Opinión Nacional

Chávez intelectual, y Vargas Llosa presidente

¡Otro ridículo más! ¡Qué vergüenza propia y ajena! Pachotada tras pachotada, vulgaridad tras vulgaridad, la mediocridad de esta Venezuela de hoy, es inconcebible. En esta celebración de cuatro días, dueño de los medios, arrogante, rodeado de esa corte de lacayos que son sus edecanes de gobierno y tarifados, Chávez se regodea en su prepotencia. Ya uno no se sorprende, ya uno no se enfurece, ya uno no se ríe. Fastidia pesada y chocantemente. Pero cuando Venezuela hace ridículos como este con los intelectuales, uno si siente pena por la imagen de todos, y por este país que no puede evitar este papelón. Esta imagen inculta y bochornosa que es ya una etiqueta barata, de mal gusto, de traiciones y deslealtades, corrupción y violencia.

“ Vargas Llosa tiene que ser Presidente primero para enfrentarse a mí”. ¡Por Dios! Si esa categoría era una exigencia, ¿por qué lo invitó a debatir? Y Chávez….tendría entonces que “graduarse de intelectual” para debatir con Vargas Llosa. ¿O no? En su círculo cerrado de jaletis y serviles bien pagados, era el perfecto “bufón”. Chávez intelectualmente no puede debatir con nadie. Lo suyo es otra cosa, así como pretende no sólo lavar las mentes de los venezolanos , así la tiene él también copada por sus obsesiones y ambiciones militaristas y personales. No hay un solo nervio, una sola gota de sangre que pueda permitirse un espacio libre de esa obsesión enfermiza. La intelectualidad no es escribir un libro. Es una condición bien ganada de conocimiento, estudio, proyección. Chávez no puede “graduarse” de intelectual primero, para debatir con un intelectual. Lo suyo es otra cosa. Es una enfermedad contra la que no hay mascarillas ni vacunas.

Un intelectual es un hombre de ideas que no duda que cada uno las tiene y el propósito es compartirlas, para ser exitoso tiene que poseer un talento multifacético, porque el mundo lo exige y él se debe al vasto mundo que lo recibe. La mediocridad, aunque seas presidente, es unilateral. El intelectual exige una comprensión amplia del universo, no puede verlo como tierra fértil para sembrar calumnias y ofensas. Presidente, hoy en día, puede ser cualquiera. Desde un borrachito designado por una fuerza política hasta un golpista que atenta contra un Presidente constitucional, como un asesino o un ladrón, son ministros hoy. Chávez tuvo que bajar la cabeza ante el talento. Ante la superioridad de las ideas. Lo demás es el mismo show, con los mismos payasos.

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