Carnaval y museo militar
A la semana que recién termina en Venezuela disputó su inicio noticioso el acto recordatorio de los 21 años de la intentona militar del 4 de febrero del 2002, el cual se conmemoró en la sede de la Milicia Militar en Caracas, y la puesta en marcha de los operativos de prevención en terminales terrestres de transporte masivo de personas con motivo de los carnavales que se llevarán a cabo en toda Venezuela por cuatro días a partir de este fin de semana.
Dicha celebración trató de mostrar el pueblo unido a las Fuerzas Armadas Nacionales como un logro social bajo la hegemonía de Hugo Chávez. Pretendieron mostrar la gesta política de una sociedad creyente en el enfermo cual ser mesiánico dador de vida y muerte capaz de conducir la nación aun después de su desaparición física inspirando a sus adláteres a enseñar su palabra convertida en ideología. Lamentablemente para ellos, no lograron el efecto aspirado. Para muchos venezolanos este desfile de Los Próceres o Campo de Carabobo de ínfima categoría muestra lo reducida que está la revolución en cuanto al apoyo de la FANB y los no burócratas. El comandante general del Ejército, mayor general Carlos Alcalá Cordones, manifestó el 5 de febrero: “El Ejército Bolivariano está conformado por hombres y mujeres subordinados a un proceso revolucionario que no tiene marcha atrás”, según nota de prensa. Ninguna otra fuerza se manifestó.
Los momentos épicos de acción se muestran con grandeza de logros para todos y nobleza hacia el que discrepa. Discursos con palabras sin mensaje, guturales expresiones sin emoción y la ausencia de la rama de olivo, expresión bíblica milenaria de amor, deslegitimó a los oradores como líderes de la Venezuela de hoy y mañana. Para rematar, torpe pero muy torpemente, en momentos que no sabemos si Chávez existe nos recordaron que tenemos a Capriles.
Mientras los medios con el transcurrir de los días aumentaban el número de informaciones relacionadas con las fechas festivas, los lectores perdían interés en el jolgorio golpista; las advertencias sobre supuestos hechos terroristas, más denuncias sin evidencias de planificados magnicidios no tuvieron eco en la opinión pública nacional. Tal es así, que las huestes rojas incentivan visitar sus poblaciones turísticas con bailes, conciertos y atracciones ocurrentes al ritmo del guaguancó dignas del “Rey Momo” y su corte de saltarines.
Como muestra de ello, la promoción a visitar las playas de la ciudad balneario de Puerto Cabello en el estado central de Carabobo realizada en los medios de comunicación impresos, audio y audiovisual producida por el alcalde Rafael Lacava. El burgomaestre como plato fuerte para esos alegres días anuncia al merenguero dominicano Juan Luis Guerra para un concierto en vivo donde la entrada es gratuita. Yo me pregunto: ¿no es que Hugo Chávez está delicado de salud, el líder máximo del señor Lacava?
Por un mínimo de consideración, la prudencia aconseja esperar el desenlace final, no suceda que en el camino hacia la recuperación del mandatario anunciada por amenazadores funcionarios de turno acontezca un percance que lo conduzca irremediablemente hacia la inhabilitación física y mental. Lacava ha declarado que el recién electo gobernador de Carabobo en la contienda de diciembre apoya su iniciativa ciudadana, razón por la cual las citadinas litorales se convierten en mágicas, según la propuesta publicitaria.
Debemos mantenernos alertas ante la posible presencia de Nicolás Maduro en el asiento del Fortín Solano, lo cual no sería de extrañar, recuerden que el ungido por el barinés está en campaña. Los montos ya desembolsados a Guerra en un estado líder en el propio eje de la nación en muertes cada fin de semana en manos del hampa, bien podrían utilizarse para la prevención del delito y resguardo de la población civil. De esa manera bajarían los índices de hechos reñidos con la ley en Puerto Cabello.
Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, expresa que los funcionarios del PSUV actúan con impunidad porque ningún juzgado se atreve a procesarlos. Circunstancia similar la han formulado otros dirigentes sobre el Consejo Nacional Electoral. Utilizar la Asamblea Nacional para atacar a quienes discrepan es escupir nuestros libertadores y símbolos patrios. Convertir en la casa del odio lo que debe ser el polo de la diatriba y concordia es acercarse peligrosamente al borde de donde no se regresa jamás, la anarquía.
El sociólogo Roberto Briceño afirma en su informe del Observatorio Venezolano de la Violencia que 91 de cada 100 homicidios quedan sin culpables. No pensemos en salidas prodigiosas. Luchemos con ahínco junto a la Junta Patriótica Venezolana, la MUD y la mayoría demócrata del país en lograr junto a la FANB el regreso al régimen de libertades hoy inexistente.
Director de Venenoticias.