Opinión Nacional

Carita de yo no fui

Al cumplir 100 días en la Casa Blanca a Obama lo elogian la derecha y la izquierda; alguien está meando fuera del perol.

Aumentó la intervención militar en Afganistán y planificó una retirada de las tropas de Irak que no contradice los planes de Bush. Condena la tortura, pero rechaza perseguir a los torturadores como si fuera partidario de pasar la página, igual que pretendieron inicialmente argentinos y chilenos. El acercamiento a Irán, la actitud frente a América Latina, han provocado desconcierto sin saberse todavía si esta vez el río trae piedras o será simple alboroto. La reunión de Trinidad confirmó que los hermanos Castro son una curiosidad contradictoria:
Rechazan entrar en la OEA y no desautorizan a Chávez que exige reincorporar a Cuba al sistema latinoamericano; Cuba condena al imperialismo pero sueña con que Washington libere los vuelos turísticos a la isla, la esperanza real del socialismo cubano de sobrevivir… Por su parte Chávez tampoco le cierra la puerta a los Estados Unidos, los insulta en un tono menor.

Con su carita de yo no fui Obama sigue siendo una incógnita, aprovecha el color de su piel: los países Caribeños se molestaron con la anti cumbre del Alba en Cumaná, están orgullosos de quien gobierna en Washington. Pero, este negro ¿es negro, de verdad, verdad? Un hombre educado en Indonesia, amante de sus abuelos blancos, hijo de una idealista, hippie, pasó por Harvard y aprendió el arte de sobrevivir en ambientes algunos francamente hostiles, sabio en nadar y en guardar la ropa; tremendamente ambicioso, postuló su candidatura cuando Hilary Clinton parecía ya la presidenta de los Estados Unidos y tuvo la audacia de nombrarla su ministra de Relaciones Exteriores.

Lo apoyan los sectores más liberales y ha pactado, por ahora, claro, con Wall Street; se rodea de antiguos funcionarios de Bill Clinton, asesores que provienen de los grandes bancos de Nueva York. No ha permitido que un gran banco quiebre, pero acepta la bancarrota de Chrysler y presiona a los bancos para que bajen los intereses a los tarjetahabientes.

Todavía no conocemos al verdadero Obama, nos reserva sorpresas. Le sobra habilidad política, hacía tiempo que no ocupaba la Casa Blanca un orador igual. Reagan manejaba la pantalla pero nunca pronunció discursos tan brillantes. Obama utiliza el lenguaje como hacen los grandes políticos para convencer a los que lo oyen pero sin dejar de cubrirse las espaldas. Lo comparan prematuramente con Roosevelt, falta mucha agua por pasar baja el puente. Roosevelt procedía de una familia de grandes políticos, era un aristocrático apoyado por los liberales y la izquierda. Obama ha entusiasmado a los latinoamericanos y avanza con extrema cautela, utiliza esa cara de yo no fui para ocultar su rumbo que a esta altura. Quizá quiera salvar al capitalismo norteamericano, o modificar profundamente a los Estados Unidos, o todo lo contrario porque con su carita de yo no fui esconde sus cartas hasta el último momento.

Obama dejó a Thomas Shannon en el departamento de Estado. Chávez continúa sembrando vientos como si el país continuará dormido por los siglos de los siglos. Sigue metiendo miedo, pero cada vez asusta menos. Chávez tendrá que bajarse de una nube si quiere llegar tranquilamente hasta el 2012. Sacó mal la cuenta de su victoria en el referéndum del 15 de febrero; hoy lo perdería, de calle.

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