El EditorialOpinión Nacional

Casi un año de casi diálogo

Los días pasan tan rápido que no da tiempo de detenerse a pensar qué rumbo podría dar el país, la capacidad de analizar la situación actual parece haberse congelado en el tiempo, tanto como el diálogo entre el Gobierno y la oposición.

No nos damos cuenta pero en pocos días se cumplirá un año de intentos fallidos de diálogo entre los dos polos políticos (PSUV-MUD). La vuelta al sol dejó atrás el referendo revocatorio y las fuerzas de las firmas recolectadas para tal fin; las dolorosas protestas en las cuales quedaron al descubierto las violaciones a derechos humanos y la dura crisis que se vive en Venezuela, así como la paralización de las manifestaciones de calles para enfilarse a unas elecciones -valga destacar también fallidas-.

También dejó atrás una Asamblea Nacional Constituyente que ahora cumple todas las funciones del Estado; el anunció de la desaparición del billete de 100 bolívares, aunque terminaremos el año con uno de 100 mil; y una nueva convocatoria a elecciones -ahora municipales- que también se incluyen en la lista de lo vivido para recordar en estas navidades. Mientras tanto la Mesa de la Unidad Democrática parece que no contará de nuevo 365 días activa y el PSUV sigue perdiendo popularidad y pueblo.

Lo cierto es que en todos estos procesos nombrados, que escandalizarían la vida social y política de cualquier nación, lo que no ha cambiado es una mesa de diálogo donde casi recurren, casi acuerdan, casi negocian y casi se sientan para la foto que dará la vuelta al mundo, pero entre intentos fallidos continúan los desacuerdos entre los líderes políticos; mientras que la sociedad se ve cada día más entrampada en la desesperanza.

Los líderes de ambas tendencias, con mayorías irreversibles o no, deberían revisar bien cómo están llevando su estrategia, pues se ven incoherentes, incongruentes, sin rumbo, ni con un plan concreto que ofrecer a una Venezuela que necesita con urgencia recobrar la cordura, la calidad de vida y la prosperidad que la caracterizó.

Estas líneas no son otra cosa que un llamado de atención a ambas partes, pues sino se ponen de acuerdo el país va a seguir descabezado, sin rumbo, desconsolado y sin ver la famosa luz al final del túnel.

Más temprano que tarde saldremos de esta pesadilla, conseguiremos un centro a la polarización y rescataremos el rumbo de la tierra de gracia, de la Venezuela productiva. Ante esto, Ustedes dirigentes de ambas partes y hasta los supuestos «nueva tendencia» o políticos «Ni Ni» piensen bien cada paso porque probablemente «la historia los juzgará».

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