo su poder contra dictadores longevos, infatuados y superarmados que, no pocas veces, presionan y acorralan a gobiernos, diplomacias, partidos e ideologías, pero que sufren en este momento la peor derrota de su carrera criminal de manos de una mujer frágil, de un poco más de 30 años, mínima y tranquila, con poco apoyo nacional y ninguno internacional, pero con una laptop, un celular y un BB bajo el brazo.

No digamos que en virtud de su solo uso, sino que, a través de ellos da conocer al mundo la heroicidad de las Damas de Blanco y la crueldad y cobardía de sus verdugos.

Está también el ejemplo de Irán y su satrapía, de unos ayatolacs que pervierten al Corán y al profeta, Mahoma, diciendo que los autoriza para ensangrentar  la tierra de Omar Khayam de uno a otro confín, siendo que representan  una religión para el amor, la paz y la reconciliación.

Pero no quiero continuar sin incluir unas líneas sobre la magia y milagro de la Internet en Venezuela, de la plataforma de millones de PC, laptops, celulares, BB y otros smartfones que son una explosión de conectividad,  creatividad e interactividad convertidos en el epicentro donde transcurre el fluido comunicacional venezolano  que es también noticias, información, opinión y acción.

Espacio que organiza no pocos tramos de la agenda democrática en la cual brotan iniciativas de apoyos, desapoyos, respaldos, rechazos, convocatorias, reuniones, concentraciones, dispersiones  y diseños de una actividad febril al resguardo del “Big Brother” que hostiga y ahoga revistas y periódicos, cierra canales de televisión e inhabilita emisoras de radio  para que la autocensura sea la censura, pero sin culpa de su promotor y ejecutor.

Pero, sobre todo, quiero acordarme del Twitter, la nueva aplicación que es casi ya de nacionalidad venezolana, que nos da el pasaporte del ciudadanos del siglo XXI y, en la cual, un millón y medio de usuarios del BB lucha sin tregua porque Venezuela vuelva a ser un país democrático, plural, tolerante, inclusivo y en cuyo medio ambiental, humano y social las presuntas verdades no se impongan… se discutan.

También a mi familia de 20 mil seguidores con la que discuto,  conecto, converso y sueño en directo en la gran casa del ciberespacio.

Y que debería mencionar nombre por nombre, sino fuera por el poco espacio, y lo largo de la lista y  a la cual dedicaré un libro que escribo en este momento con el título de: “Venezuela:2010”

Paraíso, en fin,  de venezolanos y extranjeros residentes en el país que pueden opinar sin miedo, transmitir noticias al instante y escribir opiniones cortas, pero expresivas, contundentes y para la memoria.

Y así como el Twitter y el FaceBook, las páginas web y los blogs, las mensajerías y consultorías que en este momento le dan la vuelta al mundo y cuentan las historias que de otra manera no podrían ser vistas, oídas o leídas,

O sea, que todo lo que los dictadores, o pichones de dictadores, no pueden soportar o tolerar, como que su hábitat es lo más oscuro y cerrado posible, no admite la crítica y la disidencia y se activa solo con la sola voz, la sola señal y el solo dedo del mandamás, del caudillo y comandante en jefe.

Del hombre de las órdenes, del que podría decir que solo nació para mandar y obedecer.

Y no importa que se camufle, disfrace y simule que puede convivir con la Internet y que, incluso, adopte políticas y medidas para promover su masificación y que alabe sus bondades en el campo de la educación y el desarrolle tecnológico, pues en cuanto se entera que es la herramienta de la comunicación democrática por excelencia y en la cual se gestan las grandes acciones e ideas de la política contemporánea, pues surgen celadas como la que se le tendió recientemente a NoticieroDigital.

Y es que las advertencias y alarmas de los “hermanos y aliados” terminan imponiéndose, el ejemplo del Goliat cubano contra la onda de David de Yoani Sánchez, y los esfuerzos de Madmoud Ahmadinejad,  Mugabe, Gaddafi, y Kim Jong-ill por escapar al cerco de las PC, las laptops,  los celulares y los BB.

Acoso que también subraya la vergüenza de las focas, los escándalos de la corrupción, la catástrofe del colapso del sistema eléctrico y  la vileza de una revolución que, habiendo nacido en el siglo XXI y de manos de políticos de mediana edad, tuvo que ir al quirófano donde sobrevive una gerontocracia del siglo XX para aprender a pensar, hablar y caminar.

A preguntarle como se acosa, se estrangula, y apaga la Internet y, por supuesto, a recibir la peor de las respuestas: prohibiéndola con leyes y reglamentos, controlándola y encarcelando a los millones de usuarios que tiene  y viven en el ciberspacio de  Venezuela y el mundo.

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