Así, así, así… como le gusta a Maduro
Vamos a complacerlo. Qué cuesta. Tanto ruego y tanta necesidad. Pues a lo que vinimos hoy. Excelentísimo señor Presidente entre todos los presidentes y los que puedan venir después de la República Bolivariana de Venezuela, primero lo primero: felicitaciones por tan sobresaliente gestión. Nunca se ha visto nada así en Venezuela. Nunca una revolución, y mire que hay cuentos y calumnias en la historia, ha podido avanzar tan bien y tan rápido a favor de los pobres y de la gente en general. Nunca. Eso debe quedar muy claro.
Nicolás Maduro ha resultado una grata sorpresa para todos los venezolanos. Es más, para el mundo entero. Nadie sospechaba que Chávez, una vez y en pleno conocimiento de que su muerte era inminente, cosa que se sospecha ocurrió durante la campaña electoral de su último triunfo, le iba a hacer tremendo regalo a Venezuela: le dejó a Maduro a dedo limpio. Tiene razón Jacqueline Faría. Era un dedo mágico el de micomandantepresidente fallecido. Ahí tienen. Éxito puro y duro desde abril y hasta nuestros días. Y con el favor de Dios es de suponer que esto es apenas el comienzo.
Maduro, siempre siguiendo los pasos de su papá, sólidamente respaldado por la gran mayoría del país, reta al imperio y lo desaloja del país. Poco a poco ha logrado fortalecer el bolívar de una manera tan eficaz que a estas alturas ni el dólar o el euro le hacen competencia. El triunfo en la guerra económica impulsada por la derecha amarilla es inobjetable. Ahora todo el mundo tiene un grado mayor de felicidad y se sigue contando. La normalización del sistema eléctrico es un verdadero milagro. Ahora un apagón o un corte de luz es de una rareza que se ha convertido en la envidia de los países más desarrollados. Así, así, así es que se gobierna. La verdad es que no se entiende para qué siguen mencionando a cada minuto al gigante fallecido. Ya no hace falta. Maduro lo sustituyó en grande. Lo superó en apenas seis meses. No caben dos grandes en esta historia. Y es Maduro el vigente, el que está sacando al soberano de la pobreza, el que está terminando las casas que no construyó el fallecido, él paga la deuda, el que sí hizo de Venezuela un país confiable para invertir y un portento económico imbatible.
Ni hablar de devaluaciones. Las que Maduro hizo fue por obligación, culpa del imperio. Aquí estamos en medio de esta bonanza insoportable. Cansa y angustia tanta bonanza. Entrar a un supermercado y ver las vitrinas y los anaqueles hasta el tope de productos genera una sensación de agobio. Solo imaginar que en otros países que no tienen a Maduro, la gente tiene que hacer largas colas para poder comprar algo y eso si acaso lo encuentran.
Somos afortunados. Gracias Fidel.
/ @ejrl