Camisas de escorpión en todos los colores
“Te vestiste de amarillo, pa’que no te conocieran”.
Primero tuvimos el inédito espectáculo de un presunto cáncer que fue diagnosticado por un abogado senil con un pasado criminal y demagógico, y explicado por el propio paciente, desde la franquicia caribe del estalinismo, donde por lo visto la medicina no ha alcanzado ni siquiera el nivel de responsabilidad en que los médicos dan la cara e informan sobre Diagnóstico, Tratamiento, Estado actual y Pronóstico a corto y mediano plazo. Ahora nos sorprende ese mismo paciente tan sui generis, con que salen del Hit Parade Ñángara el color Rojo, los discursitos preñados de consignas sesentosas y cursis slogans patrioteros, así como el accionar supuestamente revolucionario con que nos atosigaron desde 1999 hasta ayer nomás.
Como soy de antier, con una desconfianza que me emparenta con aquel Tomás que insistió en meter su dedo en la llaga, (y no conjugo el verbo Creer en ninguno de sus tiempos), mientras no aparezcan dos o tres médicos graduados y de reconocida excelencia científica (abstenerse egresados de hunibelcidadez castristas o chavistas) a certificar como es su obligación ética, Qué tiene, Qué le han hecho y Qué se puede esperar en la evolución del cuadro clínico, no me trago ningún pasapalo goebbeliano ni que venga triangulado a través de los runrunes de Bocaranda, por mucho que éste nombre al tal García Sabrido, quien, de ser ciertas sus misteriosas relaciones con el sátrapa cubano y su marioneta llanera, me inspira una repugnancia similar a la que surge cuando pensamos en el ángel de la muerte de los nazis, el tristemente célebre Mengele.
Lo que no requiere parte médico ni encuestas mercenarias, es la enorme caída de popularidad que ha venido experimentando el caudillo desde el 2007, de portaaviones a buque tanquero, con tendencia a derivar en peñero en mal estado. En esas terribles circunstancias, ya que la popularidad que perdió no estaba entre los opositores, que no lo pasan ni en fotocopia, tampoco entre los llamados Ninís, que precisamente son Ninís porque no se definen ni a favor de la Oposición ni a favor del régimen militar e incapaz. La popularidad se ha venido derrumbando entre los seguidores del chavismo, estimulada por los aumentos en la Inflación, el Desempleo, la Inseguridad, los apagones, el alto costo de la Vida, la prolongada estadía en los refugios temporales y, importantísimo, la permanente ladilla de las cadenas, repitiendo las mesmas amenazas, las mesmas promesas, las mesmas descalificaciones, el mesmo color rojo, el mesmo discursito en blanco y negro.
Sus asesores, agentes cubanos o resentidos endógenos, se atrevieron por fin a cantarle algunas verdades en torno a su oxidado híperliderazgo y los tumbos que viene dando el “proceso”, hasta sugerirle lo de distanciarse de este caos y simultáneamente inspirar lástima, a ver si mantienen el lastimero respaldo que aún les queda, basados en que quienes fueron capaces de reclamar “que no lo dejaban gobernar” (aunque controlaba todo y solamente focas amaestradas se movían a su alrededor), pudieran tragarse este nuevo anzuelo, y llegar a pensar que “el pobrecito está enfermito, y como está en Cuba no se le puede hacer responsable por lo que acá ocurra”. Es obvio que en muy pocos tuvo el “cáncer” el efecto desinfectante que buscaban, y nadie ve con buenos ojos que un asunto presuntamente médico no sea sustentado en la imagen y la versión de Galenos preparados, que ofrezcan en vivo y directo al mundo globalizado actual, el parte informativo serio y científicamente respaldado, como es usual en absolutamente todos los casos de enfermedades o traumas, excepto en este particular caso, en que el paciente es a la vez el vocero de todos los médicos que presuntamente le han atendido.
El color rojo cayó en desgracia porque ha servido para demostrar que bajo el sistema estalinista (montaje castrista, escenario criollo) la uniformidad alcanza no sólo el tono del ropaje, sino el pensamiento, y termina por anular al individuo, su capacidad de cuestionamiento, su libre albedrío, para obligarlo a aceptar el Pensamiento Único y su inseparable Culto a la “Personalidad” (Stalin, Mao, Fidel, Chávez). El paciente imaginario no ha renunciado a su propósito de castrar a los venezolanos a la usanza estalinista, sólo que de tanto vérseles las costuras, opta por ocultar sus planes y, por ahora, se vistió de amarillo, luego propondrá otros colores, pero sus objetivos esenciales siguen intactos, con otros disfraces.
Eliminar el muy castrista lema de “Socialismo, Patria o Muerte” no deriva de su fingida cercanía al final biológico, sino del vergonzoso hecho de que ese lema fue proscrito en la tierra de sus patrones hace años, más o menos por la misma obsolescencia que ya presentaba en una isla donde los heroísmos fueron hace rato desplazados por el parasitismo de quienes han dependido de las dádivas de otros países para medio subsistir. Mal pueden hablar de Socialismo, de Patria, y menos aún de Muerte, quienes andan con la mano extendida rogando que los ayuden con cualquier cantidad, y sus industrias más florecientes son la Jinetería, la fabricación de Balsas y el hurto sistemático en cualquier empresa estatal.
Hay que ser demasiado cínico para proponer cambiar el Discurso y la Acción, cuando durante casi trece años acá no ha habido sino UN discurso, el suyo, y UN accionar, el que él ha ordenado desde sus abusivas cadenas. Como esos tiros le han salido por la culata, ahora pretende desvincularse de sí mismo y, como si no hubiera roto un plato, sugiere modificar su propia hechura y esencia. Razones para repudiar su hipocresía sobran; Millones en la Lista Tascón, elaborada y utilizada a pedido suyo. Ciento cincuenta mil, muertos bajo el permanente estímulo a la delincuencia de este régimen. Veinte mil injusta y alevosamente botados de PDVSA, para ponerla de Caja Chica al servicio de su esquema de compras de respaldos y conciencias. Cien más veinte asesinados en el Golpe sangriento del 4F, y en la emboscada cobarde del 11A. Súmenle las miles de víctimas de Invasiones y expropiaciones arbitrarias, el irrespeto a la voluntad popular, colocando autoridades paralelas a las electas por la mayoría, al negarle los recursos a las gobernaciones y Alcaldías en control de la Oposición. Seguro que cada lector podrá añadir muchas más razones a las aquí expuestas como válidas, para rechazar esta complicada farsa por motivos electoreros.
Y como está en la naturaleza del escorpión inyectar su veneno, aunque con ello pierda más respaldos y el tenue efecto de su camisa amarilla, vuelve a las andadas que propone superar, al nombrar Ministro nada menos que a su otro yo en eso de agredir, descalificar y ser un perfecto patán, la Fosforito. De ñapa, con el dinero que es de todos, opositores y ninís incluidos (absoluta Mayoría) tiene el tupé de derrochar millones que hacen falta para resolver alguno de los problemas graves del país que no ha sabido ni podido solucionar en casi trece años, y nos impone desde Los Próceres un Desfile cursi, adulterador de la Historia y repugnantemente adulante.
En cualquier color, con cualquier discurso y accionar, sigue siendo el mismo agente del castrismo que se ha dedicado sistemáticamente a destruir a Venezuela, violar las leyes y nuestros Derechos, enterrar la Democracia y servir al totalitarismo cubano, cipayo de sus dogmas, esclavo de sus fracasos.