Opinión Nacional

Anatomía de un instante

Más allá de los inevitables y necesarios análisis jurídicos, o de las interpretaciones psicológicas sobre la desesperación de Chávez, la detención de Zuloaga, Azuaje y Álvarez Paz obliga a encontrar una respuesta eficaz a esas arbitrariedades, a una política derrotada en el caso de Zuloaga por la presión internacional.

Hay que votar, pero no conformarse con votar sino interpretar las próximas elecciones como una importante batalla. No suponer que aprobando una serie de leyes se colocará a Chávez de rodillas, sino entender que Chávez no podrá olímpicamente despreciar el resultado electoral. Conviene leer un exitoso libro de Javier Cercas, Anatomía de un instante, en el que el novelista español cuenta cómo dos enemigos se aliaron a la muerte de Franco para impedir que triunfaran los militares de extrema derecha.

Adolfo Suárez era un camisa azul, un falangista radical; a su vez, a Santiago Carrillo, jefe del partido comunista español, lo acusaban de ser responsable de los fusilamientos de Paracuellos, donde perecieron falangistas y franquistas presos en 1936.

El general Gutiérrez Mellado, hombre de extrema derecha, también fue decisivo en lograr que el ejército franquista aceptara la democracia.

Suárez, Mellado y Carrillo comprendieron con inteligencia su responsabilidad histórica y colaboraron en la apertura democrática. El día que Tejero asaltó las Cortes Españolas Carrillo, Suárez y Gutiérrez Mellado permanecieron en sus asientos mientras las balas surcaban a su alrededor y los parlamentarios corrían a esconderse bajo sus asientos. A Suárez, Carrillo y Mellado les sobró el coraje, la tolerancia y la inteligencia.

¿Nos dice algo la historia reciente de España? Sí, solo una unidad de hierro sobre una plataforma democrática permitirá al país prevalecer. La unidad electoral es un primer paso, necesario pero no suficiente. Hay que volver la alianza electoral a una unidad nacional sobre bases sencillas: la defensa de la democracia y la libertad.

Y en esa unidad incluir a todos, sin excepción. Unidad nacional, pues, dirigida por hombres sin ambiciones políticas, patriotas. ¿Existen? ¿Está el país consciente de que sin esa unidad nacional Chávez puede imponerse? Por la calle acusan a Falcón de ser un segundo Arias Cárdenas injustamente porque el caudal electoral de Arias desapareció después de la derrota en las elecciones presidenciales. Chávez quiere que el PPT sea un segundo Podemos. En PPT no todos acogieron alborozados la presencia de Falcón.

A Baduel, el Presidente de la República no lo perdona e igual ocurre con la oposición. Citamos a Baduel como un ejemplo extremo, claro. En la oposición nadie ha propuesto la candidatura de Baduel para la Asamblea.

Baduel ocupa un lugar en el limbo, excluido tanto por el chavismo como por el antichavismo. Hasta carece de la solidaridad que se reserva a los presos políticos. Pero frente a la amenaza que se cierne sobre el país hay que inspirarse en los demócratas españoles, en Santiago Carrillo y Adolfo Suárez.

Los hechos nos están obligando a esa unidad de hierro de partidos, instituciones, intelectuales dirigida con integridad y donde se le abran las puertas a los pobres, los excluidos, los dejados de lado por el Gobierno.

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