Opinión Nacional

Carta a un golfista fracasado

Ciudadano:
En estos días, cuando se está consumando la destrucción del país, me dirijo a Ud. con la finalidad de sugerirle que revise su actitud ante el deporte denominado golf.

Para ello y para ordenar sus pensamientos, nos permitiremos dividir esta misiva en tres grandes capítulos que son los que intervienen en este endemoniado deporte, me explico, lo llamamos endemoniado pues nadie que lo desconoce lo entiende y todo aquel que lo conoce, deja de disfrutarlo.

Estos tres capítulos coincidirán con los principales elementos del deporte.

En primer lugar nos referiremos al campo de juego. Comencemos por referirnos un poco a la historia del nacimiento de este deporte.

Corrían, o mejor, se sucedían los días ya muy lejanos del siglo XV, América todavía no existía, o mejor dicho, no había sido descubierta. En Escocia, parte de las posesiones insulares británicas, comenzaban unos señores a practicar un extraño juego: Lanzar una pelota desde mucha distancia para intentar, en la menor cantidad de impactos sucesivos, introducirla en un pequeño hueco, y para colmo de su desesperación, estos golpes se daban con instrumentos que parecían inadecuados.

Existían, cercanos a la costa, terrenos que no eran aptos ni para la agricultura ni para la cría, estaban demasiado cercanos a un mar furioso y la concentración salina los hacía poco atractivos. Los reyes, permitieron que esos llamados “links” se utilizaran para ese naciente deporte. Así nació, St Andrews, el primer campo de golf, hoy todavía subsiste y es uno de sus clubes el que indica los pasos fundamentales del deporte.

En Venezuela, la historia del golf está fuertemente atada al nacimiento de la industria petrolera y ha sido esta quien ya se ha encargado de abandonar y destruir importantes campos en el interior del país.

En China, el año pasado, se construyeron trescientos setenta y seis campos de golf y todos los campos existentes se han construido en los últimos veinticinco años.

Ahora, en estos tiempos, los campos de golf nacen porque visionarios urbanistas, privados, dedican importantes extensiones de sus desarrollos para añadirle atractivo y valor a sus empresas.

Estos campos son cuidados con las mejores técnicas y dan empleo a numerosos trabajadores que se ocupan de mantener un complejo ecológico que sirve como el mejor alojamiento para fauna y flora que también se benefician de su cuidado y el conjunto se constituye en importante pulmón para la limpieza del aire que respiran los vecinos de la zona.

Hablemos ahora de los equipos. Para jugar golf se necesita una colección de instrumentos para golpear la bola, catorce, que han sido diseñados para cubrir las distintas posibilidades de golpes en las diferentes situaciones que se pueden presentar.

Son fabricados con materiales de mucha calidad de manera que su obsolescencia es mínima y un jugador promedio, puede hacerse acompañar por un mismo equipo, por muchísimos años. Solo las pelotas, que no son costosas, o mejor dicho, que no tienen que ser necesariamente costosas, se hace necesario remplazar, porque, por un mal golpe se desaparecen o porque el exceso de uso las deforma, pero una pelota puede durar para jugar con ella tres o cuatro vueltas de dieciocho hoyos y luego pasar a conformar lo que llamamos la “bolsa de prácticas”.

Reservamos el tercer lugar para hablar del hombre, o la mujer, que es el elemento más importante del juego.

Un jugador de golf es, en la casi totalidad de las veces, una persona equilibrada, analítica, cumplidora de las reglas y capaz de distinguir entre las situaciones imposibles y las posibles. Existen en el mundo, muchos millones de jugadores de golf y en Venezuela son varios miles.

El único juez de sus actuaciones es él o ella misma. Únicamente, en los torneos de mucha importancia, se recurre al juez para dirimir algunas, muy pocas, dudas de interpretación de las reglas. Por cierto, estas, las reglas son casi inamovibles. Con una periodicidad muy amplia, se reúnen los representantes del R&A (Club de golf de St Andrews, fundado en 1754) y quienes regulan el deporte en América (U.S.G.A., fundada en 1894) y le introducen, si lo amerita, pequeñas modificaciones a las reglas.

Un jugador, que se precie de tal, es incapaz de transgredir las reglas, interferir en el juego de su oponente y cuida el entorno de manera absoluta. Absorbe el costo de su deporte y contribuye al mejoramiento físico del entorno. En resumen, es un buen ciudadano.

Como podemos realizar, el golf es un deporte que cuida y mejora el entorno ecológico y forma ciudadanos respetuosos de las leyes y de sus semejantes. Posiblemente usted no entiende este lenguaje.

Caracas, agosto 18 de 2009

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