Bolívar y la legión extranjera
Mucha tinta se ha gastado en analizar la “antipatía” de Carlos Marx (1818-1883), el gran científico social, acerca de la vida y obra de nuestro Simón Bolívar (1783-1830). El peor error que un analista pudiera hacer en éste caso, es la de tomar partido, ya sea por uno u otro personaje. Caer en la tentación de ponerme a defender a nuestro “Libertador” de las calumnias que le profiere Marx en el célebre artículo que éste le dedicó en el año 1858, me parece un acto inútil. Creo que el caraqueño se defiende así mismo a través de su portentosa actuación en la Independencia, así como Marx tiene todo el derecho de menospreciarle, incluso, hasta siendo injusto.
Lo que quisiera resaltar es la interpretación tendenciosa que hace Marx de nuestra Guerra de Independencia sin aportar giros interpretativos de valor histórico que uno pudiera remarcar por su originalidad. Todo lo contrario, para Marx, europeo al fin y al cabo, la liberación que se obtuvo en contra del Imperio hispano fue mérito de la “Legión Extranjera” conformada por ingleses, franceses, alemanes, polacos e irlandeses quienes afluyeron como moscas desde Inglaterra a partir del año 1817 hacia Guayana.
Ningún mérito militar les concede Marx a las tropas criollas y americanas. Así tenemos que la decisiva campaña sobre la Nueva Granada que culmina con el triunfo en Boyacá en el año 1819 es mérito de la “Legión Extranjera”, de igual forma, sostiene que el éxito que se obtiene en las campañas hacia el Sur, que terminaron con la liberación del Perú, fue debido a la oficialidad europea.
Cada quién tiene derecho a “ver” y “pensar” el pasado de la manera como más le convenga. Lo cierto del caso, es que Marx omite aspectos que puedan contradecir a sus propios argumentos, y en ese sentido fue un deficiente historiador. Y si en algo destaca su relato, sobre nuestra Independencia, es como propagandista de los intereses de la “Pérfida Albión”.
Si bien la participación de los mercenarios europeos en nuestra Independencia (1810-1824) fue una contribución importante, no por ello hay que sobredimensionarla. Es más, sin la presencia de la “Legión Extranjera”, las tropas americanas se hubieran bastado por sí mismas para obtener un triunfo signado por las circunstancias, que luego de la caída de Guayana (1817), les fueron favorables. Y además, esa tropa y oficialidad europea, era de una índole mercenaria, es decir, su participación no fue desinteresada. Y si bien, aún no tenemos un estudio conclusivo acerca de los límites y alcances de su actuación, podemos decir, que en algunos casos, cuando no lograban obtener por las vías regulares las recompensas a sus esfuerzos y aspiraciones, entonces se amotinaban y saqueaban lo que encontraban a su paso, haciendo un flaco favor a la causa republicana.
Le debemos al Dictador Pérez Jiménez, el testimonio incomodo, de que la orden emanada por Bolívar, de enviar al Coronel Ferriar y al grueso de la Legión Británica a un seguro exterminio en la decisiva Batalla de Carabobo (1821), fue con la clara intención de evitarse el pago que tenía pendiente honrar. El escaso erario de la “Republica de Colombia” no daba en ese entonces para más.
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ
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