Cabeza fría
En momentos de tensión, de tirantez, de crisis, la recomendación que se brinda en cualquier escenario es la de mantener la cabeza fría.
En muchas ocasiones cuando se nubla el horizonte, se arquea el rumbo y se tuerce la ruta. Se pierde el norte. Es momento, repito, de mantener la cabeza bien puesta sobre los hombros, sin perder ni por un instante la mesura, la sensatez, la prudencia.
Lo sucedido en el CNE mostró al país entero la crisis de magnitudes enormes que se presenta en el Poder Electoral. Una crisis que se percibía hace ya tiempo, desde fuera de sus paredes, desde la cotidianidad del venezolano común que no se presta a más engaños, desde las pantallas, los micrófonos y las páginas de los medios de comunicación.
Lo que el común de la gente sabía, se evidenció, esta vez sí, transparentemente, en las declaraciones de los rectores del organismo que tiene en sus manos la responsabilidad de conservar la paz de la república.
Es precisamente en estos momentos de crisis profunda cuando la Coordinadora Democrática y el pueblo venezolano en general, tienen la oportunidad de demostrar al mundo entero que el camino transitado ha sido con el fin único de preservar la democracia y la paz. Eso se lograría exitosamente si se evalúa milimétricamente cada paso, cada acción, cada reacción. No caben los apasionamientos ni las decisiones basadas en emocionalismos inmediatos. No en el momento decisivo y definitorio de nuestro futuro.
La última batalla, la de la victoria, se enfrenta con estrategias, haciendo uso de tácticas y destrezas que minan el campo del adversario. El campo de los venezolanos demócratas es el de la paz. Ese es el campo que dominamos y conocemos los que hemos trabajado concienzudamente por una salida constitucional, pacífica y electoral. Escenario indominable para quienes hacen uso de provocaciones a la violencia y el enfrentamiento en un pueblo ávido de tranquilidad y sosiego.
Troya celebraba su triunfo cuando un caballo de madera entró y la incendió. La precaución se hizo ausente y ardió la ciudad. Si se hubiese permanecido en vigilia esperando la huida de Aquiles, quién sabe si la historia se hubiese escrito de manera distinta.
La cautela es imprescindible en momentos en que los hechos llevan a pensar que las condiciones están dadas para que la convocatoria al referendo revocatorio presidencial se materialice, pero no me cabe la menor duda que, la reserva sigilosa y la espera del desmoronamiento del régimen por sí solo serán indefectiblemente la mejor batalla ganada sin lanzar una sola flecha.
Más adelante, en el tiempo debido, convendría invitar a los venezolanos al festín, y se reconocería la sabiduría y la madurez de los que conservaron la cabeza fría.