Opinión Nacional

Apabullar para vencer 2

“Falacia ad hóminem: La falacia ad hóminem consiste en intentar descalificar personalmente a un adversario, en lugar de refutar sus afirmaciones. Una falacia ad hóminem tiene esta estructura: A afirma B; Hay algo cuestionable acerca de A; Por tanto, B es falso.

Los argumentos positivos acerca de la persona se describen en recurso a la autoridad. El argumento ad hóminem es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella se utilizan como recursos en discursos reales. Como una técnica retórica, es poderosa y se usa a menudo – a pesar de su falta de sutileza – para convencer a quienes se mueven más por sentimientos y por costumbres acomodaticias que por razones lógicas.

Una falacia ad hóminem consiste en afirmar que un argumento de alguien es erróneo sólo por algo acerca de la persona, no por problemas en el argumento en sí. El mero hecho de insultar a una persona dentro de un discurso – de otro modo racional – no constituye necesariamente una falacia ad hominem. Debe quedar claro que el propósito del ataque sea desacreditar a la persona que está ofreciendo el argumento (el opositor) y, específicamente, invitar a los demás a no tomar, a no hacerle caso a lo que afirma el opositor. No todos los argumentos ad hóminem son negativos. Es posible argumentar que algo es cierto por quién lo afirma (argumento de autoridad).

El argumento ad hóminem es falaz cuando se aplica a la deducción, y no a la evidencia (o premisa) de un razonamiento aunque se puede aplicar tanto a la deducción como a la evidencia por medio de la persuasión.

Puede dudarse de una prueba o rechazarla dependiendo de su origen por razones de credibilidad, pero dudar o rechazar una deducción basándose en su fuente es la falacia ad hóminem.

Las premisas que desacrediten a una persona pueden existir en razonamientos válidos, cuando la persona criticada es la única fuente de una prueba usada en uno de sus argumentos. Se puede aplicar tanto a la deducción como a la evidencia por medio de la persuasión.

Se identifican tres variedades tradicionales de la falacia ad hóminem: ad hóminem abusivo, ad hóminem circunstancial y tu quoque.

El ad hóminem abusivo (también llamado argumentum ad personam) a menudo consiste en un simple (y normalmente inmerecido) insulto al oponente, pero también puede implicar la mención de fallos de carácter o acciones discutibles. La razón por la cual es falaz es que, normalmente, los insultos e incluso los defectos del oponente no afectan a la veracidad o al soporte lógico de sus afirmaciones.

«Usted no puede afirmar que mi acción es inmoral porque ha estado en la cárcel». El hecho de que alguien haya estado en la cárcel no convierte en morales las acciones de su interlocutor ni le impide denunciarlas, y ambos hechos carecen de relación entre sí.

«Juan dice que Miguel es un estafador». «¿Juan? Mira, ese mejor se calla, que yo lo he visto detrás de las niñas del instituto».

El hecho de que Juan se sienta atraído por las jovencitas no invalida su argumento de que Miguel sea un estafador, y ambos hechos carecen de relación alguna entre sí”. Supongo que ya tienen identificado y bien ubicado al personaje que hace uso y abuso de estas técnicas en los últimos diez años. Seguimos en el próximo.

Nota: 01. El autor del articulo “Los Estados Unidos y América Latina en los umbrales del Siglo XXI”, Eneas A Biglione, nos deja una gran duda…”Todo esto independientemente del hecho de que…la compañía proveedora de la maquinaria destinada al recuento de votos – 100 millones de dólares – es propiedad de personas del entorno personal del dictador cubano y…” – publicado en el libro “Las frágiles democracias Latinoamericanas”, cadal/atlas, BA 2008, Pág. 137, primer párrafo…Ruego a un investigador voluntario que nos ayude a salir de la duda. 02. ¿Si las actas emitidas por las maquinas de votación no están firmadas en la proporción que señalo Súmate, 50%, la resistencia y la oposición no tienen nada que decir al respecto? 03. ¿Todo cuanto se enseña en las Facultades y Escuelas de Derecho por que no se aplica en la máxima corte, cortes, y en los tribunales y en las policías y en las cárceles y en los registros y notarias y en las jefaturas civiles? ¿Por qué no se cumple la ley? 04. ¿Quiénes –nombres por favor- recibieron los dineros de Simens en los metros de Valencia y Maracaibo?
“Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí”. Voltaíre (1694-1778) Filósofo y escritor francés.

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