Chávez: con mis hijos no…
Esta sin duda es una revolución de papelillo, y de serpentinas.
La revolución que dice proteger y estimular el gobierno del pueblo, la comunidad como elemento de base de la sociedad, impide que una de las instituciones mas genuinas de esa forma de asociarse, como lo es el gobierno escolar, no pueda decidir acerca de los aspectos económicos de la escuela. Ese gobierno que se escogió en la base de la comunidad escolar, que se soporta sobre intereses comunes de maestros, padres y alumnos, no puede decidir el nivel de educación que se pretende para sus educandos, no puede decidir los aumentos de matricula sino que ahora –por decreto- el Ministerio decidirá, tarde como siempre, pues ya las Asambleas escolares decidieron esa materia, con sobrada previsión. Decidirá el aumento que será permitido para los centros de educación privada. Negación de la autoridad de esa comunidad que dice defender la revolución “bonita” por la vía de promover las comunas como poder del pueblo. ¿Cuál poder del pueblo?
En esa misma dirección restrictiva, prohíbe a las entidades de educación que reciban financiamiento externo y donaciones. La expresión máxima de la solidaridad de los pueblos es el mecanismo de donación. Es el acto de desprenderse de lo que me sobra para ayudar al que le falta y la revolución “promotora del amor y la solidaridad”, lo impide por decreto. En el primer mundo los esfuerzos importantes de educación se sostienen con las donaciones de las empresas y de los particulares, incluyendo los ex alumnos exitosos que egresaron de esos centros de estudio. Eso mantiene en pie, con un altísimo nivel de excelencia a Harvard, Yale el Tecnológico de Monterrey en México y las mejores universidades chilenas. ¿La donación es mala, cuando produce centros de pensamiento?
Este gobierno quiere impedir cualquier cosa bien hecha, que establezca patrones de comparación con lo que está mal hecho, así que la línea parece ser la de destruir cualquier esfuerzo privado con signos de excelencia, pues el pueblo comparará con lo que hace la revolución. Acaba con el esfuerzo de Chacao, impidiendo la construcción de un Centro Cívico que las juntas comunales apoyan. Nivelar por debajo, es el mandato supremo.
Los padres de los niños que aspiramos reciban educación de primera, terminaremos pagando a los buenos educadores con dinero por debajo de la mesa, pues ese el modo de la sociedad que está construyendo Chávez; todo tiene un doble pago, un doble precio. Los verdes que dicen costar cuatro treinta, se pagan a ocho. El pollo, la carne, las caraotas y cuanta vaina comemos que tiene un precio de regulación, hay que pagarlo más caro para tenerlo. El traslado de un registro, que tiene un precio, requiere de un pago por fuera para moverlo a una firma. El cemento que produce el gobierno, sólo será despachado, si usted le paga tres mil quinientos al vendedor de la franelita roja. El crédito de los bancos del gobierno, lleva una comisión por fuera. Comprar un carro iraní, que tiene un precio en el parabrisas, lleva sus diez mil de comisión. Igualito que en Cuba para tener un jean, una pastilla de jabón o un cepillo de dientes.
Ahora la educación tendrá también su doble precio. Sigue que vas bien, destruyendo futuro.