Carta al Editor del diario Le Monde
Caracas, 26 de diciembre de 2002.
Atención
Editor del diario Le Monde:
Siguen algunos comentarios a su editorial traducido y publicado por el diario El Nacional con el título “El caso Chávez”.
En primer lugar, estamos de acuerdo en que el país se encuentra en la cuarta semana de un paro devastador y que el enfrentamiento además de tener razones económicas y sociales es principalmente una batalla política. Estamos de acuerdo además con la identificación que ustedes hacen de los actores del cuadro de la oposición tales como representantes de los partidos políticos en toda su gama – desde la más radical añadimos nosotros, como podría ser Bandera Roja por ejemplo hasta la más conservadora -, asimismo está compuesta por representantes del sector empresarial, del sector laboral, de la iglesia y de todos los medios de comunicación, y añaden ustedes a “buena parte de la burguesía”. Se les ha olvidado sin embargo mencionar un grupo muy importante del sector popular quiénes se han unido a esta lucha. No tienen más que observar el componente de todas las marchas, algunas de hasta un millón de personas. Pueden estar seguros que estas personas no marchan solamente desde urbanizaciones de la clase media o alta. En todo caso tienen razón, todos los sectores de la sociedad se han unido a fin de lograr que el Presidente acepte unas elecciones adelantadas, o al menos que considere el resultado de un referéndum consultivo convocado para el dos de febrero próximo que si bien no es legalmente vinculante sí le aclararía al Presidente cuál es realmente su nivel de popularidad.
En segundo lugar, y esto es muy importante porque la percepción que, no sólo ustedes sino que muchos corresponsales extranjeros tienen, es el que este paro es un simple intento de derrocar a un presidente legítimamente elegido y por lo tanto no entienden porqué no podemos tener paciencia y esperar, como cualquier sociedad civilizada a que finalice el período para el cual fue elegido.
La repuesta no es sencilla y esta carta se haría demasiado larga. Le sugerimos revisar y analizar todas las actuaciones y decisiones del Presidente desde 1998 Aún sin tomar en cuenta su lenguaje agresivo y grosero de ataque a todas las personas e instituciones que han tenido la audacia de cuestionarlo, una vez electo, el Presidente se dedicó a redactar una nueva Constitución hecha a su medida. Claro está que lo hizo “democráticamente”a través de sus afectos Asambleístas, elegidos no por sus propios méritos sino en su mayoría viajando en el “portaviones” del señor Chávez durante su campaña electoral. Esa Constitución cambió hasta el nombre de la República. Estableció que el período presidencial sería de seis años reelegibles y logró que el Tribunal Supremo decidiera que debido a su “relegitimación” en 1999, se contaría su período desde esa fecha y no desde el año en que asumió el cargo.
Ustedes señalan que “Chávez es un hombre que encarna la legalidad democrática”, y que el problema es que se ha enemistado con todo el mundo. En nuestra opinión más bien es lo contrario. Si bien su legitimidad original es incuestionable, su conducta y acciones traicionan todas sus promesas en cuanto a eliminar la pobreza y corrupción que ciertamente corroía al sistema político desde hace muchos años. No sólo nada ha cambiado en ese sentido sino que se ha hecho peor. Francia en parte se hace eco de esa burla con el famoso “avión presidencial”.
No señores de Le Monde, si no queremos al señor Chávez no es porque no soportamos a “un oficial insignificante, del pueblo y zambo….”, no lo soportamos porque aparte de ser incompetente para comprender y ayudar a resolver los problemas de la mayoría de la población, se ha rodeado de un equipo ejecutivo, legislativo y judicial, en su mayoría prejuiciado e incompetente en el ejercicio de sus funciones. Los venezolanos “hemos soportado” toda clase de presidentes, la mayoría de ellos han emergido de clases humildes, la variable racial no es la que cuenta pues como decimos popularmente “aquí el que no ha disparado flecha ha tocado tambor”. No soy sociólogo, pero creo que en Venezuela, la movilidad social ocurre más bien y viene dada en gran parte por la pertenencia a partidos políticos y por el efecto de bonanza petrolera distribuida desproporcionadamente entre los afectos a los gobiernos de turno, unos más incompetentes y corruptos que otros. Pero nada, nada, nada como el señor Chávez y esas son sólo en parte las razones por las que esa “coalición circunstancial” como ustedes las llaman, marchamos cada día hasta acercarnos, ya sea por la vía de una enmienda constitucional, o de un referéndum, hacia la convocatoria a nuevas elecciones.
Atentamente,
Michelle Otero