Opinión Nacional

Camillas al sol

 No tienen presupuesto, de 200 camas sólo sirven 10, sin tomógrafo ni equipo de rayos X, servicios cerrados, baños sin agua, cableados en mal estado, falta de insumos médicos y techos que se desmoronan, cirugías bajo la luz de linternas, pacientes graves cargados por escaleras por fallas en ascensores, suspensión de producción de sueros antiofídico y antiescorpiónico, son parte de una larga lista de carencias que no encajan en la visión de un centro de salud en un país que en los últimos tres lustros ha recibido no menos de US$ 1.120 billones por concepto de renta petrolera.

La escena se repite en el Hospital Pérez Carreño, donde se pide la renuncia del director, con la consiguiente represión de la Policía Nacional Bolivariana como solo ella sabe hacerlo. Del Hospital Antituberculoso, de Niños JM de los Ríos, Vargas, de los hospitales de todo el país llueven las protestas. El déficit de atención es de 60%; en 15 años la población aumenta y el número de camas se reduce, lo que explica el «ruleteo» de pacientes en hospitales públicos. «Cerrado por falta de equipos» (o de personal, o de insumos) es un cartel frecuente en las salas de emergencia. El descalabro hospitalario no tiene otro culpable que el régimen que entre otros desaciertos, en 2008 eliminó las competencias de gobiernos regionales, en avidez centralista.

Para la remodelación de 30 hospitales, en 2011 el Presidente electo/ausente/de reposo aprobó BsF. 581 millones que deben haberse esfumado, dada la virulencia de las protestas. Entretanto, en 2008 se donaron US$ 20 millones al Hospital de Clínicas de Montevideo, con obligación de devolver sólo la mitad (nada hasta ahora), un grano de arena en los más de BsF. 260 mil millones (US$ 61 mil millones al cambio oficial del momento) que el régimen ha regalado por todo el mundo en afán de comprar apoyos para sus sueños galácticos.

 

Ante tal panorama, los médicos exploran nuevos horizontes. Los postgrados se cierran por carencia de concursantes (65% de disminución de aspirantes); las cátedras son mantenidas por profesores jubilados, a falta de nuevos postulantes a los cargos, vacantes en 30%; unos 12 mil médicos han abandonado el sistema público de salud (50% de déficit), de los cuales 7 mil han emigrado. Tres mil bolívares de sueldo (US$ 476) para un médico residente no pueden ser aliciente para nadie. Menos aún, cuando se incumple con cláusulas de convenios colectivos vencidos hace 10 años.

Al aparecer en Coche en plan de salvador, el Vicepresidente «encargado» dijo: «Bienvenidas las protestas, cuando se trate de alertar sobre problemas graves». Son tantos que habrá que escribir un tratado, comenzando por el más grave de ellos: la acefalía presidencial.

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