Opinión Nacional

Bipartidismo para todo el mundo

La Mesa de la Unidad recuperó terreno: Ramón Guillermo Aveledo habló el pasado jueves en Aló Ciudadano como representante de la Mesa, no de un partido.

Se dice que hay 40 partidos, cuento de camino: tres o cuatro existen en varios estados, otros están localizados en un solo estado, unos viven del recuerdo, hay partidos de maletín y por fin algunos en gestación. Obviamente hay que tomar más en cuenta a los primeros, pero por algo todos chiquitos, grandes y medianos quieren colarse en la Mesa.

Sin quererlo, Chávez ayudó a la oposición: la ley obliga a la oposición a constituirse en un polo para enfrentar al polo oficial. No hay lugar para terceras opciones. Nadie en sus cabales intentará dividir la oposición, sería suicidarse en primavera o hacer el papel de pelele en una maniobra promovida por amigos oscuros del régimen.

Chávez quiere un imposible: ganar 70% de los puestos en la Asamblea; caso contrario, como ocurrió con la alcaldía mayor, la despojará de sus atribuciones. Los asambleístas de la oposición recibirán el mismo trato que un Antonio Ledezma o un Capriles Radonski. Chávez sacará un bate para acosarlos. Bájense de esa nube: con Chávez la pelea es peleando y a 15 asaltos.

Chávez prepara su plan B, su plan C, su plan Z. Después de calificar el triunfo en el referéndum de la oposición de una victoria de mierda, está imponiendo por vía legislativa la reforma constitucional.

Este cronista ha sido, y será, partidario de votar siempre, aunque llueva y relampaguee. Ahora bien, por algo Chávez acentúa su amistad con gobiernos que desprecian el sistema democrático. Insiste, además, en el tema revolucionario. Aun así, una oposición que sea una abrumadora mayoría quizá coloque a Chávez contra la pared y lo obligue a salir de Miraflores, además que ya comienza a debilitarse políticamente al socavar a unos de sus gobernadores, como lo es Henry Falcón.

Conviene no olvidar las horas siguientes al referéndum de diciembre de 2006, cuando Chávez pedía conteos y reconteos hasta que a medianoche comprendió que más le convenía aceptar la derrota que darle la patada a la lámpara.

La legislación electoral actual obliga al bipartidismo, un sistema político mundialmente exitoso.

La experiencia de la Mesa de la Unidad pudiera llevar a constituir una alianza de hierro, porque para los tiempos que vienen Venezuela necesita instituciones blindadas, después de estos 11 años en que el chavismo ha concentrado todo el poder en Chávez y destruido el entramado institucional.

Sin una alianza de hierro para gobernar, semejante a la Concertación chilena, la dispersión y la falta de instituciones sólidas impediría que el país salga de la anarquía que ha impuesto Chávez, o tendríamos en el futuro otro salvador de la patria, saltaríamos de la sartén al fuego y, como en Argentina, sobreviviría el chavismo igual que ocurrió con el peronismo. ¿Es posible reinstitucionalizar el país? Sí, habría que fortalecer los partidos. La Mesa de al Unidad es un paso en la dirección correcta, hacia la meta lejana del bipartidismo y de una democracia blindada. No hay otra: democracia fuerte con un poder judicial implacable, o más anarquía por los siglos de los siglos.

En resumen: Chávez, la propia ley, obliga a la oposición a constituir otro polo y pasar de ser una alianza electoral a volverse la promesa de una democracia maciza.

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