BTR
Las siglas están por Bus de Tránsito Rápido, el sistema que desde 1998 vienen desarrollando los bogotanos con tanto éxito bajo el nombre de Transmilenio. Su antecedente es la Red Integrada de Transporte de Curitiba, Brasil, el primer sistema BTR instalado en el mundo: se trata de sistemas de transporte masivo superficial, basados en autobuses de gran capacidad (articulados, de 160 pasajeros, y biarticulados, de 270), a los que se accede desde plataformas a nivel diseñadas especialmente y que circulan por vías exclusivas alimentadas por buses convencionales, cobrando una única tarifa cancelada con medios electrónicos. Aunque los sistemas subterráneos tipo Metro les ganan en capacidad y seguridad, los BTR resisten bien la comparación y tienen costos diez veces menores. Probablemente sea esa mezcla virtuosa la que explique su rápida expansión en todo el mundo, a lo largo de ciudades tan diferentes como, además de las mencionadas, Los Ángeles y Lagos, Lima y Beijing, Pune y Ciudad de México: hasta la fecha un total de 120 ciudades de todos los continentes lo han adoptado.
Los costos relativamente bajos del sistema unidos a la flexibilidad, calidad y rapidez del servicio están en la base de los admirables cambios que durante los últimos años registran muchas ciudades latinoamericanas. En los casos más exitosos como el bogotano ellos se han desarrollado en paralelo con la creación de extensas redes de ciclovías, la recuperación y fortalecimiento de los espacios peatonales, la expansión y creación ex-novo de plazas y parques; menos de quince años después de su inicio, el Transmilenio registra 1,7 millones de viajes por día con una red de cerca de 90 kilómetros de longitud; comparativamente el Metro de Caracas, tan exitoso en sus primeros tiempos, treinta y seis años después de iniciada su construcción cuenta con 54 kilómetros de líneas y realiza 1,6 millones de viajes por día.
Además de los beneficios directos a los usuarios, expresados en considerables economías de tiempo y notables mejoras en la calidad y seguridad del servicio, en todos los casos se reconocen mejoras radicales también en materia de conducta ciudadana, apalancadas en la elevación de la autoestima colectiva. En comparación la situación venezolana actual es lamentable, pero de eso se hablará en otra ocasión.