Annus horribilis, Annus territibilis
El año 1348, la peste bubónica azotó a toda Europa y parte de Asia y fue bautizado “annus territibilis”. La Reina Isabel de Inglaterra calificó el año 1992 como “annus horribilis” por todos los problemas que había tenido que confrontar. El año 2009 ha sido para los venezolanos una combinación “annus horribilis” con “annus terribilis”.
En este limitado espacio no es posible inventariar todas las cosas malas que hemos tenido que soportar los venezolanos este año, pero tengo que mencionar algunas.
Las calamidades comenzaron el 15 de febrero con el referendo para la implantación de la reelección indefinida. Luego de una campaña plagada de ventajismo, utilizando de los recursos humanos, materiales y financieros del Estado y abusando ostensiblemente de su poder, el mandante de Miraflores logró que el Consejo Nacional Electoral declarara ganadora la opción que le permitirá perpetuarse en el poder hasta que lo saquemos a punta de votos.
El resultado del referendo envalentonó al innombrable: “Ahora que el pueblo habló yo no tengo planes para hacer maletas. No tengo maletas. ¡Uh, ah! Chávez no se va, se queda”. “Yo no llegué al poder para hacer pactos con “la oligarquía”, dijo en una de sus primeras apariciones públicas después del referendo.
Sintiéndose todo poderoso se dedicó a acorralar y a despojar de sus atribuciones a los gobernadores y alcaldes de la oposición electos apenas tres meses antes. A Manuel Rosales, Alcalde de Maracaibo, Ex–Gobernador de Zulia y ex–rival en la última elección presidencial lo provocó, lo acosó, lo hostigó, lo vejó y hasta lo amenazó de muerte obligándolo a exilarse y solicitar asilo en Perú. Al Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma le lanzó las hordas de camorristas dirigidas desde Miraflores para que sabotearan su labor. Hizo, que la Asamblea Nacional, en abierta violación de la Constitución, dictara una Ley que le permitió nombrar una autoridad paralela con atribuciones que compiten o se superponen con las del funcionario democráticamente electo por el pueblo. No conforme con eso, lo priva de los recursos financieros que obligatoriamente debe transferir el Ejecutivo a la Alcaldía Mayor. Los gobernadores de Zulia y de Táchira, dos estados estratégicos por ser limítrofes con Colombia tampoco se han salvado de las embestidas del caudillo bolivariano que los ve como un obstáculo para sus planes expansionistas dentro de su proyecto del comunismo del siglo XXI.
A lo largo del año los venezolanos hemos sido burlados por un gobernante que actúa como un auténtico señor feudal, dueño del país, rodeado de siervos adulantes y cortesanos que celebran todas sus tropelías. Con absoluto menosprecio a la voluntad popular que rechazó sus propuestas de enmiendas de la Constitución, se ha dedicado a implantarlas con la complicidad bochornosa de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y los demás poderes públicos. Destila desprecio olímpico hacia nosotros los venezolanos, divide a la población y esparce odio en una sociedad que siempre vivió en paz y armonía. Prefiere lo foráneo, reparte dinero en otras latitudes mientras Venezuela se hunde en el des-desarrollo y llena el país con mercenarios cubanos, iraníes y chinos.
La corrupción en las altas esferas del régimen finalmente resultó tan evidente que hizo rodar cabezas en el mundo financiero. Sin embargo, los verdaderos peces gordos siguen beneficiándose de la protección que les brinda su posición política.
No quisiera lucir agorero, pero el 2010 probablemente será más “horribilis” y más “terribilis” que el 2009, a menos que juguemos con inteligencia la carta de las elecciones parlamentarias que todavía tenemos en nuestras manos. Esa será la oportunidad, quizás la última, para rescatar la democracia por la vía constitucional.