Calle para que no nos callen
Parece inevitable que la gente permanezca en las calles, siendo las protestas genuinas manifestaciones democráticas en contra de los yerros y arbitrariedades cometidos por el gobierno de Chávez.
Por aquí y por allá seguirán las críticas, sin motivos casi políticos sino reivindicativos y libertarios. Las realidades que incomodan a la ciudadanía no obedecen a una sola causa, sino a muchas y con peculiaridades disímiles. Si aumentan el gasto publico tal como anuncia el ministro de finanzas, es posible que corran la arruga momentáneamente, pero no cesará con ello la ruina del país ni la de sus habitantes.
La debacle es total con variadas aristas y la represión con castigo de las protestas no contendrán el descontento, contrariamente lo multiplicarán y consolidarán en una resistencia contra las ilegalidades. La sociedad civil rebasó a la “dirigencia política”, son ahora ellos sus propios conductores en cada lugar y acto, con particularidades diferentes pero por motivos comunes. Poco a poco se irán juntando, organizándose como debió ser desde el principio para crear un gran movimiento popular. Se empieza a verle el queso a la tostada en esta materia, el venezolano toma conciencia de lo que se le viene encima, comunismo que no queremos, ni entendemos. La mayoría es la mayoría y será determinante para que la justicia se aplique. Ir contra ella seria un disparate sin que haya ejército ni milicia que la detenga, eso lo saben sus propios diletantes y por tanto, el miedo del régimen es palmario y desesperado, ensayando penalizar hasta las manifestaciones pacificas del más puro talante democrático.
El oficialismo perdió su público, sin que haya algo novedoso por ofrecer, ya probaron muchas veces en estos once años de fracasos. Piensan, entonces que lo oportuno seria callar a los opositores a como de lugar. Tal es la ocurrencia de la Fiscal, y de los exaltados cultivadores del fanatismo empeñados en escarmentar a esa disidencia.
Saltamos el punto de inflexión, comenzando el derrumbe del gran “imperio de los bárbaros”, empezará un nuevo camino por la reconstrucción del país, con todos los ciudadanos, con todos los que se equivocaron aupando una revolución invisible, con quienes por desesperación también se ataron al “proceso”; creyendo seria este gobierno el que terminaría con los viejos vicios y clientelismo. Hoy somos presa de lo peor, sin nadie que garantice la gerencia del Estado con probidad, viendo como se hace de la mentira una supremacía de lo irreal. Después de haber trabajado como hormigas algunos oficialistas honesto se percatan que la verdad es otra, tratando de imponerles un comunismo con fines personales y de incontables corrupciones.
No hay misión social que se sostenga en el tiempo como razón de existencia o como ayuda a los desposeídos, fueron propósitos temporales para elevar los robos y desigualadamente, fueron muy pocos los beneficiados.
Venezuela es destrucción y descuido, y si piensan aumentar el gasto público con mayores deudas, sin estimular la inversión productiva, harán aún más incontenible la inflación, sin resolverle ningún problema al prójimo. Seguramente “relucirán” algunos oropeles y la ruta hacia la decadencia igual que en Cuba proseguirá. Esa “meditabunda” Cuba que recurre a los bueyes para arar sus tierras como en el siglo XIX. La Cuba que también acalla las protestas y las castiga limitando todas las expresiones que ya tocan las puertas de Internet, cuando no permiten las conexiones con servidores del extranjero, adiós a sus blogueros. Ya los borrarán del ciberespacio por reproducir la verdad sobre sus desgracias.
Venezuela todavía tiene tiempo de salvarse si la gente sabe hacerlo, sorteando los peligros del opresor sin abandonar las calles, así se estará logrando que, no nos callen y abatan. Será imperativo el sacrificio, haciéndose la libertad más próxima aunque los avances sean centímetro a centímetro. La distancia siempre será más corta a la que nos planteamos en épocas pasadas, las batallas serán perdurables cuando la disidencia organizada decida actuar con racionalidad y decisión.