Opinión Nacional

Chávez es la antítesis de Bolívar

Bolívar era un gran estratega militar, con estudios en Academias de Europa. Salvo la pérdida de la plaza de Puerto Cabello (por entretenerse en un baile) diseñó y participó en batallas memorables, que condujeron a la derrota del imperio español. Chávez es un hombre con mentalidad de cuartel, acostumbrado al limitado marco de las órdenes y la obediencia ciega, aplazado en el Curso de Estado Mayor, el teniente coronel quedó para echar sólo cuentos acerca de abrir un candado a balazos, y hablar pestes del imperio del norte, que sigue siendo su mayor comprador de petróleo y su mayor abastecedor en alimentos, equipos electrónicos y electrodomésticos, vehículos, tecnología y dólares, ya que otros clientes se llevan fiado el oro negro y nos pagan con el equivalente de las baratijas con que los españoles engañaron a los indígenas a partir de 1492. Bolívar era un hombre muy preparado, actualizado con las ideas emancipadoras que transformaban la Historia en el viejo continente y al norte del nuestro, conformando un ideario propio que sirvió de referencia doctrinaria para los que se sumaban a la causa independentista. Chávez jamás ha tenido una ideología definida, es un Zélig que va incorporando frases y títulos de libros (cuyo contenido desconoce), y se mimetiza con cualquier personaje o situación que crea conveniente. Así, ha sido bolchevique, maoísta, peronista, fidelista, incorpora a su bagaje literario aportes de dudosa utilidad, como las rosadas expresiones del Oráculo del guerrero y las muy fascistas propuestas del oscuro fascista argentino Ceresole, para terminar por presentar un genuino pasticho ideológico, anacrónico e intragable. Bolívar era acompañado al campo de batalla por hombres conocedores de los riesgos que corrían y sumados a la causa de la Libertad. Chávez, la única vez que participó en una puesta en escena bélica, llevó a los soldados bajo engaño, convencidos de que se trataba de una maniobra regular, sin sospechar siquiera que su comandante los utilizaba para dar un sangriento Golpe Militar contra la Constitución, la República y la Democracia.

Bolívar era un hombre valiente, enfrentaba los peligros y arriesgaba su vida todos los días. Chávez es profundamente cobarde, se encierra en varios círculos de escoltas, constituidos esencialmente por cubanos e iraníes, pues desconfía de sus coterráneos. Se rindió el 4F, renunció y se entregó el 11A, vive amenazando con eliminar, pulverizar, pero se cuida de que otros den la cara por él, los tontos útiles a quienes prepara como carne de cañón para el caso de que ocurran enfrentamientos.

Bolívar no sólo hablaba en contra de la Corrupción, en muchas ocasiones demostró que era sincero en sus propósitos, ordenando reponer lo que le arrebataron las tropas a un humilde comerciante y asegurándose de que los responsables del despojo resultaren sancionados. Su Decreto para castigar a quienes tomasen del erario público de cinco pesos en adelante, sentó un precedente moralizador. Chávez se procuró la impunidad de antemano, para sí, para su familia y para sus allegados, al controlar los poderes colocando en ellos a sumisos e incondicionales, que le garantizan cumplimiento de sus arbitrariedades, lo que incluye exoneraciones a priori para los suyos (nepotismo floreado en la Asamblea, piratería en el Plan Bolívar 2000, las propiedades de su familia creciendo silvestre e inmunes a investigaciones, etc), y juicios irregulares para quienes representen a la oposición, a la disidencia y a la Verdad, contraria a las patrañas que él mismo fabrica, adulterando la Historia y los hechos contemporáneos.

Bolívar luchó contra la opresión, la injusticia, la monarquía. Chávez se esfuerza por imponernos su opresión, todos sus actos establecen la injusticia para los contrarios, los adversarios a quienes trata de enemigos y contra quienes ejerce la violencia a través de terceros, y para colmo, ahora lanza la Misión YO, que modestamente bautiza como «Uh Ah Chávez no se va» (es decir, Uh Ah, YO no me voy ¡!!), y desconociendo las leyes y el antecedente de la derrota de su anterior empeño con la Reforma del 2D, da inicio a una nueva campaña para constituir en Venezuela lo más cercano a una Monarquía !! la presidencia con reelección perpetua, contra lo cual se pronunció muchas veces nuestro Libertador: «Nada es más peligroso que dejar permanecer demasiado tiempo en el poder a un mismo individuo, él se acostumbra a mandar y el pueblo a obedecer, de lo que se originan la Usurpación y la Tiranía». Más claro…

Bolívar siempre se hizo acompañar por los mejores a su alcance, sólo hombres de comprobada valentía, definición ideológica afín con la causa independentista, y con capacidad para las funciones que les encomendaba. Una pléyade de grandes hombres conforman el círculo de quienes estaban a su lado, o ejerciendo responsabilidades con eficiencia y pundonor, para las cuales habían sido escogidos. Chávez se rodea de ineptos, el primordial requisito que exige es la incondicionalidad a su persona, aplaudir cuanto se le ocurra sin importar cuan disparatado o inconveniente pueda resultar para el país y hasta para los mismos fines de ese deshonesto y oportunista clan. Al revisar la Historia, la enorme admiración que despiertan los que junto a Bolívar realizaron la gesta independentista del siglo 19, se transforma en vergüenza y repudio, al observar el pobre currículum y los indignos logros de los que constituyen el círculo del que se considera a sí mismo, aun con ellos alrededor, único e imprescindible.

Bolívar se enfrentó militarmente al formidable ejército del imperio español, una vez ganada la guerra, dedicó sus esfuerzos a la Unidad de todos los pobladores de las naciones libertadas. Su última proclama, «Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro», evidencia su propósito de acabar con las divisiones y superar las diferencias naturales entre quienes tienen opiniones y propuestas diversas, lo cual es propio de la Democracia. Chávez se distingue por un discurso sistemáticamente dirigido a dividir a los venezolanos, asignando maniquéa e infantilmente las virtudes a sus seguidores y los defectos a sus adversarios, ofreciendo en todos los casos salidas violentas y exterminadoras, negación de la condición civilizada que debe caracterizar a un líder y a un proyecto en los tiempos actuales. En tanto Bolívar pertenecía al futuro, Chávez pertenece al pasado. El esfuerzo de Bolívar se dedicó a construir Naciones y ciudadanos, el esfuerzo de Chávez ha estado dirigido a destruir al país y a fabricar súbditos acríticos, fanáticos y mercenarios. Bolívar era un hombre sumamente culto, Chávez es sumamente ignorante y primitivo. Bolívar fue un oligarca entregado a la causa independentista, en la cual invirtió buena parte de su fortuna. Chávez es un zambo resentido, vive como un oligarca, y está entregado al propósito de lograr poder por el poder mismo. Bolívar dejó un inmenso y valioso legado de pensamientos y propuestas, Chávez acumula una retahila de dicterios, vulgaridades, patanerías, malacrianzas, folklorismos, insultos y descalificaciones a diestra y siniestra, de las cuales no se salvan ni sus propios seguidores, garantizando una pésima evaluación de este vergonzoso período, para los estudiosos de hoy y de épocas venideras.

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