Opinión Nacional

Carta Abierta a Hugo Chávez sobre Petróleos de Venezuela

Señor Presidente:

A los seis años completos de su presidencia es posible y necesario hacer una
evaluación de la situación en la cuál se encuentra nuestra principal empresa
nacional: Petróleos de Venezuela. Estará usted de acuerdo en que sin una
industria petrolera eficiente, financieramente sana y bien gerenciada, no
habrá garantías para el desarrollo de nuestro país.

La situación actual de Petróleos de Venezuela puede resumirse en una sola
palabra: desastrosa. Este desastre es el resultado de la manera suicida como
usted y sus seguidores han manejado esta empresa, convirtiéndola en un
simple instrumento político para tratar de captar adeptos continentales para
su revolución y en una especie de banco particular para los programas,
algunos bien intencionados, otros no, de su régimen.

El desastre actual comenzó con la selección de los gerentes de la empresa.

Después de un breve período de gerencia profesional, a cargo de Roberto
Mandini, usted decidió colocar en la presidencia de la empresa a Héctor
Ciavaldini, un ex-empleado de la Corporación, quien mantenía en ese momento
una demanda contra la empresa por asuntos salariales. Apartando por un
momento este evidente conflicto de intereses, lo cierto es que Ciavaldini no
calzaba, ni remotamente, los puntos necesarios para manejar una empresa de
la complejidad de PDVSA. Ello se constató con su inepto manejo de las
relaciones de la empresa con el sector sindical. De allí que usted decidiera
reemplazarlo con Guaicaipuro Lameda, militar activo y aparentemente leal a
su régimen. Lameda resultó ser un hombre honesto, vio la realidad interna de
PDVSA y la contrastó con el caos imperante en su administración pública. Su
lealtad se trasladó de su régimen a la institución y eso le causó su
despido, hecho de la manera inelegante que usted acostumbra utilizar para
tomar decisiones sobre el recurso humano nacional. Su reemplazo, Gastón
Parra, representó un insulto para los sectores gerenciales y técnicos de la
empresa.

Usted precipitó la crisis de Abril 2002.

Como usted admitió en un discurso ante la Asamblea Nacional, pronunciado
frente al cuerpo diplomático, el nombramiento de Gastón Parra tenía como
principal objetivo el de causar el rechazo de los técnicos y gerentes de la
empresa y aprovechar este rechazo para atacarla y asumir su control político
y financiero. Lo que usted no valoró en su debida magnitud fue la intensidad
del rechazo que ese nombramiento causaría. El nombramiento de Parra y de su
incoloro grupo de directores llevó a una huelga de gerentes y técnicos de
PDVSA, la cuál desembocó en una gran marcha popular el 11 de Abril de 2002 y
en el anuncio de su renuncia hecho por el General en Jefe Lucas Rincón
Romero en la madrugada del 12 de Abril. A pesar de su regreso, gracias al
apoyo de otros sectores militares, usted provocó en Abril 2002 un rechazo
popular de tal magnitud que ni usted ni la nación se han recuperado aún de
sus efectos. Parra tuvo que irse (ahora nada menos que colocado ahora en el
Banco Central!) y usted buscó una persona mas “conciliadora” para el
importante cargo: Alí Rodríguez. Rodríguez es una persona de antecedentes
violentos, ex-guerrillero y experto en explosivos, un tanto atemperado en su
actitud por los años de congresista y los pasados en la civilizada Viena
como alto funcionario de la OPEP. Sin embargo, pronto fue aparente que
Rodríguez tampoco era la solución para una empresa en acelerada declinación.

Su enfoque no era técnico ni gerencial ni podía serlo porque sus
conocimientos sobre la industria petrolera son escasos. Su enfoque era
político, dedicado a la sobrevivencia y a la consolidación de su poder en la
empresa mediante la utilización del empleo y del dinero como herramientas
para lograr tales objetivos.

Con Rodríguez PDVSA se convirtió en PPTSA.

Con Rodríguez PDVSA cambió de nombre en la imaginación popular y se
convirtió en PPTSA. El forcejeo de poder dentro de la empresa se acrecentó.

Al menos tres facciones se disputaban y aún se disputan parcelas de poder:
los militares, los ultra-radicales y los pepetistas. Mientras este forcejeo
progresaba la empresa se estaba hundiendo aceleradamente: la producción
mermaba; los derrames petroleros alcanzaron niveles nunca vistos; las
refinerías comenzaron a mostrar señales de bajo rendimiento; los tanqueros
comenzaron a corroerse; desaparecieron, al menos en su concepción original,
los centros de investigación y de entrenamiento; los técnicos y gerentes
despedidos por usted en televisión fueron reemplazados por amigos del
régimen, llegándose a los niveles de empleo mas altos en la historia de la
empresa. PDVSA dejó de entregar sus Estados Financieros a la Security
Exchange Commision y dejó de celebrar reuniones transparentes y
profesionales de accionistas. Usted creyó reemplazar este caos con un slogan
fácil: “Ahora PDVSA es de todos”, pero lo cierto es que ha convertido a
PDVSA, con sus maniobras, en una caja negra que tendrá que esperar a ser
abierta por quien lo reemplace, algún día, en la presidencia. Nunca antes
PDVSA había sido menos de todos y más de una pequeña camarilla política.

Cuando Rodríguez fue despedido usted lo reemplazó con el Ministro Ramírez.

Al hacerlo, selló definitivamente la tragedia de PDVSA, al convertirla en un
mero instrumento político. Esto fue lo que la PDVSA original nunca quiso
ser. Ahora, el Ministro y el presidente de PDVSA son la misma persona y
responde a los caprichos suyos. Nadie puede manejar eficientemente un
Ministerio y una Empresa de tan alta complejidad. El desastre de PDVSA era
inevitable, sobretodo cuando la razón fundamental de esta designación no fue
el bien de la institución sino su férreo control político. Bajo Ramírez
PDVSA ha acelerado su proceso de descomposición: la producción ha seguido
bajando, las refinerías presentan graves problemas operacionales, la
corrupción se ha intensificado en las áreas de contrataciones, empleos,
comercialización y a través del mal uso de activos corporativos con fines
personales entre gerentes de alto nivel. Los estados financieros continúan
sin aparecer, los contratos con las empresas operadoras son objeto de
modificaciones unilaterales mientras estas empresas son acusadas por Ramírez
de evasión de impuestos y otras irregularidades.

Ninguna empresa puede progresar cambiando presidentes como de traje.

¿Qué puede esperarse, Sr. Presidente, de una empresa que es sometida a siete
directivas diferentes en seis años? Ni siquiera una cantina militar puede
sobrevivir en buena forma sometida a siete diferentes administradores.

¿Sabía usted que una empresa petrolera cuyo negocio es internacional debe
competir con poderosas corporaciones cuya planificación es parte clave de su
éxito? ¿Qué posibilidad de éxito podía tener una PDVSA que cambiaba de manos
cada 10 meses y había abandonado casi por completo la planificación de sus
actividades?

¿Piensa usted acaso que el petróleo se encuentra sin explorar, se produce
sin técnicas de recuperación secundaria, se refina sin mantenimiento de las
plantas y entrenando a los trabajadores en el uso del fusil, se transporta
en tanqueros arruinados, se vende a través de intermediarios o se regala a
los amigos? Los venezolanos no le podemos pedir a un presidente que sea un
experto petrolero pero si tenemos derecho a pedirle respeto para quienes si
conocen el negocio y pedirle respeto por el buen uso de los recursos
petroleros.

¿Qué se ha hecho el dinero del petróleo?
En los seis años de su régimen unos $120000 millones han entrado al país por
concepto de la venta de un petróleo que nunca más volverá. ¿Dónde está ese
dinero, que ha hecho usted con ese dinero, cuando va a rendir cuenta a todos
los venezolanos por la utilización de ese dinero?

Ser presidente, debe usted saberlo ya, exige mucho mas que dar interminables
discursos. Tiene que ver, entre muchas otras cosas, con poner a las empresas
nacionales en manos de gerentes profesionales y dejarlas operar sin
intromisión política. Significa permitir que estas empresas retengan
recursos suficientes para su mantenimiento y que presenten cuentas
oportunamente a la nación de lo que han hecho y lo que piensan hacer. Yo
creo que usted no está consciente del inmenso daño que le ha hecho a nuestro
país al condenar a PDVSA al desastre. Este desastre está cerca de ser
irreversible, dada la descomposición que presenta la empresa. Mientras PDVSA
continúe en manos de los incompetentes que usted ha colocado allí y esté
operada en base a motivos políticos y no comerciales, no habrá ninguna
esperanza de recuperación, ni para PDVSA ni para Venezuela.

Usted es el responsable por este desastre.

(*): 11 de Mayo de 2005
(**): Geólogo, graduado en 1955, Miembro de la primera Junta Directiva de
Petróleos de Venezuela.

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