“Capitula o monda”
En 1951 la dictadura del momento elaboró un Estatuto Electoral y convocó a elecciones para Asamblea Constituyente en 1952. Acción Democrática, desde la clandestinidad, denunció la farsa en documento memorable. Las garantías suspendidas, un estatuto que constreñía a espacios cerrados la actividad proselitista y el ejercicio del voto a los mayores de 21 años, más el uso abusivo del erario público delataban el fraude en pleno desarrollo. Llamó a la abstención. No fue escuchada y el gobierno fue derrotado, pero de un zarpazo arrebató y prolongó el terror. La silenciosa indignación estalló el 23 de enero de 1958. No soportó la engañifa plebiscitaria de 1957.
Las dictaduras de nueva generación igualmente cleptómanas, porque esa es su naturaleza, se diferencian en que el arrebatón es electrónico. Antes los votos eran físicamente contados, uno por uno y ahora lo hace una máquina trucada, sin que se permita abrir la caja negra donde se echan las boletas. Pero igual con monosílabos SI o NO (SI me quedo, NO me voy como tiempo atrás) el cabecilla busca eternizarse. Se prende al distraccionismo. Recubre la píldora de cianuro de la conculcación de libertades y derechos a que conlleva el Estado Socialista con la trapacería del Poder Popular (democracia tumultuaria) y lo del capital social o colectivo, con la modificación del huso horario y del horario laboral; igual dejándose coger una maleta repleta de dólares y planteando entrevista con Tiro Fijo en procura de crear un estado de beligerancia o con la confiscación de excelsos valores artísticos nacionales, previa humillación, como es el caso del Maestro José Antonio Abreu y la Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, mientras liquida todas las autonomías, borra la identidad regional y asume el control hegemónico del Estado. Un gran dedote ubicuo que igual nombra todos los funcionarios, que ¿tapa huecos en las calles y carreteras?, a tiempo que abre los grifos de la producción petrolera y asigna recursos financieros exigidos por el tumulto de cada pueblito o ¿ciudadita? según su conveniencia.
Claro, por sobre sus pretensiones, eso no será eterno en la medida en que la oposición se galvanice, tenga una sola voz y único accionar que denuncie el fracaso de sus políticas y lo pare en seco. Es el momento de parafrasear a la rebelde Ana María Campos quien, siendo cautiva de los relistas y exhibida cabalgante en un borrico, respondió a cada vergajazo con la consigna: “Si Morales no capitula, monda”. Morales capituló.