Cambalache revolucionario
No hay la menor duda de la vigencia del famoso tango Cambalache, letra desgarradoramente cierta de Enrique Santos Discépolo para describir y caracterizar al mundo de hoy, no regido a veces por principios, ética, valores y demás atributos ciudadanos. Certeramente dice la segunda estrofa de este tango escrito en la primera mitad del siglo XX “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador… Todo es igual; nada es mejor; lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos, ni escalafón; los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”.
Cambalache refleja en la Venezuela contemporánea al picaro, al político que siempre anda en una jugada para sacar partida o ventaja, al banquero profujo, al empresario deshonesto, al contrastista que incrementa costos y baja la calidad de su trabajo, al policia que se presta para fechorias, al mecanico que cobra repuestos que nunca cambio, al medico que opera sin necesidad pudiendo tratar, al alumno que se copia o chuletea, al profesor que se va de beca, no trae titulo y además se le premia dejandolo sin carga horaria, al juez que no es impracial, y para usted de contar amigo lector los ejemplos de tipos, fiolos y personajes que de alguna manera falsean la verdad, hacen trampa y representan un antivalor en la sociedad actual.
El gobierno ha sido erratico en sus medidas, planes y decisiones porque entre otras cosas inproviza, no tiene asesores calificados, además de la currupción campante en todos los cuadros y niveles. Eso explica la crisis electrica y los apagones en un pais que antes exportaba energia, no hay ni desarrollo ni mucho menos endogeno porque todo se importa, las invaciones, confiscaciones y expropiaciones son un elementos del Estado de naturaleza abolido hace siglos, y lo que han generado junto a las presiones del gobierno y una terrible política economica y monetaria, es el deterioro del bolivar, inflación. destrucción del aparato productivo, cierre de las empresas basicas de guayana. La cifras dejan reprovado al gobierno quien ratifica una conducta erratica porque no ataca el origen y las causas de los males del pais o peor aún ve los enemigos afuera cuando los tiene por dentro.
El cambalache criollo da para todo. Tanto asi de permitir sin empacho alguno ni debido proceso de haberse cerrado Casas de Bolsa por se responsables de alza del dolar llamado permuta, y peor aún, haber encarcelado a promisorios gerentes como el caso de Herman Sifontes Tovar y otros, que aparte de ser una figura clave en Econoinvest, es artifice y protagonista de un macro proyecto cutural, civico e intelectual como la Fundación de la Cultura Urbana con logros a la vista. Este altruismo y proyectos culturales son los que incomodan y causan íra en los genuflexos y analafalbetas que con una dosis de facismo terminan odiando la crítica, la cultura, las letras y todo aquello que se tradusca en contibuir a tener cada día más ciudadanos y menos borregos. En el fondo priva un desprecio por la cultura, por la efeciencia, por el talento y el emprendimiento como valores centrales del siglo XXI ausentes claro esta en la agenda de Chávez y su proyecto.
Tal vez parte de la tragedia nacional que padecemos los venezolanos sea no sólo la presencia de una casta amplia y variopinta de picaros, sinverguenzas y arribistas de calaje variado que incursionan y polulan en todas partes, en el Estado, en la política, en la empresa, grupos, gremios y hasta en la Universidad. Lo más repugnante esta en que a veces se les rinde preiticia a estos macarras de la moral que lo que hacen es minar los resortes morales de nuestra sociedad, son justamente esa casta enquistada en el gobienro que trafica, negocia y asume a la política como mercaderia, esa misma que compra e importa productos alimenticios, medicinas y demás casi vencidos y los revende al pais no sólo ganando millardos sino trayendo contaminación y daños materiales y de diversa indole.
Joan Manuel Serrat tambien ha retratado a estos personajes perversos que “te acosan de por vida azuzando el miedo, pescando en el río turbio del pecado y la virtud, vendiendo gato por liebre a costa de un credo que fabrica platos rotos que acabas pagando tú. Son la salsa de la farsa. El meollo, del mal rollo. La mecha de la sospecha. La llama de la jindama. Son el alma de la alarma, del recelo y del canguelo. Los chulapos del gazapo” en fin los macarras de la moral. El país cambiara cuando los venezolanos frenemos el facilismo, la trampa, la picardía, la celebración sin merito y sacrificio, y tengamos más ciudadanos y menos ladinos. De lo contrario seguiremos dando bandazos entre cambalaches revolucionarios y macarras de la moral. Veremos…