Opinión Nacional

Chavéz es la agenda

Sea como fuere, por voluntad o decisión ajena, mi capacidad de interrogarme o las cadenas de radio y TV, debemos, en el primero de los casos y, tenemos, en el segundo, que escuchar al presidente de todos los venezolanos. Ni siquiera el cable permitiría renunciar a su presencia, si buenas son las palabras de Jessy, ministro del pp para Etc., pues la televisión por cable también ha de entrar en cadenas. No se por qué siempre he creído que ese es el lugar en donde vive la libertad real, la otra vive en los sueños haciéndose verdad en el arte y es éste el único lugar donde la vida vive, donde el hombre se hace. Para mis amigos, mi radical afirmación no los sorprende aun cuando, por su amor al prójimo, siempre quieren cambiar si no todo sí casi todo, y me señalan que la calidad de vida puede ser un espacio para que la libertad exista. Que la calidad de vida es arte, al menos como lo entendían los romanos. Cuidan el valor de la palabra y prefieren existir a ser. Mis adversarios, pues no tengo enemigos, y si tuviese la dicha de tenerlos, de poseer al enemigo, bastaría con venderlo, hipotecarlos, subastarlos o sencillamente deshacerse de ellos para no tenerlos, la guerra es eficaz el más ejemplo, pues bien, mis adversarios y de manera especial los que han adquirido fortuna por sus habilidades, mañas y otras hazañas de la inmoralidad, entre las cuales el oportunismo es su fuente, me dirán lo que siempre me han dicho, que la libertad es directamente proporcional al poder y éste depende de que se pueda hacer exponencial la riqueza. Y concluyen, para no ofenderme, diciéndome que soy el adjetivo o sustantivo de Uslar Pietri, según su posición en la oración, pero sobre todo, en la vida: ¡pendejo!
Como no se trata de un tratado sobre la razón y las razones, dejo inconclusos estos temas espinosos y sombríos y volvamos al presidente de todos los venezolanos. Parece ser que sea cualquiera el nombre, República Bolivariana, república socialista hasta llegar más allá de las definiciones, república bolivariana, socialista, comunista etc., nos quedará la condición de ser venezolanos, bien por nacimiento bien por nacionalización o cosas así. De modo, pues, que el presidente de cualquier república que sobre estos límites exista, gobierne, mande, impere, disponga, ejecute, escuche, dicte… será el presidente de los venezolanos, lo cual no se perderá hasta tanto no se modifique la constitución y se impida ser venezolano a quien adquiera otra nacionalidad o quien se haga traidor a la patria, o hereje de su presidente. Será éste un castigo muy grave, mayor que tirar a los cristianos a la hoguera o a las fieras para que se los comieran los leones para la diversión del poder o castigo por traicionar a Roma con sus prédicas sobre la justicia y sobre Dios, lo cual parece redundancia Será como nacer sin madre o un condenado a no existir ni ser, un calendario sin tiempo. Y, porque, además, en el concierto universal ya existe un nombre, Veneruela, y, desde luego, que pondrá ser cambiado también, pero al parecer no es muy coherente el asunto, no sólo por la identidad histórica y tradicional del país, sino por algo mas importante, por la nacionalidad de los que aquí nacieron antes del nuevo bautismo, donde en vez de San Juan, el Bautista, será hecho por nuestro propio Presidente, padre y maestro de esa nueva república o lo que fuere, que para mi gusto, mucho mejor, debiera ser imperio. Pues bien, si ello ocurriere quedarían sin patria, sin nacionalidad, entre otros: Andrés Bello, Simón Bolívar, Sucre, Ramos Sucre, Palomares, Soto, Estévez… o condenados estarían a ser descritos sus lugares de nacimiento y nacionalidad a cosas así: según los historiadores de la X república, quien lleva por nombre Simón Bolívar nació en Caracas capital de la antigua Venezuela, ahora republica socialista de Rafaelandia y así, hasta llegar a escribir una novela que debiera llamase 550 años de ingrimitud.

El Excelentísimo Sr. Presidente, HRCHF, es, pues, el de todos los venezolanos, tanto de los chavistas como de los antichavistas. Llamo chavistas a quienes idolatran al Excelentísimo Sr. Presidente. Y anti- quienes lo maldicen, niegan o sus apasionados herejes. Estos antónimos (no hay antónimo exacto y menos para idólatra) no incluyen a los idólatras por negocio, mercaderes del proceso, diría Jesús, quise decir Chávez, ni a los antichavistas que los hay, también por negocios y por su propio negocio. Y, sobre manera, no incluye a los revolucionarios, que ninguno puede ser chavista o antichavista, porque estos seres pertenecen al mundo de la utopía, de la poiesis, bien que por ella apoyen al presidente y trabajen inmensamente por sus ideales y colmados de fe en lo posible creen que Chávez es más o menos el elegido por las circunstancias más que por mandato divino, y arriesgan todo para que todo sea bueno, bien quienes lo adverasen porque creen que sus actos envilecen más que liberan. Esta distinción conduce a establecer que ante las ideas y práctica política del presidente, hay quienes distintos a los chavistas y antichavistas proponen otras ideas, concepciones que son o pueden ser divergentes, discrepantes, disidentes, negadoras, reformistas, transformadoras por revolucionarias, incluso. Y es este conjunto de venezolanos, presumo que también de terrícolas de cualquier parte, dada la realidad de este planeta donde a cada instante nos tropezamos con el mundo y pertenecemos a una “raza o especie” excepcional por sus virtudes y maldades, de compleja heterogeneidad, cuya identidad es imposible, pero cuya igualdad ante la Ley y ante Dios es una necesidad de coexistencia y tal vez la prueba de la condición humana, respectivamente. Tanto más es este problema universal, que nuestro Excelentísimo Señor Presidente al establecer los elementos estructurales de su socialismo expone que es indoamericano, originario, bolivariano, robinsoniano, zamorano, cristiano, humanista, y últimamente, petrolero lo que refiere, a su modo, cosas que en el mundo han sido, y sin que yo pueda saber cual el significado, el sentido, la significación de cada elemento adjetivado, presumo que son cosas, hechos, términos bien conocidos para poder tener capacidad de comprensión de tan original definición del Presidente. Como se ve es fácil entender el significado de cada elemento, y ser por separado originario, bolivariano, humanista, cristiano, petrolero, etc., pero según infiero, el socialismo del SXXI del Sr. Presidente es todo eso junto, ni sincrético ni síntesis, ni fusión, ni confusión, ni reconstrucción, ni quien sabe, como formando un universo inasible pero existente, incomprensible pero así es.

Establecidas estas previas notas quisiera decir algunas cosas que me preocupan. A pesar de ser el presidente HRCHF el presidente de Vla., de los venezolanos como seres venezolanos, desde el comienzo él nos fragmentó. Antes de él hubo venezolanos, pero él nos dividió. Y lo hizo con genialidad de la misma especie que la empelada par la categorización de los elementos que conforman su socialismo. Pero, salvo que en lugar de integrarlos los separó como si sólo algunos pudiesen entrar al ese nuevo reino. Al principio fueron los escuálidos hasta llegar a disociados de hoy, pasando por traidores, vende patrias, payasos, lacayos del imperio, hijos de marras, (marras se escribe con P), infiltrados, manipulados, oligarcas, ignorantes, calumniadores, difamadores, de derecha, etc., que serían todos quienes de él o de su proceso disientan, adversan, critiquen, objeten, observen, afirmen, digan… y también quines difamen, calumnien, mientras sus seguidores, actores del proceso bien por idolatría, por negocio, por protección, miedo, bien por obediencia, sumisión, son los buenos, los patriotas, revolucionarios, socialistas, etc., hasta tanto no disientan Y todo según es su concepción y calificación y entero juicio.. Esto evita el debate, la confrontación y el contraste de ideas, las suya y la posibles de otros. Esto es muy viejo. En el plano lógico sus calificativos responden a los argumentos ad hóminen, identificación a la gente con cuanto dice o afirma, etc., sin importar la verdad de lo dicho, señalado, probado… Así, si el hombre es pillo pillerías son todas sus cosas, incluida el habla. Si el hombre es delincuente sus palabras son venenos. Si es pecador su discurso es herejía. La verdad del texto se desconoce, se da por muerta antes de que nazca. Si alguien señala al presidente que lo engañan o que el no sabe lo que hacen sus secuaces (siempre de secuator, seguidor) responde con la terrible verdad de un dios iracundo, nadie puede engañarme. Nadie. Todo lo que se hace lo se, se hace por mi disposición según mi voluntad o consentimiento. Ni siquiera tolera el Señor Presidente la bondad de quienes lo consideran libre de culpas, supremo bien y para ello quieren poner la culpa en el propio Diablo, que ya son muchos: los corruptos, los crímenes, los mercaderes, los disociados,…que deliberadamente sabotean el proceso.

Antiguamente se habló de la omnisapiencia, del supremo poder de Dios, nada se hacía sin su voluntad, hasta la hoja del árbol se movía según le daba su gana, y vio Dios que era malo porque dotó de pensamiento a sus criaturas y entonces Dios nos dio el libre albedrío (toma de decisiones a voluntad asumiendo a plenitud la responsabilidad de estar lejos de Dios), y podemos escoger entre el bien andar y ser y sus opuestos, es decisión libre de cada uno libre, pero ajustado a las consecuencias del más allá, la justicia divina, sea del mas acá, la justicia del hombre sobre los otros hombres. Esa fue una manera de incluir por su propia voluntad a quien bien hace y de excluir a quien mal decida hacer y malo sea. En eso nuestro excelentísimo Presidente es distinto a ese Dios. Partido único, doctrina única, mando único, obediencia impoluta, en tres palabras: el camino, la verdad y la vida. Con el perdón de Cristo y de San Juan, apóstol, Juan 14:1-12…no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
6 Le dice Jesús (entiéndase HRCHF): Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto
11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.

12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

Si se hace un breve ejercicio cambie usted Padre por Socialismo y verá y verá y también habrá escuchado de su misma palabra, con San Juan, caminen en mis caminos de humildad, de obediencia, de desapego, de simplicidad y de amor. Yo les haré libres.

Los teólogos puristas me reprocharán que tergiverso la idea, que Cristo ve en la muerte el camino a la suprema libertad, la vida eterna al lado de Dios, mas que a su lado, Dios en cada ser que en él vive, y vive en él, mientras la muerte en Chávez es una disyunción, la teologal manera de entender Chávez este complejo asunto es sencilla, el paraíso está en el SSXXI, en este mas acá, mientras el capitalismo es la muerte que se impone en vida, porque está muerto quien no va al Padre, quien anda y desanda tras los vicios insuperables del capitalismo. Capitalismo es muerte, socialismo es vida. Son sus palabras. Pero, es además, por propia confesión, no ya el camino, sino el único camino. Si él se pierde, se extravía, desaparece la revolución, es la muerte. No hay soberbia en eso, menos deificación de sí mismo, francamente no, es la humildad de la verdad y esta puede que duela porque la verdad duele.

Pues bien, este proceso de ser el camino, la verdad, la vida, el Excelentismo Señor P., según puede inferirse, impone la agenda. Todos los temas son sus temas y nadie tiene respuestas más allá de las que él quiere escuchar o las que él mismo se da. Nadie tiene otros temas.

Creo que en este juego está la genialidad de este modo de gobernar sin gobernar. Los suyos repiten, los otros no suyos, se asombran y dedican su tiempo a buscar dar respuestas a las preguntas que impone el Presidente y que, además, ya sabe con precisión su respuesta. Y ello es posible, entre muy buenas razones porque ese vacío teórico carece de respuestas teóricas, y entonces se cae en lo banal, en lo superficial, lo inútil. Ante el SSXXI, el Capitalismo eterno inmutable, perfecto. Ello impone buscar otra estrategia, y esta tiene que ser por definición un proyecto que llene ese vacío y que imponga a todo al país, desde luego al presidente incluido, entrar en el debate. Y este debate tiene que centrarse en proponer soluciones a lo real y estas son las que reclaman un elemental corpus teórico que las sustente.

Mil problemas: la salvación de las aguas para poder disfrutar de ellas. Es una tarea central y ella supone un proyecto ecológico en el cual la sociedad toda pueda converger. Profundizar una lucha a todos los niveles sobre la educación, la ciencia y la tecnología, el arte y ello implica propuestas adelantadas en acciones concretas. La lucha por la moral y la ética como actividad cotidiana por al vida, que tiene en el hambre el desempleo, la inseguridad sus componentes básicos. Convertir la calle en escenario de ideas, como un gran teatro en donde la tolerancia crítica sea puesta en escena. … zafarse de la conspiración imperialista, capitalista, que culpa al imperio y a. capitalismo de todos los males del país, de la vida, pero también de la maldición cubana, socialista, leit motiv del chavista y del antichavista, respectivamente.

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