Capriles lo sabe
Un buen gobierno promueve la participación de todos, en principio debe seleccionar los mejores para conducir el país. Por eso debe prever que su juventud se prepare en las mejores condiciones.
En el pasado fueron creadas universidades autónomas y privadas, centros de estudio y de investigación, leyes de educación, programas de becas, sistemas de orquestas, museos, bibliotecas, quizás no suficientes para el país, pero que demuestran que la educación fue siempre un objetivo.
Capriles Radonski está consciente de ello, es por eso que una de sus prioridades es la educación y el futuro de la juventud, crear las condiciones propicias al desarrollo personal. Conoce la necesidad de recuperar la noción de méritos y valores para constituir una sociedad sana, formada, con espíritu emprendedor y positivo.
La juventud venezolana aprendió con la dura experiencia de estos últimos años, que el futuro depende principalmente de si mismo y de cómo se prepare para asumir sus responsabilidades.
Un buen gobierno debe dar esa oportunidad a todos por igual y si algo hemos aprendido es que quitar a unos para poner a otros no es la solución.
Hemos vivido un gobierno que hizo de la improvisación su estilo de trabajo, que se caracterizó por seleccionar funcionarios con una pobre formación intelectual, con escasos méritos y muy limitados en su formación. Con muy poca capacidad para asumir sus responsabilidades para los cargos que les ha tocado desempeñar.
Todo el desastre en el cual se encuentra el país, no es más que la consecuencia de la improvisación.
No se caen los puentes, explotan las refinerías, asesinan diplomáticos dentro de las embajadas, se quedan las ciudades sin luz y sin agua, precisamente por un buen ejercicio profesional.
No estamos importando el 85% de lo consumimos, cuando no se pudre las toneladas de alimentos que importamos, ni asesinan más jóvenes venezolanos que en países como Irak, en plena guerra, si nuestros funcionarios estuvieran capacitados.
Pretender que un país se puede manejar con insultos, chistes, anécdotas televisadas o con amenazas de guerra civil, no es más que el triste reconocimiento de sentirse incapaz.
Si el país estuviera bien dirigido, estaríamos como Brasil, Colombia o Chile, países en los cuales sus gobiernos se han preocupado primero por el progreso y el bienestar de los suyos, nosotros hemos imitado al gobierno cubano, produciendo dependencia, violaciones a los derechos humanos y miseria.
Lo más triste es el tiempo perdido, los recursos regalados, los presos políticos con sentencias amañadas, le destrucción de las instituciones democráticas, el aislamiento en que nos colocaron, los miembros de familias que cayeron bajo las balas de la inseguridad reinante, si países como Corea, Singapur, Brasil pudieron ¿por qué no nosotros?, simplemente por falta de voluntad política, de honestidad, de responsabilidad y de eficacia.
El gobierno saliente demagógicamente creo falsas expectativa entre muchos jóvenes, fomentó estudios incompletos en universidades piratas y graduó jóvenes sin le preparación necesaria, les propuso ingresos sin trabajar afín de controlarlos como una masa dependiente de sus favores. Con eso hizo doblemente daño, primero al país y después a los jóvenes, a quienes les dio una falsa ilusión, un crimen contra la humanidad y contra Venezuela.
El nuevo presidente tiene la dimensión del compromiso, su recorrido a todo lo ancho y largo del país le ha permitido palpar nuestra realidad. Está al tanto de las necesidades del pueblo y conoce la real situación en que se encuentra la economía nacional.
Ha denunciado la situación de las empresas del estado, está informado del abandono de las infraestructuras, del desastre petrolero, de los escases de energía, de la falta de trabajo, de la inseguridad en la calle, de la incapacidad de muchos funcionarios públicos y de nuestros representantes diplomáticos.
La victoria de Capriles permitirá enderezar el camino, retomar la senda del progreso y de la modernidad.
Estamos seguros que su preocupación por la educación permitirá que todos los venezolanos puedan tener acceso a la formación necesaria, para contar con una generación preparada para asumir sus responsabilidades.
El nuevo presidente de Venezuela lo sabe, utilizará gente capaz de asumir los retos, gente preparada para cada función, se terminó el reino del compadrazgo, de la ficha del partido, del amigo del amigo.
Lo ha demostrado con su rectitud y la energía como ha rechazado cualquier acto corrupto a su alrededor, con esa misma determinación rechazará al que pretenda ejercer funciones en áreas para las cuales no cuenta con méritos ni preparación.
El presidente saliente se tornará peligroso estos últimos días, el no cree en que los venezolanos podemos pensar diferente y al que disienta lo considera un enemigo que hay que eliminar.
Estos próximos días, amenazará de desempleo, de venganzas, de violencia, de guerra civil, peor aún irá más allá y veremos atropellos, será la última batalla entre la ignorancia y la educación, entre los incapaces que son responsables del desastre y el pueblo venezolano que se cansó.
Una última batalla entre la vulgaridad y la decencia, entre el atraso y el progreso, entre la oscuridad y la luz.
Ex Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente de Venezuela-Futura, Francia