Opinión Nacional

Bye, bye Julio

«Cancelada la pelea de siete años con el Gobierno, es definitivamente el momento de trabajar por Venezuela».
Julio Borges, La Cotorrera, 27 de mayo de 2005.

Precisamente cuando llamábamos a cancelar el bono gratuito del repugnante espectáculo dominical con el que nos tiene narcotizados, urgiendo a la vieja oposición a desatender las contorsiones trapezoidales del presidente de la República y exigiéndole a la nueva oposición fijar de una vez la agenda política del país, sale al encuentro del trapecista mayor un discípulo menor, Julio Borges. Va muchísimo más lejos que simplemente a secundarlo en sus faenas prestidigitatorias: sin pedirle permiso a nadie -víctimas toda de esta gravísima crisis nacional por la que estamos atravesando- ha dado por cancelada la pelea de siete años con el Gobierno. Aferrándose a las muñecas del trapecista mayor luego de un insólito triple salto mortal cantan ambos a dos voces: «es definitivamente el momento de trabajar por Venezuela». Se explica la bienvenida inmediata dada a esta imprevista candidatura por quien nos empuja al abismo. Como si ese 60% de venezolanos burlados el 15 de agosto, los 20.000 despedidos de Pdvsa, los cientos de muertos a manos de los pistoleros del MVR y el océano de lágrimas derramadas en estos feroces años de sacrificios hubieran sido ofrendados por algún país imaginario situado más allá del espejo del país de las maravillas, y no por Venezuela. Dan ganas de cantar con Enrique Santos Discépolo: qué falta de respeto, qué atropello a la razón!

Es una de las más graves desgracias de esta crisis descomunal que sufrimos, sin duda la más grave vivida por la república desde nuestra fundación en 1810, que nos encuentre sin generaciones de recambio. De allí que a nadie sorprenda el hecho, por demás insólito, que el corazón auténticamente opositor lata en venezolanos de la vieja guardia, depositarios todavía de los fulgores del 28, de cuyas cenizas sigue alimentándose el espíritu democrático de esta Venezuela terrible. El caso de Acción Democrática es paradigmático: dicha vocación irrenunciable a luchar por la democracia hasta el último aliento se encuentra en Canache Mata o en Humberto Celli, en Octavio Lepage o en Juan José Delpino. Los jóvenes parecen demasiado ocupados en salvar su pellejo parlamentario como para pensar en la bandera.

Seguramente sucede lo mismo en COPEI, si es que sucede. En todo caso, esta siembra que hoy decide cancelada la lucha viene de esos terrenos. ¿Qué distancia media entre Eduardo Fernández y Julio Borges? Políticamente, la que va del Poliedro a la Cotorrera. Sin duda: una cuesta abajo.

Yo no tendría nada que agregar sobre este insólito madrugonazo a lo escrito con hondura y desgarramiento -como se debe escribir en política- por Miguel Sanmartín en El Universal del sábado 28. Pero hay un aspecto al que él se refiere, que quisiera retomar: el sentido de la oportunidad, por no decir oportunismo, con que proceden Liliana Hernández y Gerardo Blyde, los verdaderos promotores del lanzamiento de Julio Borges y responsables mayores de un doloroso proceso de adequización -en el peor, no en el mejor sentido – de Primero Justicia.

No es lo mismo tomar la decisión de lanzarse hoy al ruedo de la competencia presidencial, contando con las albricias de Hugo Chávez y la complicidad de los factores oficiales y oficiosos -empresarios, financistas, políticos, jueces y funcionarios- que haber salido la noche del 15 de agosto a denunciar el gigantesco fraude de que fuera objeto la oposición nacional. Y no me refiero a los partidos, me refiero a esa inmensa sociedad civil violada en su más sagrada intimidad. Nunca dirigente o partido alguno tuvo en sus manos una mejor ocasión de asumir el liderazgo opositor y mostrar el coraje, la lucidez y la inteligencia como para merecer dirigir el destino de nuestra quebrantada y dividida nación que la brindada aquella aciaga madrugada.

Jamás olvidaré que no pasamos de tres las personas que reunidos entre aquella veintena de altos dirigentes opositores en la jefatura de la Coordinadora democrática exigimos indignados esa noche se denunciara de inmediato el fraude, se llamara a nuestra gente a las calles y se desconociera cualquier resultado contrario al que nos indicaban las encuestas a pie de urna y que en dos o tres horas serían dadas a conocer desde el Concejo Nacional Electoral dándonos un golpe de Estado con premeditación, en despoblado y con alevosía. Enrique Mendoza se había derrumbado en el sillón del escritorio que ocupaba y clamaba lastimosamente que no diría ninguna palabra si alguien no le allegaba las actas electorales. Asunto por demás imposible a las dos de la mañana. Y además políticamente intrascendente: un fraude no se demuestra: se denuncia. Pregúntenselo a Hugo Chávez o al actual presidente de Ucrania.

Creí que ante el derrumbe generalizado de una oposición tradicional arrasada por los hechos e incapaz de dar la cara en un momento de tanta trascendencia histórica, había llegado el momento para que la joven generación diera la cara y le arrebatara las banderas de lucha, asumiendo la conducción del proceso. Miré a Julio Borges, que se había situado tras el escritorio de Mendoza, y recuerdo haberle dicho: Julio, te llegó la hora. Eres tú quien debe denunciar el fraude! Su respuesta vino a demostrarme que el momento estaba perdido y la patria no tendría dolientes. Me dijo cruzándose de brazos: “¿Y a mí me van a echar esa vaina?».

Lo demás es historia menuda e intrascendente. Culmina con este madrugonazo de adequísimo oportunismo político. La dirección opositora compartió la tesis gobiernera de que el régimen había ganado en buena lid. Aunque ante las evidencias de un fraude aterrador, incluida la nacionalización del Chigüire y Rodrigo Granda, se hizo popular la conseja de que el gobierno había ganado por milímetros, pero había hecho fraude sólo «para humillar aún más a la oposición». Tesis cara a la politiquería cuartorepublicana, desde el teodorismo hasta PJ, desde COPEI hasta el MAS, desde AD hasta Convergencia. Y sin duda permeada desde la cancillería y su aparato internacional de propaganda -Ramonet, Dietrich, Marta Harkener y Fidel Castro- a los gobiernos y partidos democráticos del mundo.

No es nada sorprendente pues, que en esa línea colaboracionista, ciega y estúpida, la vieja oposición venezolana -en la que PJ ha pasado a ocupar desde el 15 de agosto un sitial de honor- decida cancelar unilateralmente y sin obtener nada a cambio, todo combate contra el acelerado secuestro y aniquilación de nuestra institucionalidad democrática. Si es que la cancelación de cualquier amenaza procesal contra Leopoldo López, Enrique Capriles o Enrique Mendoza valga de trueque legítimo por la pérdida de la dignidad, la honra y la decencia de la patria. Sin contar con el electoralismo contumaz de que padece la política venezolana, hoy huérfana de cualquier auténtica ambición de Poder y cómplice voluntaria o inconsciente de la maldad oficial.

No hay mal que por bien no venga. El madrugonazo de Primero Justicia se saldará sin duda ninguna con la pérdida del poco prestigio de que aún disponía entre el 1.5 de votantes que le aseguran las encuestas. Termina anexada al viejo establecimiento político y demuestra que la cortedad de edad y la carencia de experiencia no siempre son sinónimos de juventud. Al margen de la polvareda mediática que pueda despertar el lanzamiento de la candidatura presidencial de Julio Borges, PDVSA seguirá hundiéndose en el fango, las Fuerzas Armadas continuarán penetradas por el castrismo, la miseria, la insalubridad y el crimen seguirán hundiendo sus colmillos en una depauperada ciudadanía y la dictadura autocrática del nuevo militarismo venezolano seguirá cimentando las bases de un futuro que se anuncia tenebroso para quien tenga más de dos dedos de frente.

Ha llegado la hora en que un nuevo liderazgo se levante de las ruinas y aparte de un manotazo todas estas cabriolas de barata politiquería. La verdad tiene su hora.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba