¡Basta ya! perderemos la libertad
Basta Venezuela, parecemos unos niños jugando carritos y muñecas.
Articulo por articulo hemos permitido que pisoteen la Constitución que regula nuestras relaciones y así, sin más, aceptamos que los militares se metieran en política, que acabaran con la autonomía del Banco Central, pusieran el oro de las reservas a su libre disposición, hicieran propaganda electoral en las oficinas públicas y se las arreglaran para que las camionetas del estado pegaran propaganda electoral. Nos dejaron sin Contralor, pues al morir el que no hacía nada, dejaron de manera interina a otra que no hace nada. Se rieron del artículo que exige la alternabilidad del gobierno y no le hacen caso al que habla de descentralización. Últimamente nos aplicaron la continuidad administrativa y la posibilidad de que mantengamos un presidente moribundo por los próximos seis años.
Explícame cuándo vas a reaccionar. Explícame cuándo vas a defender tus derechos.
El país que nos vio nacer se nos escapa de las manos y nosotros todos los días del mundo nos levantamos pensando en cualquier otra cosa. Evadimos una realidad que se nos estrella en la cara y amenaza con convertirnos en unos esclavos del cubanismo caribeño. Estamos dando lastima.
Si usted está esperando que la Mesa de la Unidad, los estudiantes en huelga o Capriles –que bastante ha hecho- le ayuden a recuperar el país que estamos perdiendo, está equivocado de largo a largo. Levántese de la silla y comience a hacer algo en pro de la defensa de sus derechos, de sus sagrados derechos que incluyen su libertad y la de sus hijos. No espere a que un cubano decida qué hacer con su vida, con su negocio y con su pasaporte. Genere a toda velocidad un plan personal y comiéncelo hoy mismo. Para mañana es tarde.
Cambie su rutina y piense por ejemplo en convocar una reunión de vecinos para conversar sobre este tema y generar ideas. Arrímese a los partidos políticos –aun cuando usted no crea en ellos- y contribuya con alguno de los trabajos que promueven. Escriba una pancarta y cuélguela de su balcón, o de un puente en la Avenida Libertador, o de un paso de peatones en Tocuyito. Únase a los estudiantes que siempre generan actividades de calle. Escriba, haga panfletos, recircule artículos por internet, pero por Dios santo, haga algo diferente a mantenerse pasivo ante los hechos.
Esto no es un juego de Caracas y Magallanes para pasar a la final ni tampoco nos jugamos la asistencia al mundial de futbol. Aquí nos jugamos la patria. Lo que nos estamos jugando en Venezuela es la paz, el progreso, la libertad individual, la democracia y todo aquello que debemos garantizar para nuestros hijos.
Basta Venezuela, reacciona, pa´luego es tarde.