Opinión Nacional

Caminante sí hay caminos

Al soltar cabos y a la mar echarse lo único que sabemos, por seguro, es que no sabemos si volvemos, pero está allí la grandeza del juego. La vida al marinero alcanza su sentido porque se apuesta todos los días a ella, en la mas desigual batalla que imaginación alguna alcanzar pueda, la mar que vieja es, que es insondable, que en su tranquilidad es mas terrible y augura tempestades capitaneadas por la muerte invencible. Y es allí donde la mar sabe de las fortalezas y debilidades del marinero. Sólo su habilidad y su destreza, la sabiduría y el conocer la mar, acariciarla en canto hecho poema, vence esa inmensidad indescifrable, triunfa sobre el terrible miedo que su majestuosa, sublime e infinita soledad nos baña en ella. La mar es la mar, es vida y muerte, es poseía, es vida que renace cada día sin descansar y es la muerte en sus noches de obscuridad eternas en su profundidad. Así mas o menos así, pero en formas más bellas, conversa el marinero bajo las sombras de su soledad en el encuentro de su ser consigo. Lo demás lo sabemos. Un día la mar vencerá y glorioso el hombre en él sumergirá cuanto de él queda. Solo su canto marinero vuele a tierra solo. Y la tierra también de espinas está llena y no ha habido, de tantos que yo sepa, nadie mejor que Machado para saber de ellas, caminante no hay caminos, se dijo, y se echó a abrirlos con sus propios pasos sin seguro quedar de su destino. Marinero en tierra es el amor del hombre por la vida y en la mar y en la tierra siempre queda el camino, es el poema.

No se si cuanto digo sea bueno, si sirva para cuanto decir quiero expresar sin resabios, ni quejas, sin que me agobie el miedo, pero con la duda presente buscando la respuesta. Es búsqueda de respuesta para uno de mis hijos quien escribiera un texto que a la letra repito:”papá nos enterraron”. Naturalmente el velorio era esa gran fiesta que con euforia desbordante, celebraban los por esas extrañas cosas del hombre, con su h chiquita, y su conducta, llaman chavistas. He de establecer para que de un comienzo claro sea, que mi hijo no es otro enfermo más de los que pueblan esa curiosa charca tal es hoy la política, el antichavismo. Jamás el ANTI es el prefijo que alimenta el alma de mi familia, ni cabe y ni entre ellos existe, para mi honra, igualmente ocurre en mis amigos. Somos eso y por ello en su unidad, unos, aprueban el proceso; otros, ven sus yerros y algunos de ellos lo evalúan como fracaso. Cada quien argumentos pone sobre la mesa. Y, ante los hechos y los desechos, la sabia subjetividad sigue su rumbo y cada quien asume al otro tal como el otro es. Entonces, para mejor reconocernos recurrimos a la palabra y a mi me toca un tanto tirarlas al viento, buscando en su escritura que ni tan cerca ni tan rápido se mueran. En efecto, el “chavismo” ha triunfado. Pero los triunfos y las derrotas, que inseparable son, siameses son, no pueden verse bajo el efecto de su primer momento. Ni siquiera en la desigualdad de la batalla, que como en el caso, es grotesca, puede explicarse todo. Así lo reconocen todos, incluidos los chavistas, reitero así llamados por práctico uso, pero dañino uso, como creo haber demostrado en anteriores textos. “La banda de los cuatro” como acertadamente “bautizó” Teodoro a los virreyes del CNE, por obvia analogía a la famosa banda de los cuatro en China, de escalofriante memoria por su perversidad en el manejo del poder contra la libertad, contra la vida, derechos humanos esenciales, al servicio del amo, cumplió su papel. Sumisión y obediencia y celestinaje como justificación. Todo cuanto hace el Supremo líder es más que bueno, mejor es. Se tolera y se aúpa el terrorismo de estado ejecutado sin limpieza alguna, para generar estados de terror e incluso, los desmanes se aplauden. Qué no decirse del papel de los otros poderes. El TSJ, asaltante de la razón, para satisfacer los caprichos de su amo; el Poder Moral, espléndido en demostrarse ser de sí mismo su antónimo promiscuo. El Ejecutivo, todo, ministerios, empresas del estado, corporaciones, misiones…sin escrúpulo alguno, convertido en inquisidor, chantajista, manipulador… cualquier adjetivo siempre es poco según duros los hechos. Y así. Mas que saberlo lo padecimos todos. El propio presidente y cada general convertido en sargento del proceso, bien lo saben y se sonríen en su turbio solaz. Grotesco y espontáneo, pero, muy sincero fue el baile de los trabajadores del CNE, al Proclamar la TibiSi, así identificada por el humor del pueblo, su triunfo, el SÍ ganó y brotó la alegría de su sonrisa. Y, el baile con sus gritos hizo fuego. Es del mismo tipo de histeria que se expresa en los alaridos de los jueces, Uh, Ah! Chávez no se va, como su juramento de abyección a su Líder Supremo, su suprema verdad.

Y, entonces, siendo así que así es, ¿por qué participar? Porque la participación, la lucha, es el único medio, el único trabajo posible, para como la investigación en la ciencia, buscar, la verdad, en nuestro caso, superar la realidad obscena. Desde luego hay otros métodos, unos, no descartados por el “extremismo de derecha”, tan enfermedad como el extremismo de izquierda, asesinar a HRCHF. Enfermedades son, como bien probó Lenin para este último caso. Otros, dejarlo morir solo. Tal la cadena de errores que se derrumbará. O dejar las cosas según Dios quiera. Pero, mas son quienes van tras la razón, la dignidad, la consciencia, la ética. Ello impone reconocer que de desventajas están llenas las grandes victorias. El cristianismo antes de Constantino luchó sin tregua y en las peores condiciones, en los tiempos romanos tras la justicia iba y de sus mártires se cubrió la vida por el amor al hombre, por el amor a Dios. La victoria de nuestra Independencia precedida estuvo de grandes derrotas. Y, si no se tuviera consciencia nadie lucharía, nadie osaría levantase contra la hegemonía del los Estados Unidos, en los diversos campos de la guerra, sea Vietnam ayer, Irak hoy. Vea estos sencillos ejemplos con sus límites, puestos aquí tan solo para buscar atraer la atención y reafirmar la fe en lo posible enteramente Humano, con H grande. La razón, la poesía, la vida libre, sana y buena. Con lo dicho, me atrevo a recordar que las derrotas suelen tener sus causas no solo en el poder del enemigo, sino y sobre todo, porque se siguen las reglas del juego que previamente ha impuesto. Y es aquí donde, creo, ha estado el triunfo del presidente Chávez. Sus reglas se han impuesto. Y la principal de ellas es haber dividido radicalmente al país en bandos. Los que están con él y los que están en su contra. En haber impuesto una lucha en donde él es el centro, su núcleo. Para los suyos sin Chávez no hay nada, para sus enemigos si se acaba con Chávez, renace la gloria sobre el infierno.

Detengámonos. Chávez ha sido en esto magistral. Para los suyos: redentor, mesías e hizo del otro su enemigo, Satán. Empleó en su juego la profunda existencia agobiada por la sed de justicia, llena de hambres y miedos, del pueblo llano y en la necesidad de libertad que a gritos clama. A ellos el maná de migajas que sobran de los dólares que, por negocios, le prodiga el Imperio y eficaz llega en diversas misiones. Armó su ejército de cómplices y para ellos el primer beneficio, satisfacer su avaricia y alimentar la gula del poder, a cambio de obediencia de siervo. Construyó sobre los escombros de la Fuerza Armada sus ejércitos sin asomos de ideas pero llenas sus alforjas y sus cabezas de arrebatos de gloria. E hizo su discurso a la medida para que crezca el odio y de ese forma cultivar la imbécil venganza que tientas y a locas caminar intenta. Lo logró casi todo a su manera. Convirtió el alto clero en charlatán de palacios en su contra, encarnación del diablo para frenar lo justo. Fue muy fácil hacerlo. No se cree al avaro la templanza. El esclavo no cree en el príncipe que exhibe el esplendor de su riqueza intocable en la palabra huera sin ejemplo, sin andar por el barro y los desiertos llenos de almas preñadas de angustias en los cerros. Los ideólogos mas pobres presumieron que Fidel es el coco y el de abajo sustos pasa con él, mientras se alaban fórmulas del dogma sin sentido del mercado deificado. Los partidos, los viejos, muertos por haber enterrado sus principios, los nuevos, agonizan por carecer de ellos. Pero, algo no estuvo cubierto en el proyecto. Los estudiantes despertaron los sueños, los de abajo, el pueblo llano da sus primeros pasos en búsqueda de su dignidad. No se es humano cuando se condena al hombre a ser un pordiosero. Y un nuevo estilo aparece impulsando la política en su ejercicio diario del recto hacer, del bien obrar. Y está allí el inmenso crecimiento que allá abajo, en el pueblo llano, empieza a erguirse con las banderas de la dignidad, la libertad y el valor de sus actos sobre el terror impuesto. Vuelve Caracas a darnos el ejemplo. El Táchira, Mérida advierten el inicio de mejores tiempos. El Zulia, ah!, padece de explicables retrocesos, a pesar del prudente canto del ese pueblo, contra el cual la perversidad, la felonía, la traición entretejen sus tramas. Como reiteraba Lossada, el rector de LUZ asesinado, muerto por la mediocridad de herederos sin verdades ni sueños, habrá de hacerse un gran esfuerzo para que “Post nubila, Phoebus”. Y, entonces, se impone radicalmente cambiar el estilo de gobierno, allí donde se ejerce ha de ser el ejemplo de rectitud, de sabiduría, y gobernar desde y con el pueblo para lograr respuestas a la vida y a la política, la primera para preservar a la naturaleza y calidad de vida dar al hombre, la segunda para que sustentada en la ética y la ciencia, sea la participación real y honesta con metas y caminos transparentes para alcanzarlas. Entonces se habrá superado la ruptura y se enterrará el ANTI pues entre chavistas y los otros buscaremos resolver los problemas que muy grandes y muchos nos torturan, y, duele decirlo, nos matan, asesinan.

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