Calentamiento global antropogénico nueva teología del Socialismo
Ya es un hecho trillado que el Hombre Nuevo; supuestamente el objetivo fundamental del socialismo marx-engelsiano, no fue más que un plagio de la teología desarrollada por Origen Adamantius y Clemente de Alejandría, dos sacerdotes egipcios del siglo tercero de la era actual considerados como unos de los Padres Fundadores del cristianismo—y que esta teología; cristiana o marxista, no es más que una utopía irrealizable, ante la realidad científica de que el ser humano no fue creado “a imagen y semejanza de Dios”, sino que evolucionó mediante selección natural de criaturas silvestres no humanas—la más antigua de las cuales descubierta hasta ahora es el Darwinius masillae, un lémur-mono que vivió hace unos 47 millones de años en las selvas tropicales que rodeaban al lugar que es conocido hoy como el Foso de Messel, ubicado a unos 35 kilómetros al sureste de Frankfurt, Alemania.
Pues ahora los socialistas marx-engelsianos llevan unos pocos años—no aterrorizando a sus creyentes con los horrores del infierno abrahámico (judeo-cristiano-islámico), sino aterrorizándolos con severas catástrofes ambientales derivadas de los cambios climáticos que produciría la humanidad con su continua emisión a la atmósfera de “gases invernadero” (dióxido de carbono y metano; entre otros)—recomendando una nueva “moral verde” (amiga del ambiente) y enemiga del “consumismo” y de los gigantescos desperdicios y contaminación que éste produce—que no es más que un disfraz de su desprecio hacia el “capitalismo” y un nuevo llamado a organizarse comunitariamente en la forma bucólica que propusieron los redactores del Manifiesto Comunista, ya que aún continúan respirando por la herida mortal que les propinó perder la Guerra Fría y los colapsos del Muro de Berlín (1989) y de la Unión Soviética (1991).
Los gobiernos socialistas de muchos países del mundo controlan más de dos tercios de los asientos de la Asamblea General de la ONU, y desde allí crearon el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático; por sus siglas en inglés), cuyos miembros fabricaron un reporte de apariencia científica, que supuestamente “prueba” que las emisiones humanas de “gases invernadero” a la atmósfera están provocando un incremento de la temperatura ambiental promedio del planeta—especialmente los generados por el uso y abuso de los combustibles fósiles (carbón y petróleo, principalmente); cuando en realidad su verdadero objetivo es debilitar o destruir la fortaleza industrial y económica de los países más industrializados y pudientes del mundo, mientras le permiten a las “economías emergentes” seguir contaminando, para que su desarrollo no se vea afectado.
En otras palabras, una ley del embudo que permita a la ONU y / o al IPCC convertirse en una especie de gobierno mundial que le imponga a toda la humanidad el credo socialista.
Los gobiernos modernos y democráticos harían muy bien en dedicar serios esfuerzos para comprobar la solidez real de las aterrorizantes afirmaciones de quienes acusan a la humanidad de causar el calentamiento global—especialmente exigiéndole a sus propios científicos que examinen en profundidad los algoritmos que se están usando para crear modelos climáticos computarizados; así como las bases de datos originales provenientes de las millares de estaciones climáticas y meteorológicas de todo el mundo—incluyendo los datos paleo climáticos y verificar esas informaciones con las teorías, leyes y postulados científicos de la física, la química, biología y astronomía—especialmente, porque todo modelo climático computarizado es una hipótesis que debe ser comprobada como cierta o desmentida como falsa, mediante la comparación con las observaciones de la realidad, la investigación y la experimentación.
Ya tienen a su disposición—-publicados en la internet—-más de 3.000 correos electrónicos y otros documentos del CRU (Climate Research Unit = Unidad de Investigación Climática) de la Universidad de East Anglia, de Inglaterra, y uno de los principales asesores de IPCC que dejan ver la posible existencia de manipulación no científica y el ocultamiento de información que contradice el calentamiento global antropogénico.