Borges, unidad y la disidencia
A las primeras de cambio, el lanzamiento de Julio Borges como candidato presidencial de su organización «Primero Justicia» lo registro como un pronunciamiento con signos de positiva audacia, al tiempo de verlo en una dinámica que debería desatar una rebelión hacia debates y controversias interesantes en el centro de las entrañas del caudal inmenso (ahora de siesta y apariencia invisible) de la disidencia venezolana democrática.
Es evidente, que el país se encuentra invadido por la antropofagia de un sistema en esencia no democrático que pretende ser decisivo para imponerse en todo los espacios; en ese propósito ha logrado la presencia invasiva y exclusiva de un único líder con prescindencia de todos los demás. Nos guste o no, estemos con él o en contra de él Chávez es el líder en solitario de la nación, quién crea que por generación espontánea (implosión) su régimen de pestilencia administrativa y de funcionarios voraces e incapaces va a despedazarse y caer por si solo como quien sopla una torre de naipes sin presentarle combate, se equivoca; pensar de este modo es querer jugar a una especie de salvacionismo por hipnosis partiendo de que juntando nuestro dedos se nos van a cumplir nuestros deseos .
Lo sabemos, la disidencia (partidista y no partidista) está desecha, principalmente por la ausencia de liderazgo. Pero el verdadero mal se concentra en que la nación converge como un todo a participar en el secuestro o mirar pasivamente- no interesa si es a favor o en contra- alrededor de una sola facha, una voz, un solo color . De los que valoran la situación con extrema impaciencia plástica, esperan que algo crucial y escandaloso estalle sobre el presidente(hasta una bomba seguramente),e incluso aquellos que depositan en Bush su propio apetito para que éste sea quién termina de tragarse al pecesito histrión.
Si Borges con su lanzamiento, lo que busca -dentro pero también fuera de la disidencia- es generar un debate, un foco de atención y apertura a la polémica inteligente, al calentamiento de la calle, a la crisis de la democracia en trance de ser devorada, en fin a los problemas gravísimos de Venezuela más allá de lo electoral y de sí mismo en sus justas pero ahora incomprensibles- si así lo pensara- aspiraciones personales, el anuncio de su candidatura se perfilaría en el marco de una estrategia, que a mi juicio, luce acertada.
El que la disidencia partidista y la no partidista compita entre si democráticamente , midiendo sus fuerzas y aceptación de forma abierta dirigiendo su aliento a la creación de un bloque plural pero unido que es los que les exige el ciudadano a sabiendas que no hay otra forma de bajarse de Chávez, lo que ha hecho Borges, presentándole una contra cara al régimen y a su jefe, pudiera motorizar cambios inesperados y muy buenos augurios a los defraudados disidentes venezolanos, en el entendido de que sirva de bujía para prender la mecha de la confrontación democrática entre similares factores y en general a los venezolanos que repudien o aún no repudien esta estridente y monocorde música criminal.