Opinión Nacional

Chávez abusa de nuestra tolerancia

Quisiéramos dejar de hablar de Chávez, pero la velocidad conque éste nos arropa o embarduna con sus groseros y exorbitantes pareceres, que sus adláteres administran como “voz de Dios”, nos obligan a digerir esos maleficios, para evitar que se transmuten a nuestra psiquis y se conviertan en infartantes, como viene ocurriendo en sensatos ciudadanos, que actúan con denuedo, para evitar embarrarse con las locas ideas “revolucionarias”, que no son mas que trastos decapitados de las ya viejas ideas “comunistas” de los dos siglos pasados.

Conocemos al personaje de vista, trato y comunicación, como también conocemos a sus mentores de la “casa de los sueños azules”, muchos de ellos hoy arrepentidos de su loco empeño por tener nuevamente a un militar (como Medina) en la presidencia.

No hay dudas, de su desviada mente, malformada como muchos, que ni son militares, ni siquiera ciudadanos, como bien los calificó Carlos Escarrá Malavé, cuando los militares le estorbaban en su intento por conformarse en un secuaz del caudillo con cara abierta. No hay dudas, ejercer un “liderazgo constitucionalista” como lo hace, aplaudido por la feroz masa de ignorantes que siguen el “proceso”, le causan un ardoroso ego avalado por el poder; y pareciera que la exaltación está debilitando sus neuronas, al extremo de sentirse casi el todopoderoso, con baladíes e insulsas conclusiones y explicaciones.

No hay dudas, dejarse convencer con el aplauso de convencidos. Los mismos que en galería aplauden en el “Aló Presidente”, conlleva el sentimiento del “beso de la muerte”. Ese que causa risa en el momento en que siente el levantar de la guillotina. Es la muerte por un ideal, del cual nunca se ha convencido plenamente; y que por supuesto, nunca verá su final.

Asumimos la ejemplificación con Carlos Escarrá, porque como él lo ha comprendido, es el “intelectual” mas descollante de la “revolución”, aunque para defender lo indefendible tiene que valerse de las ficciones jurídicas, muchas veces fuera de tono, que lo nivelan con el resto de su grupo. Asume el pensamiento de un “escuálido” convencido que no se atreve a rebelarse y en su pensamiento reflexiona: “Si, soy sometido a las autoridades y leyes de la manada de bestias humanas en donde voy corriendo. No estoy en contra de las leyes ni del gobierno ni de la iglesia ni de nada, pongo mi parte, pongo lo que me piden, no lo que se me antoja… tu también lo haces, le das a la sociedad lo que te demanda. Ir en contra de las regulaciones sociales no es una forma inteligente de vida. Obedezco las reglas, pago impuestos, participo en las idiotas costumbres de mi grupo. Lo veo y aprovecho eso para obtener beneficios. La mejor manera de encadenar a un esclavo es saber como actúan los esclavos”.

Concluye el “escuálido”: “Es preferible adaptarse que rebelarse. Rebelarse con las armas es para gente enferma, torcida del cerebro. Una cosa es defenderse y otra es atacar pretendiendo cambiar un estado social. Los sacrificios mesiánicos no tienen el mínimo sentido. Repito: el pobre lo es por comportarse como mediocre, por tonto, por agachón, por cobarde…”

La ridícula actitud de Chávez en Cuba, con su canto y encanto ante el “Che”, no causa risa, sino indignación, porque al conocerlo sabemos que en un su interior, ni en lo mas mínimo comulga con las barbaridades y asesinatos de este malévolo personaje, defendido solo por “elementos” malformados de la cultura, bien vistos por los “mediocres, agachones y cobardes” descritos por el “escuálido”. No hay dudas, hasta su propia hija denigró de los que lo usan como un símbolo revolucionario. Ella, en la conferencia o foro que denominaron «El Che y Chamran«, donde se trataba de establecer un paralelo entre el guerrillero cubano-argentino y «el dirigente revolucionario islamista iraní Mostafa Chamran, quien organizó y lideró guerrillas en diversos países musulmanes». Más o menos como lo que ha tratado de hacer Chávez, buscando las irrespetuosas equivalencias entre Bolívar y el Che o Fidel; terminó mal, cuando Aleida, la hija del “Che” se paró, protestó lo distorsionado del pensamiento de su padre y se fue del acto.

No hay dudas, estos pocos ejemplos nos ayudan en la reflexión, que mas temprano que tarde terminará con la pesadilla de tener que soportar el sectarismo de Chávez, embadurnado por el “chavismo”. La guillotina se está amolando, como en toda revolución, ya que muchos de los secuaces creen y asumen solo la responsabilidad de Chávez. Olvidan que muerta la cabeza mueren con ella todos lo órganos, no importa que sean músicos, poetas, cantantes, locos o loqueros. La tolerancia revertida da al traste con la intolerancia, por cuanto ésta se vuelve más férrea y más intransigente.

1 Pedimos excusa al escuálido que escribió esta reflexión por el abuso.

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