Blindados o naufragando
En las primeras de cambio o justo en medio de la crisis económica y financiera a escala mundial o global, se nos dijo y repitió en variadas oportunidades en el 2008 que la economía venezolana era de las más sólidas del mundo, que estábamos blindados, que la crisis financiera que azotaba a las principales economías europeas y particularmente la estadounidense no nos haría mella alguna. Que errados estaban el presidente Chávez, y la tribu de ministros, asesores, videntes y no se sabe que más en relación al tema económico, financiero, energético y agroalimentario.
Lo primero que hay que expresar es que nadie en su sano juicio por muy radical o “antichavista” que sea puede apostar al fracaso de nuestra economía, al deterioro de nuestros niveles de vida, al desempleo, improductividad, inseguridad, inflación y demás indicadores presentes en nuestra economía, sociedad y país. Ahora bien, el que apostemos siempre al país, a su reactivación en términos macroeconómicos no quiere decir hacerse la vista gorda, callar o ser indiferente a las calamidades que estamos padeciendo los venezolanos y sobre todos los más pobres quienes son los que comen menos, quedan desempleados, sufren más la inflación.
Lo que estamos registrando en Venezuela es un círculo vicioso cuyo único responsable es el gobierno por no haber tomados medidas, por miopía, por incapaces, por colocar en puestos claves del gabinete económico a aficionados y no a técnicos y funcionarios altamente formados que los hay. El círculo vicioso tiene estrechamente vinculados el control cambiario, la corrupción, controles de precio, inseguridad, pérdida de competitividad, subsidios mal otorgados, destrucción del aparato productivo y parque industrial, invasiones, reducción de la inversión y retorno de capitales privados y otros.
El problema y la crisis económica es real, no depende de una mirada u óptica. Es como el taxista que sabe que el motor de su automóvil esta pasando aceite y esta técnicamente fundido, sabe que el puede recurrir a una medida o paliativo y mantener artificialmente el motor en marcha pero agregando litros y litros diarios de aceite cuando lo correcto y viable es ir al mecánico y hacer el motor con los costos que ellos implica. Los venezolanos no teníamos necesidad de pasar por esta situación realmente crítica y destructiva. Si se hubiesen tomado las medidas en los últimos años no hay duda que si estuviésemos blindados, pero además, aparte de los errores reiterados de los ministros, se le suman los inventos, figuras y adefesios como la reconversión monetaria, los fundos zamoranos, los gallineros verticales, las cooperativas, las unidades de producción social, la corrupción y como si fuera poco cantidades industriales de dólares obsequiados por don regalón para Cuba, Haití, Irán, China, Ecuador, Nicaragua y quien pida.
Los graves problemas de nuestra economía enferma, poco competitiva, y anémica requieren de ingenio, carácter, medidas, equipos. Mientras el petróleo estaba alto el presidente podía darse el lujo como lo hizo de importar todo, malversar y gastar como el taxista que no rectifica y repara el motor y prefiere meterle aceite a diario al mismo en vez de emprender una tarea un mas compleja y dar con la falla y origen del mal.
El problema esta cuando los recursos merman y las demandas están intactas. Perdimos en esta década un bienio de petróleo alto, perdimos de invertir 880 mils millones de dólares en esta década. Los errores de ellos los pagamos todos. Hoy es el arroz, mañana será el aceite, el azúcar, luego el café y la leche, pollo, gas, en fin, súmele la inflación, el desempleo, la inseguridad y para usted de contar. O rectifican o acaban con el país y los venezolanos. O asumimos la crisis y los correctivos o nos hacemos los pendejos como paso con los músicos que iban en la cubierta del Titanic, estaban concientes de naufragar pero optaron por ignorar y tocar. Todos sabemos lo que paso con el Titanic se decía que era insumergible y naufrago en su primer viaje. Como reza Chávez apoyándose en las citas bíblicas “el que tenga oídos que oiga, el que tenga ojos que vea”.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes E-mail: [email protected]