Opinión Nacional

Aviso electoral

Venezuela vive un momento de extrema gravedad bajo este gobierno. Este no ha hecho otra cosa que destruir todo lo útil construido en Venezuela en los últimos setenta y dos años, desde la muerte de Gómez. Derruir ha sido su única política, todo aquello que tanto nos ha costado crear a los venezolanos al menos desde el 17 de diciembre de 1935, aunque las grandes decisiones sobre lo que se basó todo lo hecho desde López Contreras aquí fueron tomadas bajo el régimen gomecista cuando se creó el Estado Moderno en Venezuela. Por ello, pese a la fama de las frases de Mariano Picón Salas, el siglo XX no se inició entre nosotros en 1936 sino décadas antes.

Pero también el eliminar la democracia ha sido pauta diaria del chavismo. Por ello hay que insistir ante los candidatos democráticos que vivimos una dictadura elegida, escogida con votos, por vez primera en nuestra historia, y seguramente en América Latina, y no sólo por aquellos que votaron por Chávez en las elecciones de 2006, como lo sostiene el sociólogo chileno Fernando Mires, sino por todos los que lo hicieron el 15 de diciembre de 1999 aprobando la Constitución de ese año. Fue aquel el inicio de la “dictadura constitucional” que dijo el maestro Uslar Pietri.

Pero la gravedad es más extrema si a la incompetencia, a la ingobernabilidad impuesta a la nación por el gobierno de Hugo Chávez, unimos el hecho de que no hay oposición organizada de ningún tipo, de hecho no lo hay desde la madrugada del 16 de agosto de 2004 cuando todo el país supo la verdad del gran fraude cometido por el CNE en el Referendo Revocatorio del día anterior, desgraciadamente avalado por James Carter y César Gaviria para preservar los negocios petroleros del actual gobierno norteamericano entre nosotros. De hecho la última reunión de la oposición es la que se vio por televisión aquel amanecer cuando observamos el diálogo que en algún rincón de un hotel caraqueño hacían varios políticos como Enrique Mendoza, Asdrubal Aguiar y otros. Lo que se llama oposición hoy en día no lo es, son sólo un grupo de gritones y sabemos que la única formar de vencer a Chávez es a través de una gran organización muy bien pensaba y puesta en marcha. Y todos estos políticos del pasado nada tienen que hacer en ella, ya pasaron y la historia, pese que deseen lo contrario, nunca se repite. Y tan no es oposición lo que vemos que fue solos, solitariamente, por propia convicción personal de cada ciudadano que la gente votó, sin que nadie de los indicara, contra el Reforma Constitucional el 2 de diciembre de 2007.

Esto hay que advertirlo tanto que a la hora de hacer elecciones, como las que se aproximan, hay que pensar seriamente en que no estamos en los días de la democracia representativa cuando los candidatos se lanzaban, presentaban su programa y hacían campaña. Y el que sacaba la mayoría de los votos era proclamado ganador y podía tomar posición del cargo. Ahora no porque el sanbenito del fraude pesa siempre, y con espesor, sobre todos los candidatos y sobre todos los intentos democráticos de elección. Hay que saberlo, no podemos ser cándidos. Por ello es que hay que estar ojo avizor. Esto hay que advertirlo. Y los llamados hacerlo somos los intelectuales, esa en nuestra misión, producto de nuestros estudios y análisis de la realidad.

Y hay que advertir a la vez que los viejos políticos, los dinosaurios, deben abandonar la arena pública. Deben dejar paso a las nuevas generaciones políticas y al influyente movimiento juvenil. Lo único que los vetustos pueden hacer, porque sabemos tienen experiencia, es ser asesores de la nueva generación de políticos. Pero asesores para servir a Venezuela no para servirse de ella, ni para enriquecerse, ni mucho menos para inspirar esas trácalas políticas propias de la Cuarta República que por allí andan levantando cabeza. Tales prácticas merecen toda reprobación. Y podemos decirlo nosotros con sinceridad porque por nuestra edad no estamos en competencia con los jóvenes que entran en nuestra escena. En nuestro caso nunca hemos tenido otra aspiración que el servicio al país en el campo de la cultura que siempre ha sido nuestro ámbito y porque sabemos que la cultura es productora de soberanía nacional.

Hoy además deseamos llamar la atención sobre un grave hecho que se sucedió cuando la política de los grandes partidos democráticos se convirtieron en mero activismo desapareciendo entonces toda idea que sustentara la acción. Fue lo que debemos denominar y combatir: la “desculturización de la política”. La sola praxis política hizo que desaparecieran los ideales de acción pública, las doctrinas y los libros de historia y teoría política en los cuales deben abrevar los activistas. Asunto más grave aun si pensamos que para nada las nuevas teorías y tendencias políticas occidentales para nada ha sido estudiadas con atención por nuestros políticos. Pregúntenle a varios de ellos quien es Isaías Berlin o Friedrich Hayek o Kart Popper o Milton Friedman y podrán deducir que nada del desarrollo de la democracia conocen y que a la vez son muy escasas las noticias hondas, más allá de lo que dicen los noticieros, sobre aquello que fundamenta el más grande actuar democrático de nuestra época, después de los Estados Unidos, que es la Unión Europea. Por lo tanto hay que combatir esa “desculturización” y restituirle a la acción política la carnadura de sus ideales y obligar a los políticos al estudio, a la lectura de lo que se presenta para su acción, a través de cursos de política y de historia. Si la política venezolana no se vuelve a culturizar nuestro horizonte seguirá siendo muy oscuro, los peores, los no preparados, los incultos, nos gobernaran tras la bandera del Comandante cuyo nivel de preparación intelectual sabemos que es nulo, y ello lo imposibilita para gobernar.

Claro, Venezuela no se va acabar, siempre habrá Venezuela, el país resurgirá de las cenizas de estas horas tan oscuras como siempre lo ha hecho, como se levantó de la Guerra Federal, tras la autocracia gomera y después de la dictadura de los cincuenta. Es por ello que bien vale la pena meditar en estas ideas de uno de nuestros grandes pensadores, Augusto Mijares(1897-1979), quien escribió en uno de sus libros, Lo afirmativo venezolano, las reflexiones que siguen, las cuales nos a vienen muy bien para este minuto: “Pero la verdad es que aun en los peores momentos de nuestras crisis políticas, no se perdieron totalmente aquellos propósitos de honradez, abnegación, decoro ciudadano y sincero anhelo de trabajar para la patria. Aun en las épocas más funestas pueden observarse cómo en el fondo del negro cuadro aparecen bien en forma de rebeldía, bien convertidas en silencioso y empecinado trabajo, aquellas virtudes. Figuras siniestras y grotescas se agitan ante las candilejas y acaparan la atención pública; pero siempre un mártir, un héroe o un pensador iluminan el fondo y dejan para la posteridad su testimonio de bondad, de desinterés y de justicia”(ed.1980,p.31). Esto fue lo que Mijares denominó la “continuidad espiritual de Venezuela”, lo hecho por aquellos que no fueron “sembradores de cenizas”, aquellos “que se empeñan en regar esterilidad sobre el suelo de la patria”(p.29).Y es por ello que en el mismo libro indica al escribir: “La humanidad ha dado siempre el título de heroísmo, no al combatir vulgar, sino a una íntima condición ética, que es lo que pone al hombre por encima de sus semejantes: héroe es el que resiste cuando lo otros ceden; el que cree cuando los otros dudan; el que se rebela contra la rutina y el conformismo; el que se conserva puro cuando los otros se prostituyen. Un libro de moral cívica puede ser también una epopeya”(p.32-33). Y continúa con reflexiones que hoy no podemos soslayar: “En Venezuela los aprovechadores suelen llamar ‘líricos’, por escarnio, a los hombres sinceros, entusiastas y desinteresados…’Lo afirmativo venezolano’ podría ser otro canto al heroísmo venezolano…Y puede ser también un ideario…Porque otro aspecto de nuestra tradición pesimista es afirmar que siempre hemos ido a la deriva, sin propósitos fijos, a merced del capricho de los poderosos y de la improvisación de sus favoritos. En parte es verdad, pero no es toda la verdad de nuestra historia. Como fruto del patriotismo, de la perseverancia y del desinterés de muchos trabajadores, a veces anónimos, podemos reconstruir una tradición intelectual que debe adquirir para la juventud tanta realidad como la que nos hemos empeñado en darle a las vergüenzas, latrocinios y perjurios de nuestra vida política…Desdeñados, perseguidos o escarnecidos, siempre han existido esos venezolanos que de generación en generación, a través de la muerte, se han pasado la señal de lo que estaba por hacerse y han mantenido la continuidad de la conciencia nacional… Se atribuye a Guzmán Blanco haberse valido con jactancia de lo que él llamaba ‘el cementerio de los vivos’, o sea, la reclusión en el silencio y en la inactividad de todos los que no aceptaron el unipersonalismo del caudillo. Ese cementerio cubre toda la historia de Venezuela, pero de él podemos rescatar, todavía viviente, lo mejor de nuestra realidad moral. Y explotar, valorizar y defender esa dimensión espiritual de Venezuela es tan importante como cuidar su integridad material. O más”(p.33-34).

Y terminamos con otra precisión de Mijares, tomada del mismo libro, de su sustancial estudio El proyecto de América, leído públicamente en 1960 recopilado en Lo afirmativo venezolano en 1963, cuando anota lo que es y debe ser una revolución, esa que necesitamos cada día, constructiva,”La verdad es que en un país como Venezuela, donde todo está por hacer, hemos de vivir en revolución constante. O rutina o revolución, no puede haber término medio; cualquier forma de administración eficaz será revolucionaria. Lo que si debemos recordar es que revolución es proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras” (p.349. Subrayado nuestro).

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