Opinión Nacional

Carta a Hugo Chávez Frías

Estimado Presidente (me tomaré la libertad de llamarlo hermano, no por formalismo sino por convicción fraternal):

Hermano, te escribo para saludarte y reconocer el categórico mérito de tu triunfo electoral. Aunque, debo confesarlo, me quedan hondas dudas de los procedimientos técnicos empleados para la victoria, cierta maña, cierta tendencia fraudulenta quedará siempre en mi memoria, en lo que se refiere a tu figura no cabe ningún titubeo, el triunfo fue inobjetable y de nuevo saliste fortalecido de la gesta.

Sinceramente, te felicito, cada uno de las ideas, sueños y deseos que compartiste conmigo en San Carlos en febrero de 92, se han hecho realidad. El tuyo es un caso singular que en la historia de los pueblos sucede cada varias decenas de años. Aglomerar ese afecto y admiración hipnotizante sobre las masas no es virtud sencilla, se requiere ángel, carisma y magia popular. Tú tienes eso y más, mucho más, lo cual, como sabemos, aunque no es garantía de prosperidad ni de fortuna, ayuda.

Sin embargo, lo anterior me preocupa: ¿cómo usarás el ángel que te acompaña? Si recordamos, carismas avasalladores como el que por naturaleza posees han hecho sucumbir a naciones enteras: Hitler, Mussolini, Castro; también, hay que reconocerlo, algunos, los menos, han enaltecido su memoria histórica: Bolívar, Juárez, Churchill. Quiero decir, el ángel es un arma de doble filo político cuyo beneficio o daño se conoce por el empleo que se le da.

En ese sentido, hay otro muy particular peligro que encierra el ángel como valor político, acaso el más arriesgado y dañino, el cardinal, me refiero a las ideas que lo componen.

El valor real de una idea o sueño político se mide por la cantidad de beneficio o daño que causan cuando se materializa. Por lo general, ideas fijas, maniqueas y segregacionistas fracasan; y no sólo fracasan, según sea la vehemencia e intensidad que se les profese será el resultado de la ruina que la nación padezca. Sobran ejemplos, acaso el sueño “restaurador” de Hitler sea el más ilustrativo.

Tus ideas, hermano, tus ideas…, ésas que han hecho delirar de terror a cuanto historiador sensato detentamos, que logró que los intelectuales más reconocidos del planeta volvieran sus miradas sobre Venezuela aunque sea con sorna y cierto dejó de lastimosa bondad (como quien observa a un enfermo terminal), que movió a Vargas Llosa a despreciar universalmente tu figura con un artículo ultrajador y que tiene a una gran porción de venezolanos educados e instruidos al borde del desvarío, espero que hayan sido cotejadas con las experiencias del pasado latinoamericano y con los infortunios que los ideócratas totalitarios nos han procurado. Me pregunto con angustia: ¿hacia dónde apuntan ellas? ¿Cuál es el espíritu que las mueve?

Hermano, lo solicito con sincera fraternidad, haz un ejercicio vehemente de autocrítica. Tu ángel, casi por razones mágicas, moverá por un tiempo indeterminado a nuestra nación. No busques chivos expiatorios, tampoco te inclines a favor de ideocracias totalitarias (Hussein, Castro, Gaddafi), como dicen, la revolución comienza por uno mismo, ahora que tus ideas y sueños serán puestos a prueba, que se verificará su eficacia pública real, revoluciónate constantemente y apuesta por la integración, sólo ella podrá rehabilitar a nuestro pueblo.

Inquiero como postdata indagatoria: ¿Los venezolanos críticos cabemos en tu sueño de nación?

Espero tu respuesta…

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