Opinión Nacional

Chávez, el heredero de AD y Copei

 Hablaba en realidad de la situación del país en 1946, pero bien podría haberlo dicho refiriéndose a la década de 1980, cuando los dos grandes partidos de la democracia venezolana, Acción Democrática y Copei, empezaron sus procesos de suicidio en manos de dirigentes que, sencillamente, no tenían lo suficiente para ser dirigentes.

La desaparición de AD empezó porque sus hombres importantes, Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Juan Pablo Pérez Alfonso, Carlos Andrés Pérez, fueron sustituidos por otros que no tenían la misma estatura política. Con razón o sin razón, esos líderes de segunda o tercera categoría se opusieron a que Carlos Andrés Pérez se postulara por segunda vez a la presidencia de Venezuela, y como Pérez se impuso desde la periferia, le declararon una guerra, a veces sorda y a veces activa, que destruyó el partido. Parte de esa guerra suicida fue el grotesco juicio que quitó a Pérez del poder, y que acabó con toda posibilidad de Estado de Derecho en el país.

En Copei el proceso fue otro: Rafael Caldera, su fundador, no permitió que se formaran sucesores y cuando, tímidamente, los que habían tratado de serlo se opusieron a su pobre imitación de Carlos Andrés Pérez, prefirió acabar con el partido y lo logró. El verdadero heredero de ambos partidos fue Hugo Chávez, que encontró un país indefenso y “a merced del primer aventurero.” Los adecos, que habían interpretado muy bien el sentir del pueblo cuando en 1945 sacaron violentamente del poder a un muy buen gobernante, Isaías Medina Angarita, que no quiso o no pudo dar los pasos indispensables para que se impusiera la verdadera democracia, y que entre 1959 y 1969 entendieron que el país necesitaba educación, pero también que la educación no es solamente la formación de licenciados y doctores, sino que es aún más importante formar buenos técnicos y mejores trabajadores, poco a poco fueron dejando atrás ese trabajo (que Copei nunca entendió y por eso Caldera cerró las escuelas técnicas), y terminaron dedicados únicamente a la política y al disfrute del poder y las riquezas no siempre bien habidas, y mientras el Estado y unos pocos particulares se hacían cada vez más ricos, los pobres, carentes de formación, carentes de verdadera educación y hasta de techo, se hacían cada vez más pobres.

Ambos partidos, AD y Copei, descuidaron también la vivienda, sin entender que Bolívar en estos tiempos habría dicho “educación y vivienda son nuestras primeras necesidades.” La educación incide en todo, no sólo en la capacidad de trabajo y de desarrollo, sino también en la seguridad y otros aspectos de la vida cotidiana. La vivienda incide en la salud y también tiene que ver con la seguridad y esos otros aspectos de la vida cotidiana. Al permitir que la masa no educada y sin vivienda creciera como un inmenso cáncer social, los adecos y los copeyanos, decididamente, le abrieron la puerta a ese “primer aventurero,” que sí se interesó por los pobres, pero lo que les dio fue lo peor que podía darles.

Desde luego, muchos son los factores que incidieron, y entre ellos la personalidad de Chávez, guachamarón, dicharachero y hasta simpático, y sobre todo, que le quitó a la política una solemnidad que distanciaba a los políticos del pueblo, y también que prometió acabar con todos los vicios que hacían de adecos y copeyanos decididamente odiosos a la mayoría de la población. Lamentablemente, su falta de escrúpulos lo llevó por un camino muy peligroso. En realidad prefirió el poder a la verdadera redención de los preteridos. Por eso organizó un gobierno militarista y un sistema que parece democrático pero en realidad no lo es, y que derivó en un régimen personalista basado en el culto a la personalidad.

Y, lejos de cumplir sus promesas de acabar con la corrupción administrativa, permitió que los peores vicios se hicieran cada vez mayores. A las gentes que lo siguieron les dio diversión y circo, y hasta un mundo de esperanzas. No les dio educación, no les ha dado en realidad vivienda, sino techos que apenas sirven para protegerse de la lluvia. No les enseñó a pescar, sino que se dedicó a regalarles pescado.

No sembró el petróleo sino que lo desperdició, lo regaló, sobre todo en el extranjero para hacerse un piso político. Al regalar pescado se ganó fácilmente la gratitud y hasta el amor de la mayoría de los pobres, eso es indiscutible, pero en realidad terminó perjudicándolos, y eso se verá con dureza y horror muy pronto. Como AD, terminó descuidando lo que más interesaba, y como Caldera, no permitió la formación de sucesores. En ese sentido, no hay duda de que es el heredero directo de AD y de Copei. El heredero directo de lo peor de AD y de Copei.

 

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