Opinión Nacional

Cadafe

En mis años de niñez llamábamos a modo de chanza a la compañía eléctrica Cadafe, (C)ompañía (A)nónima (D)e (A)pagones y (F)allas (E)léctricas, lo cual encajaba perfectamente en sus letras iniciales. En esa época un apagón a pesar de ser una tecnología de los 60 y 70 era un evento extraordinario, que se podía ver cada 6 a 8 meses. Ni pensarlo en una ciudad como Caracas en donde el colapso de ascensores y semáforos nos ponía a pensar en algo espeluznante. Imagínense que un apagón ocurrido en Nueva York por 5 horas en los años 60, dio origen a una película llamada-¿Qué hacías cuando se fue la luz?-La electricidad es después del agua, el servicio público más importante, a menos que decidamos vivir como la comunidad Amish en Estados Unidos, que a propósito utilizan carretas, y no usan luz eléctrica, sino artificial con velas y faroles. Todo, absolutamente todo funciona con electricidad, inclusive celulares y laptops necesitan ser recargados con energía eléctrica. Impensable llegar a lo que parece ser un punto sin retorno, al menos por ahora de apagones, ya no semanales, sino de hasta 2 y tres veces en el día generando pérdidas millonarias en horas hombre de trabajo y en reparación de costosos aparatos dañados por los apagones, gracias a la ineficiencia del gobierno nacional y regional en no haber tomado las previsiones necesarias para el adecuado mantenimiento del sistema eléctrico, y no precisamente por falta de recursos en esta nación mil millonaria que tiene para dar a otros de lo que los venezolanos pagamos en impuestos nacionales y que en buenos servicios públicos se nos niega. Ciudadanos violados en su derecho a la calidad de vida a quien la defensoría del pueblo y el Indepabis deberían defender ante esta grosera realidad cotidiana. Y por favor, no vengan con pendejadas de que uno es enemigo del gobierno, porque este es un gravísimo problema nacional que nos afecta a todos.

En un país como Venezuela que cuenta con uno de los potenciales hidroeléctricos mas grandes del mundo con el majestuoso e impetuoso Caroní que transforma su caudal en energía, con una de las mayores represas del mundo (Guri) suficiente para abastecer a Venezuela y parte de Suramérica, no hay excusa posible ante este verdadero desastre eléctrico nacional que tiene enervados y arrechos la mayoría de los ciudadanos sean de donde sean y de la parcialidad política que sea. Un chavista revolucionario maldice igual a la compañía de luz cuando como por ejemplo sucedió el día del estreno de Venezuela en el mundial. Se fue la luz justo en el momento del partido. Por supuesto que no lo vi. El día del Miss Venezuela, cuando iban a dar la ganadora, zuas, el apagón y quedamos mirando para San Felipe. Inclusive estaba mirando la intervención de Chávez en la Onu cuando también se fue la luz ¿Qué vaina es esa? ¿Será que nos están acostumbrando poco a poco a vivir como en la isla caribeña adorada por la revolución en que los ciudadanos no hablan de apagones, sino de que llegó el «alumbrón»? porque la mayoría del tiempo están sin luz. Ah malaya, una nueva desgracia nos ha caído encima a los venezolanos. Y esto sumado a la falta de agua durante horas o días, ahora también otra «normalidad» que nos hace tener una de las calidades de vida peores en el mundo.

Vamos a estar claros. No se puede defender lo que es indefendible. Si usted amigo lector, solo por defender al gobierno llegara a pensar que decir los 4 vientos que esto es un hecho normal o fortuito, estaría cayendo en una contradicción existencial que lo haría parecer el ser más miserable del mundo. Hasta por los apagones puede morir un paciente en un hospital o clínica si la planta de emergencia no encendiera. Esto no es cosa de juegos, ni de politiquería. Es una verdadera tragedia nacional a la que repito, nos estamos acostumbrandito. Hay que solicitar una explicación al ejecutivo nacional y una manera de indemnizar a los miles que han tenido daños irreparables debidos a un apagón o baja de tensión, y esto es de absoluta responsabilidad del proveedor del servicio. Será parte de ese mismo deterioro el que los trabajadores de las empresas estatales y sus jubilados estén perdiendo hasta los seguros de hospitalización que eran de los mejores del país. Pregúntenle a un trabajador de Enelec, Cadafe o como se llame que opina de esto. Igual sucede en PDVSA. Mi madre, viuda y enferma, de un jubilado de PDVSA ha sido humillada en Caracas en donde las clínicas han rechazado los seguros de la petrolera, que ahora se volvió una morosa consuetudinaria, cuando antes era el mejor seguro del país. La respuesta es previsible. Ineptos, que ni siquiera a los servicios públicos esenciales de la vida los pueden poner a funcionar bien. ¿Pregúntenle a un austríaco o a un suizo como vive la gente en ese país? Definitivamente ni remotamente parecido al inframundo venezolano, y eso sin petróleo ni millones de millones para malgastar en armamento como el nuestro. ¡Qué vergüenza!

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