Baño de pueblo
En las elecciones para diputados del año 2005 el pueblo se abstuvo para ilegitimar el proceso y obstaculizar su instalación. Sólo votó un 15% de los electores. La asamblea por ser dócil a Miraflores actuó de espalda al pueblo.
Cinco años después y a pesar de las trampas, el pueblo decidió salir a votar masivamente por sus representantes regionales. Cerca del 70% de la población electoral votó el 26S y la mayoría lo hizo por los candidatos democráticos. Por primera desde el 2005 el parlamento asume color popular.
Esta confianza depositada por el soberano no puede ser defraudada. Es necesario recordar que el triunfo electoral de septiembre se debió a un trabajo de hormiga de los candidatos demócratas. Patearon la calle, visitaron caseríos y pueblos, casa por casa, cuadra tras cuadra. No había grandes sumas de dinero, como sí tenían los oficialistas, pero había voluntad de triunfo.
La estrategia a seguir sigue siendo la que entonces dio dividendos. Los diputados, gobernadores y alcaldes demócratas deben ir a la calle a contactar al pueblo. Hay que hacerle ver que al comandante dictador no le interesan los problemas que aquejan a las mayorías: costo y calidad de vida, inseguridad, desempleo, falta de viviendas y el mal estado de hospitales y escuelas.
Hugo Chávez pretende implantar un régimen totalitario para estar en el poder por décadas; quiere centralizar desde Caracas todos los recursos para poner de rodillas a gobernadores y alcaldes; su socialismo del siglo XXI aspira a acabar con la iniciativa privada confiscando propiedades. El pueblo en su sabiduría rechaza estas pretensiones pero necesita conocer a quien acudir para borrar esa pesadilla.
Hay que trasmitir al pueblo un espíritu de lucha y confrontación por el bienestar futuro de sus hijos. El llamado: bañarse de pueblo.