Autocracia en declive
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Se agrava día tras día la crisis económica, social, política, moral y psicológica del país. El impacto de la recesión mundial y la caída de los precios del petróleo se suman a los males crónicos causados por la mala gestión económica del régimen: estatismo asfixiante, deterioro del aparato productivo y casi total dependencia de importaciones, gasto público descontrolado, inflación incontenible. En lo social, asistencialismo populista sin cambios estructurales y sin política de empleo. En el ámbito político, incesantes amenazas, insultos y prédicas de odio por parte del mandatario contra la mitad de la población nacional. Los efectos morales son aterradores: desbordada criminalidad impune, insoportable inseguridad personal sobre todo para los sectores populares, y obscena corrupción en las altas esferas del poder político y financiero. Es incalculable el daño psicológico colectivo causado por todo este clima de anormal conflictividad y angustia.
Ante ello, las mayorías populares que inicialmente creyeron en Chávez y lo amaron han comenzado a darle la espalda en grado creciente. La agravación de la situación fiscal y la consiguiente reducción del gasto social inevitablemente acelerarán la deserción de chavistas desencantados. El autócrata lo sabe y ello explica su frenético apuro en impulsar el reciente referendo antes de que se desborde el descontento de los barrios.
Ahora vendrá, tal vez, un período de acentuada represión fascistoide, combinada con la aplicación de medidas de ajuste “neoliberal”. El gobernante mantendrá una oratoria “antiimperialista” formal, mientras sus ministros se esforzarán por persuadir a empresas extranjeras expulsadas, que olviden sus agravios y vuelvan al país. En el ámbito diplomático Chávez sufrirá sinsabores, pero por un tiempo mantendrá su esfera de influencia. Una serie de falsos “amigos” pedigüeños y aprovechadores le tornarán la espalda cuando los petrodólares escaseen. Sin embargo, a mediano plazo el “Alba” podría ampliarse con un ingreso de El Salvador luego de la previsible victoria electoral del Frente Farabundo Martí.
En última instancia, la rapidez y profundidad del declive de la autocracia dependerán de la calidad de la oposición democrática. Si ésta logra cumplir con la doble exigencia de fortalecer su unidad y de presentar un convincente programa alternativo, quedará abierta la vía hacia un porvenir de libertad política y justicia social.
