Opinión Nacional

Catolicismo Romano y Marxismo, causas del populismo Latinoamericano

A pesar de que Karl Marx era ateo y consideraba a la religión como una de las cosas que alienaban a la existencia humana; sus ideas son las mismas que las promovidas por el catolicismo romano; es decir, el hombre nuevo de Marx, es el mismo hombre nuevo del cristianismo católico romano; tanto en su supremacía sobre todo lo que existe, como en cuanto a que debe guiar su existencia siguiendo a su yo interior—como decimos los venezolanos: “es el mismo musiú con diferente cachimbo”:

En su explicación del regreso del hombre hacia sí mismo, Marx argumenta que incluyendo a lo económico, el hombre necesita trascender toda forma de alienación. Marx está convocando en esencia al regreso definitivo hacia el hombre desde cualquier otra cosa. Marx afirma: “Esto quiere decir, el regreso del hombre desde la religión, la familia, el estado, etc, hacia su modo de existencia humano” (Manuscritos, p. 85). El hombre nuevo que envisiona Marx ha trascendido los niveles de alienación tanto materiales como conscientes. Marx enfatiza la necesidad del hombre de tener la capacidad para seguir su esencia humana natural dentro de una sociedad viable. Como explica Marx: “sólo aquí lo que es para él su existencia natural, se convierte en su existencia humana”. (p. 85). El hombre nuevo es establecido como tal sólo cuando él se ha consustanciado con su naturaleza al apartarse de todo lo que lo distrae de su naturaleza humanista. Conforme a Marx, toda acción y juicio que ejerza uno debería estar basado completamente en estándares humanos.

Fuente: Artículos del Directorio M:
http://articles.directorym.com/Marx_and_Nietche-a800124.html

Probablemente, ninguna idea y ningún sentimiento en la iglesia original dominó al sentimiento cristiano hacia la vida tan totalmente y absolutamente, como la conciencia de la novedad de la vida hacia la cual se veían traspuestas las personas a través de la participación en la vida y el cuerpo de Cristo.

Fuente: Encyclopaedia Britannica:
http://www.britannica.com/eb/article-67496/Christianity

El párrafo de arriba de la Encyclopaedia Britannica, describe al hombre nuevo cristiano, quien al igual que el hombre nuevo marxista, debe manejar todo lo que lo rodea, conforme a sus propios estándares—porque así lo “manda Dios”:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastre sobre la tierra.

Fuente: Santa Biblia, Libro del Génesis 1:26

Y las ideas de Marx sobre el “proletariado”—conceptos que sólo incluían a los trabajadores asalariados de las fábricas urbanas; pero que sus alumnos marxistas extendieron posteriormente a los campesinos, indígenas; y en general a toda persona relativamente pobre, son las mismas que ha promovido la iglesia católica romana desde su origen.

Es decir, la aceptación como fieles cristianos de cualquier persona; y especialmente a los pertenecientes a las clases bajas de la sociedad; incluyendo hasta los esclavos—una actitud religiosa totalmente nueva; ya que la totalidad de las religiones paganas que coexistieron con el cristianismo durante sus primeros siglos, eran exclusivistas o elitistas—y esta nueva religión católica (palabra que significa: “universal”), se extendió por todo el mundo conocido a partir de que el Emperador Constantino I, convocase al Concilio de Nicea en el año 325 de la era actual, y decretase en éste; al cristianismo, como la única religión legal y oficial del Imperio Romano.

Tanto el marxismo, como el cristianismo, prometen a sus seguidores un paraíso terrenal, con el mínimo esfuerzo intelectual o físico.

El marxismo le promete a sus seguidores una larga lista de derechos que incluyen el control de precios y salarios para que todos tengan acceso a la satisfacción de todas sus necesidades básicas en forma suficiente y a precios asequibles (alimentación, vivienda, vestuario, transporte, educación, asistencia médica—y hasta vacaciones)—en un horario de trabajo con condiciones laborales cuidadosamente paternales hacia el trabajador, porque el “Estado”; el “papá Estado”, es dueño de todos los medios de producción y de todo lo pueda ser poseído, ya que la propiedad privada es eliminada; así, las personas, serían como niños que lo único que tendrían que hacer es pedirle a su papá cualquier cosa que necesiten o deseen, y éste amorosamente se las proporcionará.

El cristianismo hace exactamente lo mismo—y va aún más allá—porque el “Dios Todopoderoso”, puede hacer que lo imposible ocurra: hasta la muerte puede ser vencida mediante la resurrección, y para cualquier otra cosa que necesite o desee la persona, sólo tiene que arrodillarse y orar con profunda fe, teniendo la seguridad de que “Dios” está escuchando los ruegos de todos y cada uno de sus fieles creyentes, y haciendo uso de su inconmensurable amor, le concederá a quien así lo ruegue, cualquier deseo; desde la sanación propia o de un ser querido enfermo, hasta la obtención de un puesto de trabajo; o meter un gol o pegar un jonrón en el momento decisivo de un encuentro deportivo.

Y como en toda sociedad existe una inevitable estructuración social en forma de pirámide, donde la cúspide está ocupada por quienes poseen la mayor cantidad de recursos económicos y la base, por quienes menos tienen, los políticos populistas echan mano de las utopías marxista y cristiana, para ofrecerle a quienquiera que los escuche, sólo lo que quieren oír—y como en los países gobernados conforme a los postulados marxistas, los gobiernos son los dueños absolutos de todos los recursos económicos—son muy parecidos al Dios cristiano, en su capacidad de regalarle a quien se lo pida, cualquier cosa.

El populismo generado por las utopías marxista y cristiana, desestimula al individuo a esforzarse por sí mismo a obtener lo que necesita y desea mediante su duro y consistente trabajo físico e intelectual, porque cree que sin hacer nada más que pedir o rogar, lo obtendrá de su “papá Estado” o de “Dios”.

Pero la realidad es muy diferente a las utopías marxista y cristiana: No es posible regresar de la muerte, ni lograr que algo que viole las leyes que gobiernan a la naturaleza, ocurra “milagrosamente”—todo lo que ocurre en nuestro mundo está limitado por las leyes físicas, químicas y biológicas que han descubierto los científicos en los últimos tres siglos y medio; y absolutamente todos los países del mundo que se han organizado siguiendo los postulados marxistas—desde la extinta Unión Soviética, hasta Cuba, han colapsado económicamente, sumiendo en la pobreza y en la miseria a sus poblaciones.

Pero los politiqueros sin escrúpulos—desde México hasta la Patagonia, continúan mintiéndole a quienes los escuchan, prometiéndoles villas y castillos, mientras se persignan y besan hipócritamente crucifijos, para obtener sonrisas en los añorantes rostros de las personas sumidas en la pobreza y la ignorancia a consecuencia de una deficiente educación—especialmente de una deficiente educación en ciencias

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