Chávez diferente, campaña diferente
El jefe de Estado, a pesar de la penosa enfermedad que lo aqueja (término históricamente sustituto social del original) está en campaña electoral, ilegal como siempre y abusiva como siempre. Nada raro. No obstante, sí están sucediendo cosas extrañas con respecto a otros procesos comiciales que, como se sabe, son muchos y muy parecidos.
Primero. Los actos de calle son muy pocos si acaso los hay. Segundo. Micomandantepresidente intenta estar presente, dando que hablar, todos los días vía radio o televisión, pero el impacto no es el mismo. Lo hace en off, por teléfono, invadiendo espacios o programas de otros. También es posible que improvise alguna cadena de actualidad para entregar un paquete de cotufas rusas o dos alpargatas hechas por una cooperativa socialista en Margarita. La razón es lo de menos. Otra modalidad es la cadena para firmar algún convenio con chinos o cubanos, da igual. Y, la más usada, la cadena vieja, con hechos antiguos y recorridos más antiguos todavía, en los cuales micomandante aparece con otro aspecto, muy diferente al actual. Y así se van los días. Nada extraño, nada diferente. Más misiones, más plata para la calle, más regalos, más presión por votos. Nada original.
Pero sí están pasando cosas que diferencian esta campaña. El tema, el eje del discurso, es primero la enfermedad y la cura, la gravedad y el milagro. Eso se repite a cada rato, cada día, en cada momento. Algunas veces hasta tres veces en una jornada. Esto coloca a la misión, al convenio, a la dádiva, a la promesa en segundo plano. La enfermedad gana, aunque hay que admitir que la regaladera y el síndrome de la bequita de Chávez es otra vez la clave de la reelección.
Otro asunto nuevo es la suspensión de actos. Nadie más fiebrúo que el líder intergaláctico en esto de estar en gira, a pie, caminando, en campaña, manejando, en techo de carros en estadios, montado en tractores. Donde fuera. Cantando, bailando, recitando. Eso cambió. Por mucho que intente bailar hip hop la cosa se ve forzada, nada bien. Y, lo que es peor, si baila o habla demasiado, desaparecerá varios días para retornar al esquema en off. Actos anunciados, actos suspendidos. También influye el aspecto del candidato. Sin más comentarios.
Sin duda, salvo cambios dramáticos, esta campaña electoral será diferente. Ya se distinguen los puntos de distinción. Plata hay, recursos hay, sobra el populismo y las promesas. Lo que no está bien ni igual es el candidato. Y esa será la clave de los próximos meses. No será la MUD contra Chávez. No serán seis precandidatos contra Chávez. Será un candidato, electo en primarias, con el respaldo unitario de la visión democrática contra Chávez.
Y el peso de su gestión.
